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La responsabilidad de Carlos Lesmes

El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes.

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El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) lleva varios años sin que parezca que se le ha pasado en algún momento por la cabeza qué parte de responsabilidad tiene en la no renovación del órgano que preside. Desplaza de manera permanente la responsabilidad en los parlamentarios que tendrían que designar a los miembros del Consejo, algo en lo que, sin duda, lleva razón, pero no admite ni siquiera como posibilidad que la responsabilidad no se limita a dichos parlamentarios. Bastaría con que Carlos Lesmes hubiera dimitido de manera irrevocable para que se hubiera producido la renovación del CGPJ. Eso lo sabe él y lo sabe todo el mundo. El CGPJ sigue en funciones porque está presidido por él y cuenta con una mayoría conservadora muy amplia, porque se renovó en el momento en el que el PP disponía de una muy potente mayoría absoluta en las dos Cámaras que integran las Cortes Generales.

Desde que venció el mandato de sus miembros, el CGPJ “en funciones” ha seguido actuando como si no lo estuviera. Su ejecutoria ha sido la misma que tuvo mientras Mariano Rajoy fue presidente del Gobierno. Ha sido tal el abuso en el ejercicio de la tarea que tiene encomendada, que ha sido preciso reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial, para evitar que se siguiera procediendo de la misma manera.

Resulta insufrible que Lesmes se presente como víctima de la situación y que parezca que se está sacrificando por el país manteniéndose en la presidencia del CGPJ cuatro años después de que su mandato haya caducado. Él no es víctima, sino beneficiario de la situación. Un mínimo de decoro profesional le debería haber conducido a presentar la dimisión, porque el CGPJ no es un órgano jurisdiccional, sino un “órgano de Gobierno”, es decir, de naturaleza política y en los órganos de naturaleza política la prórroga del mandato es inadmisible. 

Esto es algo que Lesmes no puede desconocer. Es él quien debió presentar su dimisión pasado un tiempo razonable desde que transcurrió el tiempo por el que había sido elegido. No cabe duda de que su dimisión habría arrastrado la de todos los demás miembros del CGPJ y la renovación no habría podido no producirse. 

Cuando ha dicho, como lo ha hecho este lunes, que no tiene “ninguna esperanza” en que se vaya a producir la renovación del CGPJ, ha vuelto a reiterar que con él no se cuente para evitar una crisis constitucional. El mensaje implícito que está enviando al PP es que continúe con su estrategia obstruccionista. 

Consideré en este mismo espacio que fue un error posponer la renovación del CGPJ a la renovación de los magistrados del Tribunal Constitucional, del Defensor del Pueblo y de los ministros del Tribunal de Cuentas, que fue una propuesta de Pablo Casado. Con un presidente del CGPJ como Lesmes, el PP no va a pactar renovación alguna del CGPJ. 

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