Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Cuando cine y 'Vida' se unen por la inclusión de la discapacidad más allá de la alfombra roja

Javier Gutiérrez y Oscar Rodríguez, intérpretes del cortometraje 'Vida'

Laura García Higueras

“Tenemos que ser fuertes, no nos podemos enfadar ahora”. Verónica, una de las protagonistas del documental Màis Ca Vida, dirigido por Rubén Ríos, anima así a sus compañeros que, como ella, no han sido elegidos para interpretar los personajes principales del cortometraje para el que llevan meses ensayando. Su discurso, el “momento Braveheart” como lo define el cineasta, es una de las lecciones que este grupo de intérpretes con discapacidad regala con su derroche de naturalidad, sinceridad e inmensa capacidad de emocionar.

El también actor, conocido por su papel en la serie de la televisión gallega Libro de familia, entró en contacto con la discapacidad 2004, cuando le llamaron para que colaborara en un centro. “Me encontré con una realidad que se me escapaba. No sabía estar delante de estas personas”, explica a eldiario.es, y afirma que este desconocimiento “nos lleva a hablar con demasiado cariño, a mirar con pena, y todo eso ellos lo captan”.

Cerca de diez años más tarde, acudió a la obra de final de curso de una asociación en la que los intérpretes era personas con discapacidad intelectual. Aquel evento le inspiró y les propuso grabar un cortometraje. Planificaron tres meses de trabajo que terminaron por ser dos años y medio. Ahora, presentan junto a la pieza el documental que recoge el proceso de ensayos, casting y rodaje. De ahí surgen Vida y Màis Ca Vida, que este jueves 27 de septiembre se estrenan de forma conjunta en los Cines Callao de Madrid.

La premiere aterriza en la capital tras el éxito cosechado por Campeones, de Javier Fesser, que además ha sido elegida para representar a España en los próximos premios Oscar. Ya abordamos la forma en que el filme había demostrado cómo rodar con personas con discapacidad mostrándoles y empoderándoles de manera individual. Ahora nos adentramos en las producciones de Ríos, que fueron concebidas con anterioridad y que vienen acompañadas del proyecto DIMMb. Con él buscan convertirse en la base de la primera metodología a nivel estatal para la inclusión de las personas con discapacidad en el ámbito laboral, empleando el cine como herramienta.

Realidad filmada en busca de la inclusión

Ríos decidió que Vida no podía reducirse únicamente al cortometraje al comenzar el proceso de ensayos. “Fui el primer sorprendido”, comenta, “sentí que había una realidad que se desconoce y a la que podíamos aportar desde nuestra profesión”. A partir de ese momento acudió a las sesiones acompañado de equipo de cámara, sonido y producción. Y consiguió que se integraran de tal forma que captaran la esencia de lo que allí estaba ocurriendo.

En el documental quedan reflejados sus miedos, su inseguridad, el miedo al abandono y sus valores. Así como temas con los que conviven en su día a día, como la sobreprotección a las que muchas personas con discapacidad están sometidas, “hay algunos a los que ni dejan elegir qué jersey se van a poner, imagínate si llegan a casa y dicen que se han echado novio”. En él participan actores reconocidos que se sumaron a colaborar en el proyecto como Javier Gutiérrez, Cristina Castaño o María Carballal.

El director, que ha sacado adelante las dos películas con su productora Claqueta Coqueta, sabía que había una fina línea que no debían cruzar. “No podíamos caer en el ñoñismo ni la pornografía sentimental. Queríamos que todo naciera de la realidad y, con ello, que no solo funcionara como campaña de sensibilización, si no de normalización e inclusión social y laboral”.

Las dos grandes lecciones

Dos de las secuencias más potentes del documental, y con las que Ríos afirma haber aprendido más de todo el proceso, son el reparto de roles dentro del cortometraje y el casting que realizaron para los extras. La elección de quiénes serían los protagonistas y quiénes los que ayudarían detrás de las cámaras fue muy dura para el realizador. Al respecto destaca que “lo que no puedes es tener pena, en la vida normal no pasa. A ti tu jefe no te da un puesto de trabajo por pena. No lo hagamos nosotros”. Por ello, trató de colocar a cada persona en el puesto en el que mejor podría encajar, incluyendo diseñador de vestuario o director.

Los actores no se lo pusieron fácil, pero le dieron una gran lección. Para el personaje masculino principal había dos aspirantes. Antes de tomar la decisión final les preguntó a ellos mismos quién pensaban que debía ser el elegido, y ambos dijeron que su compañero. “Me rompieron con su forma de ceder el protagonismo y mirar antes por el proyecto que por ellos mismos”, reconoce el realizador.

A los ocho meses desde que comenzaran los ensayos, Ríos tiró la toalla. “A nivel económico era un proyecto inviable”, lamenta, pero decidió volver. En su regreso se vio obligado a volver a ganarse la confianza de sus intérpretes, pero costó mucho trabajo, “de repente nadie salía a realizar ejercicios de improvisación cuando antes todos levantaban la manos”. Así que tuvo una idea con la que “volver a empoderarles”, como señala Ríos.

Entendió que ellos necesitaban tomar una decisión, y les puso al mando del casting de los extras de la película. “300 personas de Orense acudieron a las pruebas sin saber que quienes les iban a recibir eran personas con discapacidad”, explica. Los asistentes se extrañaban al llegar, pero lo más impresionante, según expresa el director, fue comprobar que “no empezaban la prueba hasta que la persona estaba tranquila. Se levantaban a abrazarles, les decían que ellos ya habían pasado por ello y que no tenían que preocuparse. Y en efecto, les tranquilizaban”.

El proyecto más allá de la alfombra roja

Al terminar de montar el corto y el documental, Ríos entendió que aquello no podía terminarse allí. A través de DIMMb, van a llevar su metodología por toda España, utilizando el cine como herramienta de inclusión social y laboral. “Buscamos darles las mismas habilidades que a Óscar Rodríguez y a Mónica Ferreiro [protagonistas del cortometraje]. No quiere decir que después de nuestro proyecto vayan a estar preparados para ser contratados en la industria cinematográfica, buscamos darles competencias que les sirvan tanto para trabajar en cine como en otras áreas”.

A Rodríguez y a Ferreiro, desde luego, les ha ido bastante bien. El primero acaba de terminar de escribir un tratamiento de cuarenta hojas de una serie de televisión sobre su infancia, que no ha sido fácil. La segunda, para quien Vida ha supuesto un gran impulso a su capacidad de comunicación, se está preparando para presentarse unas oposiciones.

De momento, DIMMb tiene previsto viajar por cinco ciudades de España donde trabajarán con personas con diferentes discapacidades. “En Sevilla con autismo, en Barcelona con sordera, en Madrid con trastorno mental, en Salamanca con discapacidad intelectual y en Galicia con parálisis cerebral”, expone su responsable. De cada una de ellas saldrá un cortometraje y un documental, “que estarán centrados en sus realidades”, concluye.

Vida y Màis Ca Vida tienen como objetivo potenciar la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad. En sus planos se pone el foco en la vida de esta parte de nuestra población que no sólo precisa ser visibilizada si no también incluida y normalizada, para que no sea esta la única condición que les defina. Lo dijo Robert M. Hensel, que tiene el récord Guinness en mayor distancia recorrida en silla de ruedas sin parar: “No tengo una discapacidad, tengo una habilidad diferente”. Ha llegado el momento de que como sociedad también se conciba así. 

Etiquetas
stats