¿Tu ciudad es inteligente? Estos son los avances que tu ayuntamiento debería estar implantando

Ciudades inteligentes

Darío Pescador

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En los últimos años, todo se ha vuelto inteligente a nuestro alrededor. Nuestros teléfonos y relojes de pulsera son ahora “smart” (inteligentes), es posible que preguntes a tu asistente digital por el tiempo que hace por la mañana, y que incluso te responda adecuadamente.

La distribución de electricidad, los inventarios de las grandes empresas, los fondos de inversiones, todo se gestiona de forma “inteligente” con la ayuda de los sistemas de inteligencia artificial. Ahora le toca el turno a las ciudades. 

La gestión con inteligencia artificial de los recursos está llegando a muchos pueblos y ayudando a las pequeñas poblaciones a mejorar la producción agrícola, los servicios médicos y el turismo, evitando el riesgo de despoblación.

Pero parece que las ciudades aún se resisten. Sus infraestructuras son demasiado grandes y requieren enormes inversiones, así como un consenso político y la voluntad de servicio a los ciudadanos que muchas veces están ausentes, y se convierten en el mayor obstáculo. 

A pesar de las dificultades, las ciudades pueden beneficiarse enormemente de la inteligencia artificial, y los ciudadanos harán bien en tener en cuenta si se están aprovechando las oportunidades para mejorar la próxima vez que voten. Estos son algunos de los ámbitos que hacen que las ciudades inteligentes sean mejores sitios para vivir:

Iluminación

Una de las formas en que las ciudades inteligentes mejoran la vida de sus ciudadanos es mediante la mejora de las infraestructuras. Esto puede incluir cosas como la instalación de farolas y sistemas de iluminación inteligentes, que pueden ayudar a reducir la delincuencia y hacer que las calles sean más seguras.

La iluminación controlada por sistemas inteligentes que determinan cuándo deben encenderse, e incluso ir más allá, reduciendo la intensidad si no hay nadie en la calle, o incluso haciendo que la luz pueda “seguir” a una persona mientras camina. Esto podría suponer un gran ahorro de energía y, por tanto, emisiones.

Tráfico

Vivir en una gran ciudad supone a veces estar atrapado en un atasco durante horas o sufrir los retrasos del autobús, pero no debería ser siempre así. Con el uso de cámaras y sensores se puede conocer el flujo de vehículos y peatones en tiempo real, y coordinar, por ejemplo, los semáforos, para que en lugar de estar cronometrados, respondan a la situación real del tráfico.

Los semáforos podrían predecir la rapidez con la que llegarán los vehículos y ponerse verdes o rojos en consecuencia, o poner las luces amarillas en los momentos adecuados para garantizar una transición suave de las luces rojas a las verdes.

En la ciudad de Phoenix, en EEUU, han conseguido reducir en un 40% los tiempos de espera en los semáforos mediante el uso de sistemas inteligentes.  

Transporte público

Las frecuencias del transporte público en muchas ciudades en donde funciona de forma eficiente están recogidas en tablas, pero eso no quiere decir que sea el método más eficiente, ya que no anticipa imprevistos, como un accidente de tráfico o el bloqueo de una calle por una avería.

Los sistemas de inteligencia artificial pueden realizar un seguimiento preciso de datos como el número de pasajeros, los tiempos de espera y las necesidades de mantenimiento, y programar el transporte para minimizar las esperas.

Las ciudades inteligentes también están incorporando tecnología de análisis predictivo que pronostica con precisión los niveles de demanda en determinados momentos y lugares para poder ajustar en consecuencia el número de vehículos de tránsito operativos.

Cuando estos sistemas de las ciudades se ponen en comunicación con las aplicaciones de MaaS (movilidad como servicio) que utilizan los ciudadanos, es posible acceder a la forma de transporte más eficiente en cada momento. 

Aparcamiento

Se calcula que el 30% del tráfico en una ciudad corresponde a conductores buscando aparcamiento, con un inmenso coste en tiempo, contaminación, combustible y emisiones. Aparcar es especialmente difícil en ciudades como Madrid, donde solo un 27% de los conductores tiene una plaza de aparcamiento privado, o Barcelona.

Los sistemas IA permiten conocer dónde se encuentran las plazas de aparcamiento disponibles, tanto en la calle como en los aparcamientos privados, y guiar a los conductores hasta la zona de aparcamiento más cercana. 

Servicios digitales

Una forma de reducir el tráfico es no obligar a los ciudadanos a desplazarse para hacer sus trámites con la Administración. Los sistemas que permiten pagar impuestos o multas por Internet ahorran millones de minutos y litros de combustibles, y también hacen la vida más agradable a los contribuyentes.

Las posibilidades se extienden a la atención médica remota, la educación o, en algún momento del futuro, el voto electrónico. Pero para ampliar aún más las capacidades de los servicios digitales dentro de las ciudades inteligentes, es necesario desarrollar programas de formación para que la mayoría de los ciudadanos pueda utilizarlos.

Convertir nuestras ciudades en ciudades inteligentes no solo sirve para que los ciudadanos tengamos una vida más cómoda. Las ciudades inteligentes también ofrecen mejores oportunidades económicas, atraen a empresas e inversiones, y sobre todo, consumen menos recursos.

Aplicar la inteligencia, especialmente la artificial, puede ayudarnos a tener un futuro sostenible.

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