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El Ayuntamiento de Madrid quiere desahuciar a MediaLab-Prado

La serrería belga, reformada

Marta Peirano

Los rumores corren desde hace meses, pero el viernes pasado alguien soltó la liebre: el Ayuntamiento de Madrid está negociando el alquiler a Telefónica de la Serrería Belga, el edificio que fue rehabilitado para las instalaciones de MediaLab-Prado, inaugurado hace sólo un año. Solo que no se trata de un alquiler sino de una cesión de un espacio público que ha costado siete millones de euros. El trámite se desarrolla con la opacidad de caracteriza la política madrileña.

En Madrid Destino Cultura Turismo Y Negocio -el área de las artes del Ayuntamiento que ha absorbido MV&CB y MACSA- confirman las negociaciones pero no los detalles, ni el grado de resolución. “Nosotros no hemos confirmado la cesión de ningún edificio a Telefónica porque todavía se está negociando. Telefónica nos ha hecho una propuesta que beneficia a Madrid y la estamos estudiando”. Sobre los detalles del intercambio no se quieren pronunciar. “No está claro que se trate de una cesión”.

Telefónica lo tiene perfectamente claro. “Madrid tiene una oportunidad extraordinaria para desarrollar una fórmula en la que todos estamos a gusto -explica Almudena Moreno Fernández, responsable de Marketing y Comunicación Multicanal en Telefónica España.- La Serrería y Medialab es un entorno de comunidad a la ciudadanía sobre el que hemos estado prospectando. En ningún caso nos planteamos pagar un alquiler ni nada. Creo que todo esto es más consecuencia de una falta de comunicacion interna de Madrid Destino, ayuntamiento y Medialab”.

Cómo ceder edificios multimillonarios en una ciudad llena de espacio público vacío

La ciudad de Madrid tiene más de 30.000 metros cuadrados de edificios públicos inutilizados. La propia Sáenz de Santamaría reprochaba hace dos años que, solo en el centro de Madrid, hay edificios sin utilizar por valor de 500 millones de euros. Pero la Serrería es perfecta precisamente porque es la sede de MediaLab-Prado, la institución más innovadora de los últimos 10 años en España. No sólo tiene las instalaciones apropiadas, incluyendo una de las fachadas digitales más distinguidas de Europa.

“El espacio de la Serreria belga es un espacio en el que se ha planteado no tanto por el espacio como por lo que ya sucede- admite Almudena. - Tanto Telefonica como el Ayuntamiento tiene muchos espacios pero tiene que ser uno que contribuya a los objetivos de la manera más eficiente posible”. Hasta su cierre en los 90, la Serrería Belga era un almacén de madera y el taller de molduras de la Sociedad Anónima Belga del Monte del Paular. La recuperación del edificio, un espacio industrial de principios del s. XX, era parte del programa electoral de Alberto Ruiz-Gallardón que heredó Ana Botella y que estaba diseñado para el proyecto de difusión cultural de Intermediae, en su vertiente de participación ciudadana y de colaboración con empresas e instituciones.

La remodelación, a cargo del estudio Langarita Navarro, costó más de siete millones de euros de dinero público, además de un millón del Fondo Estatal de Inversión Local, una ayuda destinada a instalar en el barrio de las letras un 'think tank' de las industrias culturales. La famosa fachada costó 1.075.784 €, todo parte de un proyecto diseñado en colaboración con y para MediaLab-Prado.

La propuesta de Telefónica: Open Future

Una vez terminado el edificio, se conoce la propuesta de Telefónica: convertir Madrid en el centro neurálgico de Open Future, un proyecto cuya metodología ya han presentado en otras ciudades y que quiere servir de catalizador para sus incubadoras: Think Big, Talentum, Wayra, Telefonica Ventures y Amérigo. Aseguran será “generador de riqueza, empleo y que va a ofrecer una visibilidad del proyecto local a nivel mundial”. La empresa considera que “lo más social es crear empresa y empleo, entre 20.000 y 30.000 puestos de trabajo”, que, según Telefónica, surgirán en forma de startup y Pymes gracias a su programa.

“Nuestro ofrecimiento ha sido en todo momento liderar la tercera revolución industrial que es la revolución digital -explica Moreno. - Una de nuestras necesidades es que existan determinados espacios físicos para crowdworking, Madrid tiene cientos de espacios vacios, pero tiene cierta logica que si tienes un espacio que está diseñado para este tipo de actividades lo dediques a eso”.

Cuando la ambición es montar un pequeño Silicon Valley, el carisma del espacio es un valor que Telefónica tiene muy en cuenta. “Para que Open Future impacte en el ecosistema emprendedor necesitamos encontrar una identidad de marca, continúa Moreno.- En ese contexto Telefonica ha barajado diferentes espacios donde se puede dar mayor impacto”. La empresa ha ido firmando acuerdos para establecer centros físicos de CrowdWorking. Ya hay tres en Andalucía (Sevilla, Málaga y Granada), uno en Santiago de Compostela y uno en Cáceres.

