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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Cinco documentales y un anuncio para saber quién está matando a la América que votó a Trump

Foto: Ryan McGuire

Jordi Sabaté

Algunos periodistas los han definido como el 'oxy electorate' -muchos pertenecen a la porción de Estados Unidos que votó a Donald Trump en las pasadas elecciones presidenciales- aunque a nivel de calle se les llama despectivamente los 'pillbillies', algo así como los paletos de las píldoras.

Son los blancos de clase media empobrecida que viven en localidades rurales y postindustriales de todo Estados Unidos y que, en algún momento entre 1996 y 2014, cuando se endureció definitivamente la legislación federal sobre prescripción de medicamentos, tuvieron acceso a fármacos opiáceos como el Percocet y el Vicodin, pero sobre todo el OxyContin.

Este último tuvo un enorme éxito comercial tras su lanzamiento en 1996 por la empresa Purdue Pharma, que empleó las técnicas de marketing más agresivas para influir sobre los médicos con el fin de que lo recetaran sin la menor precaución. Así, a muchas personas que sufrieron lesiones en aquellos años y no podían pagarse una operación o un tratamiento médico más sofisticado, se les recetaba OxyContin para calmar el dolor. El mismo remedio asumieron miles de ciudadanos con dolores crónicos.

De milagro médico a droga infernal

Al principio, este medicamento fue visto como una especie de pócima mágica que anulaba los dolores más agudos durante doce horas, momento en que había que tomar una nueva píldora. Purdue lo publicitaba como la solución final para el dolor, tanto crónico como temporal, y aseguraba que carecía de efectos secundarios.

Pero la farmacéutica escondía la verdad y a principios del nuevo milenio, cuando el OxyContin se hizo más popular, se descubrió que era tan adictivo o más que la heroína, de la que no difiere en su fórmula química: el OxyContin es heroína sintética en píldoras. Una nueva legión de adictos a esta droga antes nunca vista emergió desde el silencio de los barrios residenciales y las comunidades rurales para causar la alarma en los medios de comunicación de todo el país. 

Eran decenas de miles -luego fueron cientos de miles- de amas de casa, oficinistas, camioneros, taxistas, policías, etc., que se habían iniciado en la heroína a través de las prescripciones de médicos que o bien principio desconocían la naturaleza del OxyContin, o eran lo suficientemente desalmados para recetarlo a la mínima de cambio a pesar de su enorme peligro.

Heroína para el dolor de muelas

Pero fueron las historias contadas por las madres de miles de jóvenes deportistas a los que, tras sufrir lesiones, les fue recetado el OxyContin para calmar el dolor -y terminaron muriendo en las calles por sobredosis- las que consiguieron que las autoridades comenzaran a tomarse en serio el problema. Se trataba de estudiantes blancos de clase media que no tenían medios para tratarse adecuadamente o simplemente sufrían lesiones leves, a veces incluso dolores de muelas.

La solución solía ser un bote de píldoras de OxyContin durante una semana hasta que la inflamación bajara o la lesión se atenuara. El medicamento funcionaba bien al principio pero a los pocos días la tolerancia del cuerpo al OxyContin hacía que en lugar de durar doce horas, su efecto desapareciera a las ocho, por lo que era necesario aumentar la dosis para calmar el dolor. Así se hicieron adictas a los opiáceos cientos de miles de personas, entre ellas renombrados deportistas.

Se calcula que unas 300.000 personas han muerto directa o indirectamente por el uso del OxyContin, Percocet, Vicodin y otros fármacos similares siguiendo un patrón parecido: acceso al calmante; adicción a este; intentos de conseguirlo en el mercado negro y cambio al uso de heroína u otros opiáceos que resulten más baratos para el adicto, como el fentanilo, hasta morir por sobredosis. Entre ellas estarían los cantantes Michel Jackson y Prince o el actor Phillip Seymour Hoffman.

