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'Malnazidos', zombies en la Guerra Civil para unir, un rato, a 'rojos' y 'fachas'

Los zombies del bando republicano atacan en un fotograma de 'Malnazidos'

Javier Zurro

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En una de las escenas más recordadas de La vaquilla, de Luis García Berlanga, los soldados del ejército republicano y los del bando franquista se intercambiaban papel de fumar y tabaco. Una tregua para hacer un trueque que les permitirá echar un cigarro tranquilos. Berlanga, con la ayuda de Azcona en el guion, intentaba enseñar el sinsentido de cualquier guerra mostrando que siempre hay algo que une a dos personas. En este caso la necesidad de tabaco. Reincidía el director en esta idea en otra secuencia magistral, el baño en el lago. La banda —republicana— capitaneada por José Sacristán se quitaban sus ropas y se metía en el agua. En ese momento llegaba el ejército enemigo y hacía lo mismo. Allí, en pelota picada, sin sus trajes militares, todos los soldados eran iguales. No existían bandos, porque lo que les identificaba como tales eran solo sus ropajes. Apuntaba al sinsentido de matar a alguien por pensar de forma diferente. Alguien que, a simple vista, sin una bandera ondeando, podría ser un compañero más.

Hay mucho de Berlanga, concretamente de La vaquilla, en Malnazidos, la película que han dirigido Alberto de Toro y Javier Ruiz Caldera y que adapta Noche de difuntos del 38, de Manuel Martín. Aquí el tabaco se sustituye por un enemigo común que hace que, de forma temporal, se unan los 'rojos' y los 'fachas' para defenderse y sobrevivir: unos zombies creados por los nazis para ganar la Guerra Civil primero, y la Guerra Mundial después. Los que se unen no son los dos bandos, sino una especie de grupo salvaje formado por unos cuantos descastados del bando sublevado y una escisión del ejército republicano encerrados en un bosque que es un campo de pruebas para el experimento zombie.

La referencia al filme de Berlanga la manejan los propios directores. Alberto de Toro, que tras fraguarse en el montaje debuta en el largo, cree que, aunque nunca hablaron de ella durante la preparación, sí que su influencia está presente. “En el 85 ya se hizo La vaquilla y se demostró que se puede hablar de la Guerra Civil con humor, y creo que está claro cuál es el posicionamiento de Berlanga en la película”, asegura. Afrontan así una de las eternas cuestionas al hacer un filme sobre la Guerra Civil, si es obligatorio posicionarse o la equidistancia es comprar un discurso creado en la Transición.

Este es un debate que Almudena Grandes tenía claro. En sus últimas novelas siempre decía abiertamente que en un tema como la guerra había que posicionarse y que la equidistancia era imposible. Javier Ruiz Caldera, codirector del filme, lo comparte, pero con alguna puntualización: “Si hablas de la guerra debes posicionarte, pero nuestra película no va de la Guerra Civil, lo hemos usado como escenario, y además como escenario pulp, alejado de la realidad. Lógicamente tenemos nuestro posicionamiento muy claro y creo que se puede intuir en la película, pero es una aventura, una película de acción y sentido del humor”.

Los directores compraron los derechos de Noche de difuntos del 38 en cuanto salió. La premisa cuadraba en sus intereses y parecía un proyecto perfecto para saciar las ganas de trabajar juntos. La que, a priori, no parecía una parte de la ecuación era Telecinco, que ha producido un filme sobre zombies y sobre Guerra Civil, dos líneas rojas que no muchos se atreven a abordar. De Toro confiesa que en las primeras reuniones quisieron ocultar que era una película de zombies, pero que era demasiado evidente y que rápidamente se vieron interesados por la idea. “Hay que darle valor a Telecinco por apostar por una película original cuando el panorama actual está lleno de secuelas y remakes que son lo que funciona seguro. Esto es algo poco visto, pero sí que hay tradición de pelis de zombies en España. La ultima conocida quizás sea REC, pero desde los años 70 hay tradición”, opina Ruiz Caldera.

Si hablas de la Guerra Civil debes posicionarte, pero nuestra película no va de eso. La hemos usado como escenario pulp, alejado de la realidad

Javier Ruiz Caldera Director de cine

No temen que les acusen del tópico de hacer ‘otra película de la Guerra Civil’. Primero, porque son conscientes de que el tópico no es cierto. “El que sabe o está dentro de la industria sabe que eso no es real”, aclara Ruiz Caldera que cree que “se hacen algunas que son buenas y otras que son malas”, pero que su película no es otra más. Es una que apuesta por la serie B, por el cine de género y por el divertimento, porque “la solemnidad impostada da urticaria”, como dice el director. “A mí me encantan todos los géneros, pero hay películas en las que la solemnidad me da repelús, y esta película sería absurdo plantearla así. Es un divertimento que creo que nos merecemos en este momento, el evadirnos de la realidad, y está hecha para eso. La solemnidad la dejamos para otras películas”. 

Las influencias de Malnazidos pasan por “los programas dobles de los 80” hasta, cómo no, George Romero, pero intentando buscar alguna apuesta estética que les diferencia. Tenían claro que la película era ambiciosa comercialmente, pero creen que no pedía un exceso de vísceras ni litros de sangre, así que optaron por un efecto original, una sangre en polvo que sale disparada de los zombies: “Pensamos que si los zombies están deshidratados, la sangre sería en polvo, y que era más original, porque si haces una de zombies, aunque las referencias estén claras tiene que haber algo original”.

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