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¿Cómo cambian el aspecto y la salud de tu piel según lo que comes?

Alimentos y piel.

Martín Frías

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Decir que somos lo que comemos no es una exageración. Tu cuerpo, como ocurre con las obras en Madrid, está en un permanente estado de destrucción y reconstrucción, y de ti depende que lo que se construye de nuevo sea de buena calidad. 

Prácticamente todos los tejidos del cuerpo se regeneran, hasta el punto de que ya no eres la misma persona que hace meses. En concreto, cambiamos de piel por completo cada mes. Los materiales de construcción para esa regeneración vienen de un solo sitio: la comida.  

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y sirve de barrera entre el cuerpo y el medio ambiente. La piel está formada por tres capas principales: la epidermis, la dermis y la grasa subcutánea. También forman parte de la piel el pelo, que crece de los folículos pilosos, y los vasos sanguíneos, así como los poros o glándulas sudoríparas y los nervios.

Cómo se regenera la piel

Sabemos que los alimentos pueden afectar a los aspectos físicos, mentales y emocionales de nuestras vidas y determinar nuestra salud y productividad generales. En el caso de la piel, como en el resto de los órganos del cuerpo, muchas veces es más importante lo que nos hace falta comer que lo que comemos. 

La capa interna de la piel, la dermis, contiene células denominadas fibroblastos, así como tejido conjuntivo. La capa superior de la piel, la epidermis, está formada por células planas denominadas queratinocitos. Las células de la epidermis van muriendo y desprendiéndose, y se mantiene gracias a las células madre de la dermis, la capa inferior de la piel. Estas células madre epidérmicas generan células hijas que ascienden hacia la superficie de la piel. A medida que suben a la superficie, las células producen queratina, una proteína que forma una red muy resistente, a través de una serie de cambios bioquímicos y morfológicos.

Este proceso es aún más importante cuando hay una herida. Si sufres un corte o una quemadura, los fibroblastos forman una red de colágeno para cerrarla y después la repueblan con nuevas células. Pero esta red está desordenada, al contrario que el colágeno en la piel intacta, y por eso puede quedar una cicatriz, un trozo de piel más grueso y menos flexible.

En cualquiera de estos casos, la piel necesita los componentes necesarios para fabricar colágeno y nuevas células, es decir, proteínas y ácidos grasos, otros micronutrientes como las vitaminas y minerales, que deben estar presentes en la comida, y por último, antioxidantes para protegerla de agresiones.  

Alimentar la piel

Es de sobra conocido que una falta de nutrición adecuada se refleja rápidamente en el estado de la piel. Para realizar sus importantes funciones, la piel y las uñas dependen de los nutrientes de los alimentos que ingerimos, como las vitaminas A, B, C, D y E, las proteínas y los ácidos grasos esenciales.

Cuando falta alguno de estos nutrientes, la piel pierde su capacidad de regenerarse correctamente, y esto puede llevar a la aparición de enfermedades y trastornos, como enrojecimiento, dolor, hinchazón, erupciones cutáneas, retraso en la cicatrización o formación inadecuada de cicatrices. Comer alimentos ricos en vitaminas y tomar suplementos vitamínicos puede ayudar a tratar estos problemas cuando hay carencias. Mantenerse hidratado también es importante para una piel sana, ya que el agua es necesaria para todos los procesos del organismo. 

Estos son algunos de los nutrientes imprescindibles para la piel y dónde encontrarlos:

Proteínas

La piel está hecha de proteínas como el colágeno, la elastina y la queratina. El colágeno proporciona resistencia y firmeza, la elastina flexibilidad y la queratina forma una barrera protectora en la superficie. La falta de proteínas puede llevar a una piel más frágil, más susceptible a lesiones y con una capacidad reducida para cicatrizar. También se manifiesta en la fragilidad y pérdida de cabello y uñas más débiles. Las principales fuentes de proteínas son la carne, pescado, lácteos, huevos y legumbres.

