¿Es tu perro un carnívoro estricto como los lobos?

Pienso y carne

Eva San Martín

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Puede que Lulú o Lucas prefieran un filete, pero su sistema digestivo también está perfectamente equipado para comer arroz, patatas e incluso maíz. Y, como ya te habrás dado cuenta, no es un lobo. Por mucho que los fabricantes de alimentos se empeñen en ilustrar los paquetes de comida para perros con la imagen de su ancestro salvaje.

¿Pero tu camarada peludo debería comer la misma dieta que un lobo, es decir, es saludable que ingiera prácticamente solo carne? La confusión parece normal: basta con revisar el lineal de alimentación para animales de compañía para darse cuenta de que cada vez más marcas utilizan la imagen del lobo como reclamo para vender.

Es más: nos venden que su producto es “más natural” o mejor para nuestros amigos de cuatro patas solo por enseñarnos a un lobo o contener un mayor porcentaje de carne en la etiqueta. Pero esto no tiene por qué ser así, explica Marta Hervera, nutricionista veterinaria con certificación europea y cofundadora de Expert Pet Nutrition.

“Por desgracia, las etiquetas de alimentos para perros y gatos nos dan poca información real de la calidad de un alimento, y los porcentajes que recogen son cantidades brutas, que a la hora de la verdad no siempre coinciden con el contenido real”, advierte.

¿Y qué hay del reclamo del lobo en el paquete, con el que muchos fabricantes intentan vendernos que su alimento es “más natural”, y más cercano a la dieta del ancestro salvaje de nuestro amigo? Más de lo mismo.

Según Hervera: “Se trata de poco más que una estrategia de marketing, un reclamo con el que algunos fabricantes intentar diferenciar su producto del resto en un mercado cada vez más saturado”. Y, de paso, venderlo más caro. ¿Pero tiene sentido pagar más? En muchos casos, no.

Los perros no son carnívoros como los lobos

Parece de Perogrullo, pero “un perro es un perro, un perro no es un lobo”, incide Hervera. La evolución ha cambiado la especie y ahora son dos subespecies distintas. De hecho, uno de los cambios más importantes durante estos miles de años de evolución ha ocurrido en su sistema digestivo: “A diferencia del lobo, el perro se ha adaptado evolutivamente a digerir el almidón presente en los cereales y en vegetales que forman parte de la dieta humana”, explica.

Esto resulta más sencillo de comprender cuando uno aprende que el perro empezó a evolucionar como especie en asentamiento humanos, comiendo nuestras sobras. “Y nuestras sobras son básicamente almidón; ya que el ser humano se alimenta, sobre todo, de cereales de grano, como el trigo o el arroz”, anota la experta.

No es la única que advierte de este cambio evolutivo. Hay estudios que han comparado el material genético del lobo actual (un animal salvaje) con el del perro, un animal doméstico; y cotejado qué variaciones explican el viaje evolutivo que hicieron ciertos lobos hasta convertirse en perros.

Así, una investigación genética de 2013, publicada en la revista Nature, concluye que el perro (Canis lupus familiaris) empezó su evolución como especie diferente al lobo (Canis lupus) hace al menos 11.000 años, precisamente para poder alimentarse de una dieta más variada, no tan dependiente de la carne, como ocurre en el caso del lobo.

Es más: mientras que tu perro tiene entre cuatro y 30 copias del llamado gen de la amilasa, una enzima que facilita la digestión del almidón en el intestino, los lobos solo tienen dos copias. Por eso, dicen los genetistas, tu camarada peludo es al menos cinco veces más eficiente que su ancestro salvaje en la tarea de digerir almidón, el nutriente principal de cereales como el trigo o el arroz.

Conclusión: “El perro no es carnívoro como el lobo, el perro es omnívoro, como nosotros”, aclara Hervera. Y su dieta o necesidades alimentarias, en consecuencia, no pueden ser las mismas que las de un lobo. [Aun así, un perro no puede ser vegano ni vegetariano, y necesita comer alimentos de origen animal].

Tu perro no necesita cereales: depende

Los cereales de la comida para perros constituyen, sobre todo, una fuente de almidón; es decir, aportan energía sin tener que añadir tanta grasa. “Y tanto los perros como los gatos digieren sin problemas el almidón”, anota Hervera.

Puesto que los alimentos para perros (y también los alimentos para gatos) contienen poquísimos azúcares simples (casi nada), la forma de aportar glucosa -es decir, de aportar energía en forma de carbohidratos- es precisamente incluir el almidón. Y esto evita tener que añadir grasas o, peor, tantos azúcares para aportar la energía que necesitan.

Desde el punto de vista saludable, “nos interesa, e incluso puede ser necesario: si solo basamos su dieta en fuentes proteicas, grasas y carne, el alimento tendría un nivel de grasas muy alto, algo que puede causar problemas pancreáticos”, dice Hervera. [Hace unas semanas hablamos de la comida sin cereales para perros, y si merece la pena el dinero que vale. Y también de los riesgos que puede implicar para tu amigo.]

Además, el almidón es necesario para el proceso de extrusión de la croqueta de pienso; un proceso industrial que implica el modelado a alta temperatura y presión, similar al que se realiza con algunos alimentos humanos, como ciertos cereales de desayuno. Así, para formar la croqueta (o los cereales), se necesita cierta cantidad de almidón, aunque sea poco.

Conclusión: ver un lobo en el alimento de tu perro no es ni malo ni bueno; pero seguramente estés pagando más dinero solo porque aparezca. ¿Lo más importante para comprar un alimento de calidad a tu camarada peludo?

“Asegúrate de que el producto ha pasado todos los test (no es obligatorio por ley) y que ha sido formulado por un nutricionista certificado: cuantas más garantías nos dé el fabricante, mejor”, zanja Hervera.

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