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Viva Castilla la Vieja

El presidente de Vox, Santiago Abascal

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Iñaki Gabilondo, al ser preguntado por Vox hace tal vez algo más un año en una entrevista en la Cadena SER, recordó que él había vivido algo más de 30 años bajo el régimen del General Franco y que, precisamente por eso, sabía perfectamente qué era el franquismo y lo reconocía en cuanto lo veía. Y que eso es lo que reconocía en Vox.  

He recordado esta entrevista a Gabilondo al leer en El País de este viernes, en la crónica de Miguel González, que Santiago Abascal terminó su mitin en Burgos con el grito: “Viva Castilla la Vieja”. 

Yo tenía 31 años cuando murió el general Franco y, en mis estudios de primaria y bachillerato, Castilla la Vieja aparecía con frecuencia en las clases de geografía e historia. No porque existiera como demarcación administrativa, sino porque sí. Pero desde que murió Franco y se inició el proceso que conduciría de las Leyes Fundamentales a la Constitución de 1978 y se iniciara la construcción del Estado de las Autonomías, no recuerdo haber oído ni una sola vez a nadie hacer uso de dicha denominación. Y no porque los ciudadanos españoles no sepamos qué es Castilla la Vieja, sino porque en la configuración constitucional del territorio del Estado se ha impuesto la Comunidad Autónoma. Castilla la Vieja encajaba en el tradicional Estado unitario y centralista español pre-democrático. No encaja en el Estado democrático de las Autonomías.

En Santiago Abascal, el franquismo, la visión de España de la época del general Franco, brota espontáneamente. Posiblemente por eso es por lo que tiene el arrastre que tiene. Hay mucha gente que todavía se reconoce en esa visión franquista de la historia de España. Hay mucha gente que comparte la idea de la unidad de España que el general Franco impuso desde que tuvo posibilidad de hacerlo. Y a esa mucha gente, volver la vista atrás les reconforta. Ojalá se pudiera volver a una España en la que se hablara de Castilla la Vieja, que aunque nunca existió como entidad jurídicamente reconocida, todo el mundo sabía lo que significaba. 

Subrepticiamente acabar un acto electoral con “Viva Castilla la Vieja” es afirmar el Estado del 18 de julio frente al Estado de las Autonomías. Lo que quiere decir ese grito de clausura de un acto electoral es que, aunque en el Estado del 18 de julio no existía Castilla la Vieja administrativamente, sí existía en la mente de los ciudadanos. Sí existía un sentimiento de pertenencia. No hacía falta la denominación administrativa, porque no solamente los habitantes de las provincias a las que se aplicaba esa denominación, sino todos los demás del Estado, sabían perfectamente lo que Castilla la Vieja significaba. 

Viva Castilla la Vieja tiene la enorme ventaja de que no hay nadie que esté en contra de dicho grito de cierre o clausura de un acto electoral. Es un grito de reafirmación de la Provincia frente a la Comunidad Autónoma. Todos, al menos todos a los que Santiago Abascal se dirige con la finalidad de representarlos políticamente, saben lo que el grito significa. Son castellanos viejos y españoles y no necesitan una nueva estructura artificial, como es la Comunidad Autónoma, para saber lo que son. 

En el Viva Castilla la Vieja De Santiago Abascal se condensa el programa territorial de Vox, sin que dicha condensación exija explicación de ningún tipo. Es simultáneamente un grito de reafirmación y de protesta. De reafirmación de lo que siempre habían sido dentro del Estado español sin necesidad de definición político-administrativa y de protesta con lo que ahora mismo son como Comunidad Autónoma castellano-leonesa.

Es la nostalgia de otra España la que el Viva Castilla la Vieja expresa. Nostalgia de la España de Franco, como Santiago Abascal ha dejado bastante claro en algunas de sus intervenciones en el Pleno del Congreso de los Diputados, y nostalgia de la España de los moderados de la Constitución de 1845 y de los canovistas de la Constitución de 1876. Nostalgia de la “Constitución interna” de España de raíces seculares que no puede ser siquiera sometida a discusión. 

Esto es lo que Vox significa. Cuáles son los límites que esa evocación nostálgica de la unidad de España pueda tener en la expresión democrática de la complejidad de la sociedad española lo vamos a ir comprobando en las próximas consultas electorales. Está por ver, sobre todo, cómo reacciona el PP.

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