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¿Es bueno dar de comer a nuestros perros frutas y verduras?

Foto: Jordi Sabaté

Jordi Sabaté

Mi perro come hierba: ¿por qué?

Solemos escuchar que los perros son estrictamente carnívoros y que los vegetales no entran dentro de su dieta. Sin embargo los vemos a veces masticando hierba. ¿Quiere decir esto que son omnívoros? No necesariamente: cuando el perro mastica determinadas hojas de plantas, sobre todo gramíneas, lo hace para provocarse el vómito y así purgarse de una posible gastritis.

A veces no llega a producirse el vómito pero nuestro perro sigue comiendo hierba, que luego expulsa por el tracto digestivo. Algunos veterinarios creen que lo podría hacer con la intención de incorporar algo de fibra insoluble al alimento y así evitar un posible estreñimiento. También para captar fibra soluble para su flora intestinal. Sea así o no, lo cierto es que las hierbas que comen no les hacen daño en general. ¿Significa esto que pueden comer todo tipo de alimentos vegetales, igual que nosotros?

No son omnívoros como nosotros

No exactamente, ya que los perros no son tan omnívoros como nosotros, que tenemos un amplísimo espectro de vegetales comestibles en nuestra dieta, aunque la verdad es que nos van a la zaga. Los perros toleran la mayoría de las frutas y las verduras e incluso hay muchas que les pueden aportar cuantiosos beneficios nutricionales o fisiológicos. Pero hay que vigilar las cantidades y evitar, o limitar, unos pocos vegetales que para nosotros son normales.

El motivo es que los canes son más sensibles que nosotros a la fructosa; si las más recientes investigaciones apuntan a que para nosotros el azúcar es un veneno metabólico, ten en cuenta tamaño y peso de tu perro para comprender que para él las dosis deben ser mucho más reducidas, lo que hace que debamos limitar mucho la cantidad de frutas dulces en su dieta.

De hecho, es mejor que convirtamos su presencia en excepcional. Por otro lado, algunos frutos acumulan ciertas sustancias que la planta crea como defensa ante ataques de hongos y bacterias. Para nosotros son inocuas o, al menos, no nos afectan tanto, pero para los perros resultan tóxicas si las dosis son medianamente elevadas y pueden ser letales en grandes cantidades. 

Cuidado con el cianuro

También hay que vigilar con los huesos de algunas frutas, ya que pueden ser digeribles en el intestino y convertirse en un compuesto llamado amigdalina, que es un precursor del cianuro, un veneno que en pequeñas cantidades es inocuo pero que a medida que las mismas crecen puede provocar trastornos e incluso la muerte.

Debemos tener en cuenta que mientras nosotros somos más grandes que nuestros amigos peludos, no tenemos la costumbre de tragarnos los huesos y ellos sí, por lo que el cianuro se hace tanto más peligroso cuando se dan un atracón sin mesura de los suyos. Por lo tanto, también conviene vigilar la ingesta de determinadas frutas, aunque si se las deshuesamos y solo les damos la pulpa, evitaremos cualquier contingencia y las podrán comer.

Vegetales que tu perro puede comer

Los perros toleran encantados la carne de las peras y las manzanas. Pueden comerlas, aunque limitando la cantidad debido a los azúcares que contienen. Al ser un 80% agua, tendrán efecto hidratante y además serán saciantes debido a su fibra soluble, por lo que nos vienen bien para perros gordos o muy glotones a los que queramos eliminar el sobrepeso. En las manzanas, conviene evitar que accedan a las pepitas, ya que en el estómago pueden aportar cianuro. 

También la piña, papaya, mango, nísperos, etc., son buenas para ellos; todas las frutas tropicales y ligeramente ácidas son ricas en vitaminas hidrosolubles, sobre todo vitamina C, además de aportar fibra soluble que les sacia y abastece a su flora intestinal. Como siempre, limitar la ingesta por sus azúcares, si bien la presencia de la fibra reducirá su nivel en la sangre. 

Otros clásicos son el melón y la sandía, que en verano pueden ser una forma ideal de hidratar a nuestros perros y mantenerlos saciados, ya que casi todo su contenido son fibras y agua. En el caso del melón conviene ser más comedido porque puede resultar indigesto y contiene más azúcares. Y lo mismo pasa con algunas bayas del bosque. Respecto al plátano, es una fuente alimentaria rica en vitaminas pero puede resultarles algo indigesta.

En el campo de las hortalizas, los perros pueden acceder a prácticamente todas, con algunas excepciones que después veremos. Zanahorías, tomates, lechuga, espárragos, pepino y muchas otras les aportan vitaminas y abundantes prebióticos que mejorarán la salud de su flora intestinal, además de contener pectinas y fibra insoluble que les ayudará en la regulación intestinal; recuerda que el restreñimiento en algunos perros es un problema que tener incluso consecuencia neurológicas temporales.

Los frutos de la polémica

En principio está aceptado que determinadas frutas y verduras podrían ser peligrosas o contraproducentes para nuestros perros. Ahora bien, tal como indica el doctor veterinario Carlos Alberto Gutierrez, autor del popular blog El nutricionista de perros: “No hay alimento malo para un perro o gato, es cuestión de cantidades, lo mismo sucede con las frutas y las verduras, la fructosa, el azúcar de las frutas, no es mala si se consume con moderación”.

“A la gente, cuando les hablas de fruta sólo piensa en que es malo el azúcar, pero nadie te menciona los beneficios de vitaminas y minerales presentes en ellas, además de los prebióticos, fundamentales para mantener una microbiota sana en el intestino, que es la base de una salud fuerte”, prosigue Guitierrez, que asegura que ni siquiera los alimentos calificados como dañinos tienen por qué serlo si se cocina adecuadamente o se ofrecen en dosis bajas. 

Así que digamos que más que peligrosos, hay determinados frutos con los que conviene ir con cuidado. Por ejemplo las uvas -sobre todo si son pasas, ya que concentran las sustancias- pueden ser peligrosas porque contienen fungicidas naturales que son tóxicos para los canes. Si toma una o dos, no tiene que pasar nada, pero si se abusa ya es otro tema. Sobre todo según el tamaño del perro.

Otro tanto pasa con las cebollas y los ajos, aunque como destaca el nutricionista y bloguero, “a los perros no les gustan los ajos y la cebolla cruda en general”: contienen una sustancia denominada tiosulfato que puede ser tóxica porque los perros no cuentan con la enzima que la digiere. De nuevo, la dosis es el factor limitante.

Adicionalmente, el aguacate está bajo revisión por contener una compuesto llamado persina, un fungicida natural; se sabe que sienta mal a los caballos y los gatos y en perros se estudian posibles efectos adversos. Finalmente, cuidado con los huesos de cerezas, ciruelas y albaricoques por la presencia de precursores del cianuro. En especial los de cereza, porque se prestan mucho más a que se los traguen. 

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