Cómo limpiar y guardar el edredón ahora que llega el calor: ¿conviene usar las bolsas de vacío?
Con la subida de temperaturas y el cambio de estación, muchas personas deciden sustituir el edredón por ropa de cama más ligera. Este momento del año plantea una cuestión práctica: cómo conservar en buen estado los textiles más voluminosos durante los meses en los que no se utilizan. Un cuidado adecuado del edredón no solo permite prolongar su vida útil, sino que también evita problemas como olores, manchas o pérdida de propiedades térmicas.
La limpieza previa al almacenamiento es un paso clave, aunque a menudo se pospone o se lleva a cabo de manera incorrecta. Determinar si se puede lavar en casa, qué tipo de productos usar o cómo secarlo adecuadamente son decisiones que influyen directamente en el estado del edredón al final de la temporada.
Además, existen diferentes recomendaciones en función de si el relleno es de plumas, plumón o fibras sintéticas, por lo que seguir unas pautas generales puede resultar arriesgado. Por otro lado, el modo en que se guarda este tipo de prenda también condiciona su conservación.
Las bolsas al vacío no son siempre la mejor opción, especialmente en el caso de los modelos fabricados con materiales naturales. En su lugar, los fabricantes y especialistas en mantenimiento del hogar aconsejan utilizar fundas transpirables y evitar ciertos errores comunes que pueden comprometer el buen estado del edredón durante el verano.
Cómo lavarlo antes de guardarlo
La acumulación de polvo, células muertas y ácaros durante el uso diario convierten al edredón en un elemento que requiere limpieza. Aunque pueda parecer que no está sucio, mantenerlo sin lavar durante periodos prolongados puede facilitar la aparición de manchas amarillentas, malos olores e incluso provocar alergias.
Algunos edredones se pueden lavar en casa, mientras que otros requieren una lavandería con maquinaria industrial. Los modelos de fibras sintéticas suelen ser más fáciles de manejar en lavadoras domésticas de gran capacidad, mientras que los de plumas o plumón exigen mayor precaución.
Si el lavado se realiza en casa, conviene usar detergentes líquidos suaves, evitar el uso de lejía y prescindir de los suavizantes, que pueden alterar la textura del relleno. Para una limpieza eficaz sin dañar la estructura, se debe optar por un programa de ropa delicada y temperatura inferior a 40 °C. El centrifugado ha de ser breve o incluso evitarse si el tambor no puede girar con soltura debido al volumen del edredón.
En el caso de que no entre en la lavadora o se prefiera un tratamiento más delicado, puede lavarse a mano en la bañera. El procedimiento consiste en sumergirlo en agua templada con jabón neutro, dejarlo reposar entre 15 y 30 minutos y enjuagarlo varias veces hasta eliminar los restos de detergente.
La humedad atrapada entre las fibras puede causar un deterioro progresivo, además de generar olores desagradables. Lo ideal es secarlo al aire libre, a la sombra y en posición horizontal. Si se opta por la secadora, se debe elegir una temperatura baja y, en el caso de los edredones de plumón, introducir una o dos pelotas de tenis limpias para ayudar a que el relleno recupere su volumen. Nunca debe guardarse si todavía conserva restos de humedad.
Claves para guardarlo correctamente sin dañarlo
Una vez limpio y completamente seco, el edredón debe almacenarse siguiendo ciertas pautas para asegurar que mantenga sus propiedades. Aunque es habitual buscar soluciones que reduzcan el espacio que ocupa, no todas son compatibles con un almacenamiento adecuado. Las bolsas de compresión al vacío, por ejemplo, están desaconsejadas para este tipo de prendas, sobre todo si el relleno es natural.
La razón principal por la que se recomienda evitar las bolsas al vacío es que al extraer el aire, las plumas o fibras quedan comprimidas durante varios meses. Esta presión prolongada puede provocar que pierdan su capacidad aislante, afectando tanto al confort térmico como al volumen del edredón. Si hay algún resto de humedad no detectado, el riesgo de que se formen hongos o se degrade el tejido aumenta notablemente.
En lugar de bolsas de plástico herméticas, se recomienda utilizar fundas transpirables de algodón o lino. Este tipo de envoltorio permite la circulación del aire, previene la acumulación de humedad y protege el edredón del polvo. También resulta útil colocar una bolsa de tela con lavanda o cedro natural en el interior del armario, ya que estos elementos ayudan a repeler insectos sin añadir productos químicos.
El lugar de almacenamiento debe ser seco, oscuro y con ventilación moderada. Se deben evitar zonas húmedas como altillos con goteras o trasteros sin ventilación. Además, es preferible colocar el edredón extendido o doblado sin ejercer presión, y nunca apilar encima objetos pesados. Si se guarda dentro de un armario o canapé, conviene comprobar cada cierto tiempo que el entorno se mantiene en buenas condiciones.
Por último, antes de volver a utilizar el edredón la próxima temporada, se recomienda airearlo durante al menos 24 horas. Este paso permite que recupere su forma original y elimina cualquier olor acumulado durante los meses de almacenamiento. Si se ha conservado en buenas condiciones, no será necesario volver a lavarlo, salvo que se observen manchas o suciedad evidentes.
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