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La mutación del flamenco traspasa a Rosalía: Niño de Elche ahora suena a guajiras y merengue

Luis J. Menéndez

Niño de Elche

Niño de Elche

ColombianaSonyWorld Music7Colombiana

Detrás de toda forma musical “pura” hay una historia de hibridación y mestizaje. Fue así con el flamenco, cuyos orígenes Niño de Elche se ha ido a buscar al Caribe. Y se ha venido de vuelta con un disco bajo al brazo que no aspira a formar parte de los numerosos ejercicios arqueológicos vinculados al género, sino a imaginar un futuro improbable.

En él, la música folklórica por excelencia de nuestro país haría su enésimo viaje de vuelta para buscar de nuevo en las guajiras, los sones o el merengue el elixir para que la voz flamenca siga mutando, evolucionando y, en definitiva, asegure su existencia en el futuro.

Las conexiones con el todavía reciente Antología del Cante Flamenco heterodoxo en ese sentido son evidentes: Francisco Contreras parece empeñado en forzar tanto las fronteras del cante -ya sea ensanchando sus orígenes o jugando a imaginar el futuro- que definitivamente se ha situado en un territorio que poco o nada tiene que ver con lo que habitualmente entendemos por flamenco. Y él feliz de que así sea.

Pero si en la búsqueda de la transgresión ambos trabajos van de la mano, cosa bien distinta son las formas de cada uno. La libertad con la que Contreras ha afrontado este viaje de la mano de Eblis Álvarez de Meridian Brothers como cómplice conduce algunas de estas composiciones a lugares muy distintos de los que supuestamente llevaría la suma de las partes.

Peteneras Mexicanas, por ejemplo, se encuentra más cerca del espíritu punk-funk de ESG o Liquid Liquid que de cualquier sonido al sur de la frontera de Texas, y buena parte de los temas suponen un ejercicio de mestizaje tan improbable que termina resultando inédito.

Flying Lotus

Flying Lotus

FlamagraWarp / Music As UsualELECTRÓNICA / RAP8Flamagra

Como ocurre con buena parte de los grandes músicos, la producción de Steven Ellison resulta desbordante. Tras un silencio de cinco años que no ha sido tal -su trabajo ha resultado esencial en discos como el Drunk de Thundercat o To Pimp a Butterfly de Kendrick Lamar que se han convertido por pleno derecho en clásicos contemporáneos- está de vuelta con un disco de 27 temas que alcanza los 70 minutos de duración y en el que está presente el árbol genealógico de la música negra al completo: desde la influencia free de su tía Alice Coltrane, al funk, el rap clásico o las producciones visionarias de J Dilla.

En esta ocasión FlyLo ha apostado para sus temas por un formato de corta duración: apenas tres de estas piezas superan los tres minutos de duración y buena parte de los cortes funcionan casi a modo de interludio. Sin embargo, en cada una de estas canciones hay tantas ideas que perfectamente cada una de ellas podría ser objeto de un comentario en profundidad por separado.

Con un mayor protagonismo de los sintes y el MPC que el precedente You’re Dead!, y más ligero musicalmente hablando que sus anteriores entregas –supongo que no es casual el paralelismo de la portada con el Dangerous de Michael Jackson-, Flamagra debe también buena parte de su razón de ser a la implicación de Stephen “Thundercat” Bruner y a la larga e impresionante lista de colaboradores que se ponen al servicio de Ellison para poner voz a los delirios instrumentales del virtuoso productor californiano.

Solange, por ejemplo, rivaliza con unas cuerdas celestiales en Land of Honey, George Clinton tiende la mano a su alumno en Burning Down The House (nada que ver con el clásico de Talking Heads); Anderson.Paak convierte More en el tema más cláramente radiable del lote y Yukimi Nagano de Little Dragon aporta groove a la ya de por si bailable Spontaneus.

La lista todavía continúa con la participación de Denzel Curry, Tierra Whack, Shabazz Palaces o Toro y Moi, aunque el propio Flying Lotus ha destacado en la promo previa a la salida del álbum por encima de todos ellos la participación de David Lynch, que en Fire Is Coming aporta una fantasía surrealista marca de la casa, punto de partida conceptual para buena parte del álbum.

Hidrogenesse

Hidrogenesse

Joterías bobasAustrohúngaroPOP7Joterías bobas

La imagen de portada tiene el aire clásico de una pintura de Picasso, el título del disco parece remitir al folklore aragonés y Carlos y Genís se han manifestado recientemente agotados por la influencia de la música anglosajona sobre la música popular de nuestro tiempo. Todo esto debería dar una vaga idea del camino emprendido por el dúo en su sexto álbum.

Sin embargo -y a esto deberíamos estar acostumbrados ya- nada es lo que parece en el universo de Hidrogenesse, que suelen jugar a los equívocos, las ironías y los dobles sentidos. Tras años de explorar las posibilidades de su sofisticado tecnopop, el dúo da un giro en un disco en el que recupera la exhuberancia melódica de los primeros tiempos.

