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Alitas de pollo: ocho recetas económicas para volar sobre la cuesta de enero

Alitas de pollo

Elisabeth G. Iborra

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La eterna disquisición entre las alitas, el muslo o la pechuga se resuelve fácilmente sacándole todo el partido a estas pequeñas articulaciones del pollo que son las preferidas de quienes disfrutan royendo los huesos para extraer hasta el último trocito de carne de entre sus entresijos. 

Para ello existen infinidad de recetas sencillas y rápidas con distintas técnicas de cocción y diferentes combinaciones de especias, salsas u otros productos como yogures, mantequilla, cítricos y hasta miel o caramelo. 

Además de que son muy versátiles y entretenidas, pocos alimentos salen más económicos que las alitas de pollo, que suelen costar menos de cuatro euros por kilo, así que se erigen como una opción estupenda para la cuesta de enero.

Entre todas las propuestas posibles, hemos escogido una variedad representativa para que tú puedas después echarle creatividad jugando con otros ingredientes, adaptándolos a tus gustos particulares. La base de todas ellas es tener las alitas bien limpias de plumas y de esos pelillos que tan desagradables quedan en el plato.

Al horno, de lo más deliciosas

Al horno con mantequilla

Nada más sencillo que untar en mantequilla o margarina las alitas, salpimentarlas y meterlas al horno precalentado a unos 180ºC durante unos 20 minutos, hasta que estén doradas y crujientes por ambos lados. El mismo procedimiento lo puedes imitar comprando las alitas ya adobadas en la carnicería, que vienen a costar lo mismo y hacen unas mezclas de especias deliciosas.

Horneadas al ajillo

Un homenaje a las abuelas y a las madres que parte de marinar un kilo de alitas de pollo con pimienta, sal, el jugo de tres limones, orégano, perejil, pasta de ajo, vino blanco y aceite. Puedes tenerlas hasta 24 horas marinando, y luego las introduces en una bandeja en el horno precalentado a 200ºC durante un máximo de 25 minutos.

Marinadas o maceradas, supersabrosas

Marinadas con yogur y curry

Mezcla 200 gramos (g) de yogur sin azúcar con albahaca o cilantro (a escoger), una cucharadita de curry, otra de cúrcuma, otra de pasta de ajo, un poco de canela, una pizca de sal y otra de pimienta. Cuando lo remuevas bien, echa en el bol un kilo de alitas. Deja que marinen durante un mínimo de media hora y mételas en una bandeja al horno, salpimentadas y tapadas con papel de aluminio, durante unos 25-30 minutos, a 180ºC.

Guisadas a la cerveza

Pon a macerar dos kilos de alitas en unos 600 mililitros (ml) de cerveza durante unas tres horas. Escúrrelas y salpimenta antes de freírlas en la sartén, en la que, cuando las retires, vas a pochar una cebolla grande picada y cuatro dientes de ajo machacados junto con un par de hojas de laurel. Añade el pollo al sofrito y riégalo con la cerveza donde ha macerado poco a poco, a medida que va espesándose. Una guarnición de patatas asadas y una cerveza para maridar de la misma marca, y a disfrutar a la alemana.

Fritas, ese atractivo punto crujiente

Con limón y ajos tiernos

Fríes en la sartén medio kilo de alitas poquito a poco con sal y bastante pimienta. Cuando vayan cogiendo color, viertes el jugo de dos limones exprimidos y unos ajos tiernos cortados a rodajitas. Y lo sacas cuando esté todo bien doradito.

Supercrujientes a la coreana

El pollo frito en Corea es una tradición de mucho calado y se conoce como chikin, pero el más crujiente de todos los tipos es el dak gangjeong. En un wok ya caliente, viertes una cucharada de aceite vegetal, dos dientes de ajo chafados, media cucharadita de pasta de chile rojo (gochujang) y dos chiles rojos secos. Remueves y agregas 60 ml de salsa de soja, 60 ml de jarabe de maíz y media cucharada de vinagre blanco. Revuelves durante unos minutos y echas una cucharadita de azúcar moreno y lo mueves otro minuto más. 

Reservas la salsa y marinas 750 g de alitas con sal, jengibre rallado y pimienta negra molida mientras se va calentando en una sartén un litro de aceite de girasol. Cuando esté bien ardiente, fríes las alitas hasta que estén muy doradas. Las escurres y las dejas enfriar un cuarto de hora para volver a repetir la operación hasta que las notes crujientes, durante otros 10 minutos. Entre tanto, calientas la salsa y así ya la tendrás lista para mezclar con el pollo. Decoras con sésamo y listo.

Rebozadas con salsas deliciosas

Rebozadas con kikos y salsa de miel y mostaza

En un recipiente, mezcla una copa de vino blanco, 100 g de mostaza, una cucharadita de pasta de ajo y 125 g de miel. Si te atreves a salir del pan rallado, tritura 100 g de kikos de maíz y échalos en un plato al lado de otro con un huevo batido. Salpimenta medio kilo de alitas, remójalas en el huevo y empánalas con los kikos antes de freírlas hasta que estén crujientes y doradas. Y ya las puedes untar en la salsa.

Rebozadas con nachos y salsa barbacoa

El mismo procedimiento anterior lo puedes versionar con nachos mexicanos para el rebozado, a fin de untarlos después en una salsa barbacoa casera. Para elaborarla, pelas y picas dos cebollas y dos dientes de ajo, los sofríes en la sartén y echas 400 g de tomate triturado al natural. 

Dejas cocer la mezcla cinco minutos y le agregas dos cucharadas de miel, dos de vinagre blanco, dos de azúcar moreno, dos de aceite de oliva, una de salsa de soja, otra de salsa Perrins y una naranja exprimida. Remueves para que no se pegue mientras va reduciendo durante los siguientes veinte minutos y, a la vez, vas friendo las alitas rebozadas para que estén listas al mismo tiempo. 

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