Para este último, la Junta de Extremadura les ha cedido el Garage 2.0, una nave levantada en la década de los cincuenta para almacenar el fosfato que se extraía de las minas cuya recuperación ha costado una inversión pública de 5,8 millones de euros. También ha sido cedida menos de un año después de su inauguración.

Telefónica ha prometido que anunciará su centro neurálgico internacional antes de verano. Moreno asegura que su empresa baraja más opciones y que hay mucha gente interesada y muchas variables, incluyendo privadas. “Hay como poco 30 espacios posibles”, pero no quiere adelantar ninguna. Una tercera fuente asegura que Telefónica ha puesto la Serrería como condición para montar el proyecto en Madrid. Sobre la opacidad de las negociaciones, los responsables de Madrid Destino aplican una política de hechos consumados: “Quien tiene que estar informado de los pasos que se dan en este sentido ya esta informado. Trascenderá publicamente en el momento en que haya algo que informar”.

La opacidad como norma para gestionar el espacio público

La alcaldesa de Madrid Ana Botella inauguró la nueva Serrería Belga como nueva sede del programa municipal de cultura digital MediaLab-Prado el 19 de abril de 2013. Ese mismo día y sin previo aviso al equipo, Madrid Arte y Cultura S.A (MACSA) anunció el concurso de selección para un nuevo director del centro, un proceso que no ha sido resuelto hasta la semana pasada.“MACSA resolverá en el plazo de diez días hábiles a partir de esa fecha la lista provisional de aspirantes admitidos y excluidos, con indicación de los motivos de la exclusión y abriendo un plazo de cinco días hábiles, para subsanación de errores”, decía la convocatoria.

Un año más tarde, el proyecto ganador apareció sin más en la página de Madrid-Destino como “cerrado y adjudicado”. Desde entonces, el ganador ha sido presentado en un pleno, pero sin anuncio oficial. “No se ha comunicado porque el proceso de selección ha sufrido retrasos y recientemente se ha resuelto -explican en Madrid Destino.- En cualquier caso, se puede avanzar que la persona elegida es la que está ya en funciones”, Marcos García.

“El número creciente de proyectos y de usuarios activos hace necesario un lugar como La Serrería -asegura Marcos, el nuevo director - Desde 2008 hemos trabajado en diálogo con el estudio de arquitectura Langarita-Navarro para el desarrollo del proyecto de MediaLab-Prado en este edificio, que cuenta con elementos específicos como la fachada digital o el laboratorio de fabricación digital. Además, en estos momentos un nuevo cambio de sede supondría echar por tierra gran parte del esfuerzo que se está haciendo para ampliar la proyección pública del proyecto y pone en peligro su continuidad”.

Su equipo organizó un taller con los arquitectos para que la renovacion fuera específica para sus necesidades: cantina, residencias, laboratorio, fachada de proyección. Tuvieron que esperar cinco años; el final estaba previsto para 2009 pero se acabó en 2012 y no se inauguró hasta marzo de 2013. Después de tanta expectación, trabajo y esfuerzo, están naturalmente desmoralizado ante la posibilidad de una nueva relocalización. “El proyecto esta preparado para desplegar todo el potencial que tiene –explica Marcos– incluyendo la cobertura de los gastos fijos del local”. Mover el proyecto a un edificio nuevo implicaría una reestructuración completa del programa, un “apagón” que podría durar medio año más, eso si sobreviven.

Plataforma improvisada contra el desahucio

Hoy a las siete de la tarde se ha convocado una reunión en la Plaza de las Letras frente a la Serrería para definir acciones para salvar el edificio. Un grupo de usuarios de MediaLab-Prado han empezado a redactar un Manifiesto de apoyo que contempla, entre otras cosas, el valor de la institución y la necesidad de exigir una política de transparencia en la gestión del espacio público. Es un borrador, impulsado entre otros por investigadores que trabajan habitualmente en el centro, como Antonio Lafuente, Victor Sampedro y Javier de la Cueva. El texto definitivo será redactado en asamblea colectiva por los asistentes.

En los últimos 10 años y, a pesar de las disficultades, MediaLab-Prado se ha configurado como uno de los laboratorios de proyectos más productivos de Europa. Tiene prestigio internacional y su impacto local ha sido principalmente colocar Madrid en un contexto de competitividad con ciudades como Londres, París y Berlín. Telefónica quiere resolver la cuestión antes del verano, para tenerlo funcionando el año que viene, pero el proceso podría tener otro final. “Queremos tenerlo abierto a lo largo de 2014 –termina Moreno– pero estos contratiempos alteran un poco todo porque tampoco quiere uno hacer cosas que desagradan.”

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