Ácidos grasos omega-3

Los ácidos grasos forman parte de la membrana de todas las células del cuerpo y también contribuyen al mantenimiento y la integridad de la barrera cutánea a través de las glándulas sebáceas. Esta barrera ayuda a retener la humedad y protege contra agentes patógenos e irritantes ambientales. De entre estos, los ácidos grasos omega-3 son conocidos por sus propiedades antiinflamatorias, y se ha comprobado que previenen las afecciones de la piel como el eccema, la psoriasis y el acné, y reducen el riesgo de los cánceres de piel. Los ácidos grasos omega-3 EPA y DHA, los más útiles para el organismo, se encuentran en abundancia en los pescados grasos, el caviar y otras huevas de pescado, y en algunas algas. 

Vitamina A

La carencia de vitamina A puede manifestarse en forma de piel seca, ojos secos, boca seca y piel áspera. Varios estudios han comprobado que la vitamina A es útil para tratar afecciones de la piel como el eccema, el acné y las quemaduras solares, es necesaria para la cicatrización y además hay una asociación entre la ingesta de vitamina A y la reducción del riesgo de cáncer de piel. Alimentos como el hígado, los lácteos, el pescado, las zanahorias, las verduras de hoja verde y los boniatos de pulpa anaranjada son ricos en vitamina A.

Vitamina B

La vitamina B es una familia de vitaminas que incluyen las vitaminas B1, B2, B3, B5, B6, B7, B9 y B12. Las personas con manchas decoloradas en la piel, acné, enrojecimiento, inflamación de la piel e infecciones pueden beneficiarse de las vitaminas B, que también puede proteger del cáncer de piel. Las verduras de hoja verde, el marisco, los cereales integrales, las frutas, las legumbres, las semillas, los frutos secos, la leche, los huevos, la carne roja, el pescado y las aves de corral son ricos en vitamina B.

Vitamina C

La vitamina C refuerza el sistema inmunitario y favorece la función de barrera de la piel. La vitamina C es necesaria para la cicatrización de heridas y protege la piel de las quemaduras solares. Las investigaciones han demostrado que la vitamina C mejora diversas afecciones cutáneas, como el eccema y el acné cuando se aplica de forma tópica, pero mucho más cuando se ingiere. Las naranjas, el limón, las piñas, las bayas, el brócoli, la coliflor, los tomates y los pimientos son ricos en vitamina C. 

Vitamina D

La vitamina D es una vitamina importante que se obtiene principalmente del sol. Sin embargo, la falta de luz solar puede afectar a la cantidad de vitamina D que recibe el organismo. Muchos productos alimenticios, como los lácteos, están enriquecidos con vitamina D, que ayuda a absorber el calcio y favorece la solidez de huesos y dientes, mejora la cicatrización de las heridas, previene el cáncer de piel, la caída del cabello, las infecciones, el acné y la psoriasis. El queso, el pescado azul (como el salmón, las sardinas, el arenque y la caballa), la carne roja, los huevos, el hígado y las setas son ricos en vitamina D.

Vitamina E

La vitamina E es una vitamina esencial que mejora la textura de la piel y mantiene el sistema inmunitario y la función cerebral. Tiene propiedades antiinflamatorias y mejora la cicatrización de heridas. Como antioxidante, también ayuda a proteger la piel del daño solar, los contaminantes ambientales y ciertos medicamentos. Es eficaz para prevenir el cáncer de piel, las uñas amarillas y las úlceras. Las verduras verdes, los pimientos rojos, los mangos, los aguacates, los espárragos y las almendras son ricos en vitamina E. 

La nutrición antes que la cosmética

Durante mucho tiempo en el campo de la dermatología se había pensado que no había relación entre la dieta y las enfermedades de la piel. Sin embargo en los últimos años se ha acumulado la evidencia de que las intervenciones dietéticas son importantes en la terapia en casos como el acné, y también para prevenir envejecimiento de la piel o el cáncer de piel. 

Por desgracia, muchas de estas vitaminas y nutrientes se ofrecen como ingredientes de cosméticos que se aplican sobre la piel, a pesar de que la evidencia científica indica que estas moléculas tan grandes, como las vitaminas C y E, apenas se absorben a través de la barrera de la piel, y además están presentes en cantidades mínimas en los cosméticos. Es mucho más importante asegurarnos de que estos nutrientes entran por la boca, junto con la cantidad necesaria de agua, para que nuestro organismo pueda usarlos en la protección y mantenimiento del órgano más grande del cuerpo. 

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