El título del disco, lejos de anunciar un nuevo experimento sonoro de consecuencias imprevisibles, en realidad auto-homenajea a Hidrogenesse, tal y como explicaban recientemente en una entrevista para El Periódico: “Alguien decía que en un festival en México, después de unos grupos muy buenos, salimos nosotros con nuestras ‘joterías bobas’. Nos dijeron que eso significaba ‘mariconadas’, aunque es una expresión un poco en desuso”.

El paso del dúo por la gran urbe latinoamericana, sus colores y sabores (más que sus sonidos) están especialmente presentes en un álbum en el que Hidrogenesse también se atreven con Paolo Conte (versión de Maracas).

Little Jesus

Little Jesus

Disco de oroSony MéxicoPOP7Disco de oro

Que el puente aéreo musical entre España y Latinoamérica funciona a pleno rendimiento desde hace un tiempo es un hecho palpable con solo echar un vistazo a la cantidad de bandas latinas que giran por nuestro país. En cualquier caso, el dominio de los sonidos de baile que vienen del Caribe ha dejado en un segundo plano a las bandas de guitarras, que si bien poco a poco han ido conquistando al público español carecen en líneas generales de la exposición de los artistas del reggaeton, lo urbano y el pop que raya con lo folklórico.

Un ejemplo evidente de ello son Little Jesus, formación de Ciudad de México con dos discos impecables en la mochila y que ahora vuelven a intentarlo con un tercero, este Disco de oro, que lima las aristas de los anteriores en busca de un pop preciosista con evidente potencial comercial.

En Disco de oro hay de todo. Con la excusa de una serie de canciones que afrontan la nostalgia y el miedo a crecer como leit-motiv, la banda se debate entre el sonido guitarrero “a lo Strokes” con el que llamaron la atención en su debut y una producción de corte electrónico obra del líder de la banda Santiago Casillas que empuja sus canciones hacia el baile. En sus mejores momentos, como el tema que da título al disco, esos dos universos conviven sin molestarse.

Sebadoh

Sebadoh

Act SurprisedFire / Popstock!ROCK7Act Surprised

Por un momento, en el breve periodo que va de 1993 a 1994, cuando la banda publicó Bubble & Scrape y Bakesale, Sebadoh fue la quintaesencia del indie rock y muy posiblemente la banda más guay del mundo entero. Lo fue a costa del sufrimiento de Lou Barlow, que en aquel momento escribió negro sobre blanco su deriva emocional y la representó musicalmente hablando con unas guitarras hirientes e abrasión cercana al hardcore. Pero con el tiempo todo eso se diluyó en discos mucho más impersonales que terminaron por hacer que volviera a centrarse en la labor de escudero de J. Mascis y sus Dinosaur Jr.

Hace seis años Barlow recuperó Sebadoh con un disco que aspiraba a resucitar la energía de antaño. Lo conseguía sólo a medias. Ahora este segundo intento desde la reunión del trío que completan Jason Loewestein -al bajo, ya casi tan inimaginable fuera de Sebadoh como el propio Barlow- y Bob D'Amico a la batería, apuesta nuevamente por un rock abrasivo y contundente, en parte empujados por el demoledor trabajo de este último golpeando los parches.

Seamos honestos, Act Surprised y sus canciones sobre arrepentimiento y conflicto emocional no se encuentran a la altura de aquellas desgarradoras Soul & Fire, License to Confuse o Not a Friend. Pero aunque solo sea por sus altísimos niveles de intensidad todavía patean los culos de la mayor parte de indie kids que son alabados como los nuevos salvadores del rock de guitarras. Un respeto, pues.

Stereolab

Stereolab

Transient Random-Noise Bursts With AnnouncementsDuophonic / Warp / Musica As UsualAVANT-POP8Transient Random-Noise Bursts With Announcements

El inesperado retorno de Stereolab -estarán actuando este mismo fin de semana en el Primavera Sound- llega de la mano de una serie de reediciones que pone en valor el papel que la banda de Tim Gane y Laetitia Sadier tuvo en el panorama musical durante la década de los noventa.

Si hace unos meses volvía a ver la luz vía reedición su serie de recopilatorios Switched On, ahora es el turno de su disco de 1993 Transient Random-Noise Bursts With Announcements, al que seguirá Mars Audiac Quintet de forma inmediata y Emperor Tomato Ketchup, Dots and Loops, Cobra and Phases Group Play Voltage in the Milky night el próximo mes de agosto y Sound-Dust y Margerine Eclipse en noviembre. Curiosamente los dos primeros discos de Stereolab se quedan fuera del plan de reediciones.

Transient Random-Noise Bursts With Announcements fue el primer álbum realmente “ambicioso” de Stereolab, grabado para su propia discográfica con más medios tras su fugaz paso por el sello indie Too Pure. Fue también este el disco en que la banda franco-británica mostró todo su potencial y el personalísimo coctel de influencias: krautrock, rock de vanguardia velvetiano, chanson, minimalismo o easy listening.

El disco les encontró en un momento tan dulce que hasta se permitieron dejar fuera del mismo una de sus canciones a la postre más reconocibles, French Disco. Esta reedición de 3 vinilos o 2 CDs la recupera en una tempranera versión junto a otras demos, tomas alternativas y mezclas que nunca antes habían visto la luz.

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