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Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.

Netanyahu en Washington: ni una palabra sobre Palestina

Xavier Abu Eid

Esta semana comenzó con el viaje del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a Washington para pronunciar un controvertido discurso frente al Congreso de los Estados Unidos. Terminó con el anuncio del Consejo Central de la OLP de una serie de medidas, incluido el fin de la coordinación en materia de seguridad con Israel como una acción para que Tel Aviv asuma todas sus responsabilidades como potencia ocupante. Una semana planificada por Netanyahu para auparle en las elecciones en Israel terminó recordándole que el pueblo palestino no desaparecerá aun cuando él omitiera cualquier mención al mismo en su discurso.

El viaje de Netanyahu a Washington tenía como objetivo central sabotear las negociaciones lideradas por Estados Unidos para lograr un acuerdo con Irán en cuanto a su programa nuclear. El viaje se realizó por invitación del jefe del Congreso, el republicano John Boenher, quien sin consultar a la Casa Blanca llevó a cabo el mencionado evento en el Congreso. Ello provocó una profunda división en la comunidad judía-americana y, de nuevo, motivó la pregunta de si Netanyahu y su lobby pagado en Estados Unidos, el AIPAC, realmente se preocupan del interés nacional norteamericano o si, por el contrario, no tienen ningún problema en arruinarlo.

En un discurso boicoteado por 29 congresistas demócratas -un hecho histórico en un Congreso estadounidense férreamente controlado en materias de Oriente Medio por AIPAC y el lobby de los sionistas cristianos-, Netanyahu no solo no dijo nada nuevo, sino que se llevó duras críticas de prácticamente todos los medios de comunicación. Nancy Pelosi, la histórica congresista norteamericana y defensora a ultranza de Israel, terminó por definir el discurso como un “insulto a la inteligencia de los Estados Unidos”.

En su discurso Netanyahu no habló de Palestina. Ni siquiera mencionó las palabras palestino, colonias, ocupación, justicia, dos-Estados, acuerdo de paz, refugiados o Jerusalén. Fue un discurso lleno de eslóganes y justificaciones bíblicas para su actuar que repitió a cada momento la palabra Irán. Interesante fue que el comentarista-comediante norteamericano Jon Stewart haya mostrado extractos de discursos pronunciados en el Congreso norteamericano desde su primera magistratura en 1996 anunciando la inminencia de Irán obteniendo la bomba atómica. También recordó los discursos donde decía “asegurar” que, una vez caído Saddam Hussein en Iraq, la región se estabilizaría. Con el Estado Islámico hoy en el horizonte, tanto él como otros -incluido su amigo José María Aznar, que estaba de palmero en Washington- van a ser recordados en los libros de historia por sus mentiras y manipulaciones, las cuales llevaron a Oriente Medio a cualquier cosa menos a la estabilización.

Cuando Netanyahu tomó su vuelo de vuelta a Tel Aviv, en Ramallah comenzaba el Consejo Central nº 27 de la OLP con una intensa carga en su agenda. Siendo un ente que puede tomar decisiones importantes, las conclusiones leídas el pasado jueves por la noche desde la Mouqatah de Ramallah fueron decisivas: se llama a que Israel vuelva a asumir su responsabilidad como potencia ocupante; a cortar la coordinación en seguridad; y a seguir con el proceso de internacionalización diplomática, incluidas las acciones en la Corte Penal Internacional, entre otros puntos. El presidente Mahmoud Abbas inauguraba el encuentro (al cual diez miembros de Gaza no pudieron asistir debido a restricciones israelíes) con un análisis político en el que describió las últimas medidas israelíes que buscan quitar toda autoridad al gobierno palestino. Refiriéndose al robo israelí del dinero de los impuestos palestinos, el presidente simplemente se preguntó: “¿Estamos lidiando con un Estado o con la mafia?”.

Las conclusiones fueron simples: si Israel está tan entusiasmado destruyendo las perspectivas de la solución de los dos Estados, entonces que asuma su responsabilidad total como potencia ocupante en Palestina. A la mañana siguiente, representantes diplomáticos de Estados Unidos, la Unión Europea y Naciones Unidas llegaban a Ramallah para intentar calmar las cosas. ¿Ofrecieron alguna medida para que Israel deje de construir colonias o de realizar otros crímenes en Palestina? Cuando se responda afirmativamente a esta pregunta, entonces se podrá finalmente entender que la comunidad internacional está interesada en lograr una paz justa y duradera, y no simplemente en mejorar el statu quo evitando cualquier choque con Israel.

Las decisiones tomadas por el Consejo Central de la OLP han de ser implementadas por su Comité Ejecutivo. Lo significativo no es cuándo se haga, sino que se haya adoptado una decisión política de esa magnitud. Aun cuando estas decisiones puedan sorprender, en algunos círculos se cree que han llegado tarde. A pocos días de las elecciones en Israel, en las que de nuevo Palestina no es un tema central, Netanyahu ya sabe que, a pesar de su rechazo a mencionar a los palestinos en sus discursos, Palestina ha de llevar a cabo acciones significativas. Esa negación sistemática de la realidad, impulsada por un ciego fanatismo y por la cultura de impunidad garantizada por la comunidad internacional, conduce a Israel hacia un precipicio diplomático del que ni el más cercano de sus “amigos” podrá sacarle. Allí veremos si el tema central para Israel es Irán o Palestina.

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