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La novela del “rencor personal” del precario tras una crisis y dos despidos

Manuel Guedán, escritor y editor en Lengua de Trapo, publica su nueva novela

Miguel Ángel Villena

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Manuel Guedán (Madrid, 1985) ha resistido, según cuenta, la tentación de escribir una novela generacional. De este modo, ha apostado por tender puentes entre la época de la Transición y la situación actual al retratar el mundo laboral a través de una joven estrafalaria, desubicada y perdedora como hilo conductor. El resultado se titula de forma muy gráfica Los sueños asequibles de Josefina Jarama (Alfaguara) y recorre empresas, trabajadores, jefes y empleos a lo largo de varias décadas y en lugares diversos. “La lucha de la generación progre y la de los precarios de hoy es la misma”, señala el autor en una charla con elDiario.es. Guedán añade con mucha sinceridad que esta novela, en clave de comedia, está escrita “desde el rencor personal de un precario que ha sufrido las crisis y dos despidos consecutivos”.

Profesor, editor y novelista, Guedán opina que “escribir con un enfoque generacional resulta una tentación muy fuerte, pero hay que hacer discursos que superen esa tendencia”. A partir de esa actitud, el autor declara su vocación de “tender puentes entre las distintas crisis y las distintas generaciones”. Hijo de exmilitantes comunistas (su padre fue líder de la maoísta Organización Revolucionaria de Trabajadores y su madre, una abogada laboralista) y casado con Rita Maestre, portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de la capital, Guedán goza de una perspectiva privilegiada para comparar épocas y contrastar experiencias. Esta trayectoria le ha servido para desvelar cómo han cambiado las relaciones laborales en España en el último medio siglo. Ahora bien, el escritor no ha utilizado el tono serio como instrumento literario, sino la comedia y la parodia. “Quería crear”, explica, “un personaje picaresco porque el pícaro ofrece un punto de vista distorsionado al creer que se ríe del mundo cuando toda la gente piensa lo contrario. En realidad, el pícaro es una víctima del sistema que al final pierde la partida. En este caso, la protagonista es una pícara porque creo que la precariedad laboral afecta más a las mujeres que a los hombres”.

Guedán no quería dibujar unos personajes serios para abordar una crítica despiadada y divertida de los mecanismos del sistema laboral. Así las cosas, Los sueños asequibles de Josefina Jarama se inspira mucho, como reconoce el propio autor, en algunas novelas de Eduardo Mendoza, en películas de Luis García-Berlanga o, al fondo, en la gran tradición picaresca de la literatura española. “El humor”, comenta, “significa una catarsis colectiva. De hecho, basta con acudir a las redes sociales para comprobar cómo la indignación contra la injusticia se expresa a través del humor. Así se evita caer en la impotencia”. Gracias a un esfuerzo en la documentación y en entrevistas con trabajadores y trabajadoras, el autor conduce a Josefina, su personaje, por empresas que abarcan desde la industria del juguete en Ibi (Alicante) en los años setenta hasta las compañías de reparto de comida a domicilio en el Madrid de hoy, pasando por el despertar del negocio del ocio en los ochenta, simbolizado en la valenciana ruta del bakalao, o en la agresividad comercial de los bancos en un pueblo andaluz de izquierdas en la década de los noventa. A través de ese itinerario vital, las peripecias de Josefina incluyen una conflictiva relación con su madre comunista o sus ambiguos e ingenuos tratos con sus jefes o con sus compañeros. Pero la conclusión apunta a que el ascenso social que pretende Josefina deriva en un espejismo.

Los mitos de la meritocracia y el éxito

Manuel Guedán no alberga dudas de que “la meritocracia existe, pero en un porcentaje mínimo que la convierte al final en la excepción y no en la norma”. “Por supuesto”, agrega, “que conviene conocer los ejemplos de éxito, pero también sería muy instructivo conocer los de fracasos. Por ello, hay que desmitificar lugares comunes muy arraigados en la actualidad como el valor de la innovación o los emprendedores, donde triunfa el 1% y el resto pasa a formar parte del pelotón”. Desde su experiencia de haber residido en Estados Unidos en su etapa de formación, Guedán se sorprende, como mucha otra gente, de que esa falsa filosofía del éxito que impulsó el capitalismo norteamericano (aquello de que cualquiera puede llegar a presidente) mantenga su vigencia a lo largo del tiempo. De cualquier manera, su novela también destaca la íntima conexión que se produce en España entre trabajo y familia hasta el punto de que muchos empleos se consiguen en este país a través de los contactos de la red familiar.

La ilusión como arma política es algo muy volátil, hay que ser de izquierdas con ilusión y sin ilusión

Manuel Guedán Escritor

Editor en Lengua de Trapo y profesor, esta novela de Guedán, la segunda que publica, llega también tras dos ensayos sobre literatura y un libro político de encargo, Podemos: una historia colectiva (Akal, 2016). Aunque simpatizó con Podemos en sus inicios y ahora se identifica con Más Madrid, el escritor aclara que nunca ha tenido cargos públicos ni orgánicos. Confiesa que ya no discute tanto de política con su padre socialdemócrata y opina que el Gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos aguanta y ha supuesto un avance. A la hora de valorar si se ha extendido el desencanto en la izquierda alternativa, opina: “Está claro que el momento más transformador que se vivió en 2015 y en los siguientes años ha pasado de momento. Ahora bien, la ilusión como arma política es algo muy volátil. De hecho, hay que ser de izquierdas con ilusión y sin ilusión teniendo en cuenta también que las luchas ideológicas resultan inevitables en cualquier ámbito de la vida”.

Desde su ensayo sobre Manuel Puig, el escritor argentino autor de El beso de la mujer araña hasta la actualidad, Guedán ha tocado muchas teclas laborales y profesionales, aunque declara que le atrae la diversidad. “La verdad”, afirma, “es que me siento a gusto en la soledad del escritor y en la socialización del profesor. Hasta ahora me he dedicado a muchas cosas porque decía que sí a todo cuando los derechos laborales comienzan, en realidad, cuando ganas la capacidad de decir que no. De cualquier modo, me gusta la variedad profesional”.

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