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Casas pasivas, ¿tendencia sostenible o marketing inmobiliario?

Foto: Alan Light

Jordi Sabaté

Marta, lectora y socia de eldiario.es nos escribe el siguiente texto en un correo electrónico: “quiero pedirles un reportaje sobre la vivienda pasiva y las ventajas que podría tener la construcción de una PassivHaus con respecto a una casa con certificación energética A. Hay muchísimas webs explicando con todo detalle técnico las diferencias entre una y otra, y esa parte la tengo clara, pero, ¿el promotor o comprador de la vivienda podrá beneficiarse en algún caso de ayudas por fomentar la construcción de este tipo de viviendas más respetuosas y concienciadas con el problema del cambio climático? ¿Hay previsiones de que los gobiernos autonómicos o nacional ayuden a las casas que consigan la certificación oficial PassivHaus?”.

El primer lugar aclarar a Marta que no es exactamente lo mismo hablar de una casa pasiva que de una PassivHaus. El primer concepto hace referencia a lo que supondría una casa ideal en la que todo el aporte de energía para mantener la estabilidad térmica, el confort e iluminación, así como la calidad del aire interior, procediera de fuentes no solo renovables sino naturales. De este modo la obtención de dicha energía se lograría de un modo pasivo.

Por ejemplo, una casa pasiva debería asegurarse la iluminación natural utilizando cristales orientados al sur o sudeste, ya que de este modo recogería la mayor parte de la luz solar. También de este modo debería asegurarse el calentamiento de la casa, al menos la climatización durante el día. Por otro lado, podría utilizar la energía solar mediante placas para generar electricidad para la iluminación y el funcionamiento de los electrodomésticos.

También debería tener un sistema de ventilación natural que garantizase el flujo de aire que eliminase el calor o bien produjera aire caliente para contrarrestar el frío, aprovechando siempre las corrientes. Y en verano, el exceso de insolación y calor debería poder enfrentarse con sistemas que creasen sombra, humedad y adecuada ventilación. Es decir que una casa pasiva aprovecharía las circunstancias bioclimáticas de la zona donde está radicada para mejorar su eficiencia energética y hacer tender el gasto hacia cero, idealmente claro.

PassivHaus

El concepto de casa pasiva nació a mediados de los años setenta del siglo pasado en Estados Unidos, con los escritos del arquitecto Edward Mazria, que apostaba por fomentar y optimizar la arquitectura bioclimática como respuesta al derroche energético industrial y ante la incipiente conciencia sobre el calentamiento global. A mediados de los ochenta las casas pasivas se pusieron de moda en las escuelas de arquitectura norteamericanas y aparecieron los primeros prototipos.

Sin embargo, fue en Alemania donde este estilo cuajó en manos de estudios de arquitectos que buscaban una respuesta ecológica a la construcción no solo de casas sino de bloques de edificios, de modo que se consolidara de cara al futuro un estándar sostenible de construcción de viviendas desde el punto de vista del consumo energético. Para ello, el físico alemán Wolfgang Feist, diseñó una serie de requisitos que constituyeran el estándar y lo llamó PassivHaus.

Feist también creó en los noventa un instituto, hoy vigente, para certificar las casas que cumplieran con el estándar junto con el arquitecto sueco Bo Adamson, situado en Darmstadt, Alemania. Así que podemos decir que mientras que “casa pasiva” es un ideal, PassivHaus es un estándar que da parámetros concretos para poder asegurar que una edificación determinada puede ser considerada pasiva desde el punto de vista energético.

Este estándar no es de todos modos unívoco sino que tiene muchas variantes según la zona climática donde nos encontremos. No se pueden establecer los mismos requisitos para una casa en el centro de Europa que en el Mediterráneo, Escandinavia o un clima tropical. Así los certificadores dividen el territorio en subzonas climáticas y a cada una le imponen unas exigencias. Por ejemplo, en el área mediterránea se exige que la demanda en calefacción no supere los 15 kWh/m³ y año, al igual que la demanda de refrigeración, lo que supone diez veces menos de lo habitual.

Para ello se requieren una serie de técnicas de construcción, además del aprovechamiento del clima, que implican el aislamiento perfecto de paredes y techos respecto del exterior, así como la ruptura de puentes térmicos que puedan propiciar la entrada o salida de frío o calor del edificio. También la estanqueidad de puertas y ventanas o la existencia de filtros en los sistemas de ventilación que eviten la entrada de polen, partículas de la calle e incluso emisiones contaminantes.

¿Sostenibilidad o marketing?

En los últimos años el concepto de casa pasiva se está extendiendo en España, no solo por la demanda de los consumidores, sino también por parte de promotores inmobiliarios, fabricantes de materiales aislantes, ventanas y climatizadores, constructores y arquitectos y consultores, etc. Existe incluso una asociación denominada Plataforma por la Edificación PassivHaus, que aboga por que haya más construcciones que busquen el estándar y la certificación del PassivHaus Institute.

Ahora bien, son relativamente pocos los edificios en España que han obtenido esta certificación, tratándose en la mayoría de los casos de casas unifamiliares de alto standing y realizadas por arquitectos. De hecho, se estima que una casa con certificado PassivHaus puede llegar a costar un 25% más que otra normal.

Esto no quita que existan numerosos reclamos que aseguran que una determinada promoción de viviendas será construida bajo los criterios de una casa pasiva, algo que puede nadar en la ambigüedad más absoluta a no ser que se consiga el certificado del instituto alemán. Por el momento en España existe el edificio más alto que cuenta con él, y está en Bilbao. También un hotel de Fisterra puede presumir, al parecer, de cumplir con el estándar.

Finalmente, responder a Marta que, a pesar de que hemos buscado, no hemos encontrado ninguna noticia sobre subvenciones o ayudas concretas para la construcción de casas de cara a conseguir el certificado PassivHaus, más allá de las ayudas que las administraciones puedan dar para la mejora de la eficiencia energética.

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