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El presidente de Asturias critica la frivolidad de los partidos que se suben “al carro de la desligitimación”
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El presidente de Asturias, el socialista Javier Fernández, arremete contra la frivolidad de algunas formaciones políticas que se suben “con entusiasmo al carro de las deslegitimación” de instituciones creadas por el consenso, como el Consejo Consultivo o la Sindicatura de Cuentas en el caso de las comunidades autónomas, que años antes apoyaron con su voto, “se supone que razonado”, y ahora “se apuntan a su supresión; una frivolidad que ya está dando frutos electorales”.
Durante la apertura de las XVI Jornadas de la Función Consultiva, el dirigente socialista se hace la pregunta sobre ¿qué pasa desde un tiempo a esta parte?, para que se haya terminado al grito de “no nos representan”, dirigido a los diputados. “Como si pudiera haber política sin representación. El problema es que ese discurso prendió, tuvo éxito y algunas fuerzas políticas se han subido con entusiasmo a ese carro”.
Javier Fernández no se detiene en siglas, sólo alerta de que la actual crisis ha incubado un discurso que culpa de la recesión a “un vivir lujoso y despilfarrador; de nuevos ricos empeñados en tirar la casa por la ventana”, donde incluso se ha llegado a decir, “literalmente, que habíamos construido un Estado que no nos podemos permitir, adiposo y sobrado de grasa superflua. No me invento expresiones, son palabras que se han pronunciado con toda alegría”, dice.
Y en esa batidora, se incluyeron argumentos que iban desde el número de parlamentarios autonómicos a las prestaciones sociales, los servicios públicos e instituciones. En este punto, Fernández apunta como responsables a todos los partidos que “se apuntaron ufanos a ese discurso”, sabiendo que jugaban con fuego “en la causa general contra las instituciones hasta llegar al grito, casi nihilista, de no nos representan”.
Ahora, algunos de esos partidos se están comportando como “los niños que van cambiando las reglas del partido de fútbol del recrero sobre la marcha, en función de cómo les conviene”. Un juego, que a su juicio, resulta peligroso cuando las instituciones necesitan “tiempos casi geológicos para asentarse; no pueden estar al vaivén de las coyunturas y, al igual que las leyes, no pueden estar prendidas con alfileres, sino asentadas en cimientos sólidos sobre el consenso, que garanticen su supervivencia y estabilidad como garantes de las reglas del juego”.
Ante un auditorio propicio para este tipo de discurso, Fernández se pone a la defensiva de aquellos que le están criticando por no aceptar reformas como la Ley Electoral o que los grupos voten la elección del candidato a la Presidencia. A su juicio, “el colmo es que sea considerado poco democrático, defender la estabilidad de las reglas del juego y rechazar el oportunismo. Hasta ahí ha llegado la perversión”.
Para no dejar lugar a la duda, el presidente asturiano se muestra partidario de las reformas, entre ellas la de la Constitución, pero eso sí, “nunca se me pasaría por la cabeza emprenderlas sin contar con el respaldo de los grupos mayoritarios”.