Cuando las leyes empujan a la sobredosis

En 2006 la Food and Drugs Administration (FDA) inició una investigación federal sobre la información que Purdue escondía a los médicos sobre el OxyContin. La misma concluyó que la empresa ocultaba la verdad sobre los peligros del medicamento. Aunque no lo prohibió, sancionó a Purdue con una multa de 636 millones de dólares en 2007. A partir de entonces la legislación, tanto federal como de los respectivos estados, se ha endurecido progresivamente en torno a las condiciones para prescribir este tipo de calmantes. 

Sin embargo este cambio solo ha empeorado las cosas para las personas que ya eran adictas, pues han visto dificultado su acceso al medicamento y se ven obligadas a recurrir al mercado negro de esta sustancia, donde fácilmente se pasan a la heroína, que resulta más barata porque está mezclada con fentanilo, un medicamento sintético más potente y que muchas veces se revela mortal.

El resultado es que las nuevas leyes han frenado el acceso de nuevas personas a los opiáceos, pero a la par han disparado el número de muertes por sobredosis. El ex presidente Obama calificó en marzo del año pasado de “emergencia nacional” esta epidemia de fallecimientos.

A continuación te recomendamos cinco documentales y un anuncio televisivo que te concienciarán sobre el OxyContin, una tragedia desconocida en nuestro país, pero que en Estados Unidos ha marcado profundamente la última década.

1. American Addict

American Addict, presentada en 2012, trata el problema del abuso de los fármacos en Estados Unidos con especial hincapié en los que causan adicción, ya sean las benzodiazepinas como el Xanax -aquí conocido como Trankimazin- o los opiáceos.

El documental habla de cómo se ha conjugado una legislación hasta ahora laxa con los intereses de las farmacéuticas y la codicia o dejadez de muchos médicos a la hora de prescribir medicamentos.

2. OxyContin – Time Bomb

OxyContin – Time Bomb, realizado por la cadena CBS en 2014, hace un repaso a cómo la estrategia comercial de Purdue Pharma inundó las comunidades rurales de Estados Unidos de OxyContin y las terribles consecuencias que ello ha tenido para aquellos que han hecho uso del medicamento.

3. The OxyContin Express

The OxyContin Express se centra en Florida en 2012, cuando la mayoría del país había restringido las leyes de prescripción y miles de adictos de otras partes del país acudían a las clínicas de este estado para conseguir sus recetas.

Una periodista se infiltra en una de las clínicas y comprueba los laxos requisitos que se exigían entonces para conseguir la prescripción para un bote de OxyContin. En un momento del documental un policía califica a los médicos de estos centros como “traficantes con bata”.

4. Prescription Thugs

Dirigida en 2015 por Chris Bell, que anteriormente ya había realizado otro documental sobre el abuso de anabolizantes, Prescription Thugs (matones de la prescripción) se sumerge en el mundo de las farmacéuticas que están detrás de este tipo de fármacos.

5. Dying By Prescription: Oxycontin controversy

Dying By Prescription: Oxycontin controversy es un documental que el programa Global News de la cadena canadiense Global Television Network realizó en 2012. En él se relata, con testimonios de las víctimas, la trayectoria del OxyContin desde su lanzamiento en 1996 hasta que Purdue Pharma reconoce su alto poder adictivo en 2007 y es multada.

6. Rebélate contra el dolor crónico

Rebélate contra el dolor crónico es el anuncio televisivo que Mundipharma, la marca en la que se escuda Purdue en el ámbito global, lanzó en España en 2012 como parte de su estrategia para encontrar nuevos mercados para el OxyContin. 

En 2016 Los Angeles Times desveló esta estrategia a nivel mundial y Eldiario.es explicó cómo la empresa está tratando de influir a los médicos españoles mediante la financiación de cursos y congresos. En nuestro país se consume actualmente siete veces más Oxycontin que hace una década, según la investigación de Los Angeles Times.

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