Mousse de lima y limón: un postre refrescante y fácil de preparar para disfrutar en verano

Servida en copas de cristal, tarros de vidrio o pequeños cuencos, la mousse puede protagonizar tanto una cena sofisticada como una comida con amigos.

Aurora López

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En los meses más cálidos, la mesa pide platos ligeros y postres que aporten frescura. Las tartas con capas de crema, los bizcochos densos y las elaboraciones horneadas ceden protagonismo a propuestas frías, suaves y llenas de aroma y sabor. Entre ellas, la mousse de lima y limón se ha ganado un lugar especial. Este postre combina la suavidad aterciopelada de la clásica mousse francesa con el toque cítrico y vibrante que solo estos frutos pueden aportar, convirtiéndose en un aliado perfecto para coronar cualquier comida de verano.

La mousse, cuyo nombre en francés significa “espuma”, nació en la repostería gala como una preparación ligera, hecha a base de claras de huevo batidas y yemas enriquecidas con distintos sabores. Su éxito fue inmediato, en parte porque permitía infinitas combinaciones, como chocolate, frutas, café o vainilla. Con el tiempo, y gracias a la globalización de la cocina, llegaron versiones más atrevidas y refrescantes, entre ellas la que une el dulzor equilibrado de la lima con la acidez brillante del limón. A continuación, te explicamos cómo puedes prepararla en casa paso a paso.

El frescor en una cucharada

La lima y el limón equilibran el dulzor del postre y deja en el paladar una sensación limpia

Los cítricos son los verdaderos protagonistas de esta historia. La lima, con su piel verde intensa y aroma casi floral, y el limón, más ácido y universal, forman una pareja perfecta en repostería. Juntos aportan una frescura inconfundible, pero también beneficios nutricionales al ser ricos en vitamina C, antioxidantes y minerales.

Además, en un postre como la mousse, su sabor no abruma; al contrario, equilibra el dulzor del postre y deja en el paladar una sensación limpia y ligera.

Elegante o informal, pero siempre un acierto

Servida en copas de cristal, tarros de vidrio o pequeños cuencos de cerámica, la mousse es tan elegante como informal. Puede protagonizar un menú sofisticado o ser el colofón de una comida familiar en la terraza. Sea cual sea el contexto, tiene algo que cautiva y es esa sensación de frescor inmediato que, en pleno verano, se agradece como un vaso de agua helada después de un día de sol caluroso.

Otro de los encantos de este postre es su versatilidad. Puede servirse solo, con un toque de ralladura de lima o limón por encima y unas hojas de menta fresca, o bien acompañado de frutas como frambuesas, arándanos o kiwi para aportar color y contraste.

También se presta a elaboraciones con una base de galletas trituradas para añadir un toque crujiente, unas gotas de licor como limoncello para intensificar el aroma o incluso presentaciones a capas, alternando la mousse con gelatina de cítricos o con otra mousse de fruta tropical.

La receta paso a paso

La mousse nació como una preparación ligera, hecha a base de claras de huevo batidas

Para preparar esta mousse no hacen falta ingredientes complicados. Con unos pocos productos de calidad, el resultado será un postre ligero, aromático y perfecto para combatir el calor:

  • 200 mililitros de zumo de lima y limón
  • Ralladura de una lima y un limón
  • Cuatro huevos (claras y yemas separadas)
  • 200 gramos de azúcar (opcional)
  • 250 mililitros de nata para montar
  • Cuatro hojas de gelatina neutra u ocho gramos de gelatina en polvo
  • Una pizca de sal

La mousse de lima y limón, además de deliciosa, es muy sencilla de preparar y no requiere horno. Esta versión es para seis raciones:

  1. En primer lugar, coloca las hojas de gelatina en un recipiente con agua fría durante unos cinco minutos. Si es gelatina en polvo, disolver en cuatro cucharadas de agua y dejar reposar.
  2. En un cazo, mezcla el zumo y la ralladura con la mitad del azúcar. Calienta a fuego medio sin que hierva, añade la gelatina escurrida y remueve hasta integrarlo.
  3. Para montar la nata, bátela bien fría hasta obtener una consistencia firme y reserva en la nevera.
  4. Ahora bate las claras con una pizca de sal para hacer el merengue. Cuando empiecen a espumar, agrega poco a poco el azúcar restante hasta obtener un merengue brillante y consistente.
  5. Incorpora las yemas a la mezcla cítrica y remueve bien.
  6. También añade la nata montada a la mezcla cítrica con movimientos envolventes y repite el proceso con el merengue, evitando que pierda aire.
  7. Por último, reparte en copas o vasos y deja enfriar en la nevera durante al menos cuatro horas antes de degustar.
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