“Nowhere”, el proyecto actoral “más duro” de Anna Castillo

Silvia García Herráez

Madrid, 28 sep (EFE).- Tras protagonizar la serie romántica “Un cuento perfecto”, Anna Castillo cambia totalmente de registro para meterse en “Nowhere”, una historia claustrofóbica de supervivencia, que aterriza este viernes en Netflix; y del que destaca a EFE que es el proyecto “más difícil de su carrera”. “Sí, diría que es uno de los proyectos más difíciles a los que me he enfrentado como actriz porque mantener el rácord emocional sola durante toda la cinta ha sido muy complicado. Cuando tienes a un compañero te das cuenta de lo importante que es también para construir tu personaje, aquí estaba sola no tenía réplica”, confiesa la actriz. A partir de aquí, Castillo junto al director Albert Pintó (“Malasaña 32”, “La casa de papel”) trabajaron juntos en el arco del personaje para que “no resultara aburrido, ya que era siempre la misma actriz en escena”. Asimismo, la ganadora de un Goya por la película “El Olivo” (2016) añade que, además, no solo era un reto como actriz sino también un reto personal, ya que no tenía referencias de cómo podía salir. “Me daba bastante vértigo y justamente creo que por eso me decidí a hacerla”, agrega. La cinta sigue la historia de Mía (Castillo), una mujer embarazada que, junto a su marido (Tamar Novas), huye de un país totalitario escondida en un contenedor marítimo. Tras ser forzosamente separados, deberá luchar por su supervivencia cuando una violenta tormenta la arroja al mar. Sola y a la deriva en mitad del océano, Mía se enfrentará a todo para salvar la vida de su hija y reencontrarse con su pareja. “El régimen totalitario sirve para poner en contexto al personaje y entender qué hace esta chica huyendo en el contenedor, pero para mí el punto clave de la película es la supervivencia, y como esta chica hace lo imposible por salvar su vida y la de su hija (…). Por desgracia es una realidad a la que miles de personas tienen que enfrentarse hoy en día, el echarse al mar, con sus hijos y sobrevivir”, apunta. Además del reto de llevar la carga emocional de la película ella sola, la actriz también le da importancia al esfuerzo físico que hizo rodando la cinta, puesto que llevar una prótesis para simular que estaba embarazada requería de ello. “Al principio la prótesis pesaba ocho kilos, pero tras el parto seguía habiendo, más pequeña, pero había, me acompañó durante todo el rodaje, y eso era de silicona maciza, por lo que pesaba mucho y llevarla era agotador; sumado a la ropa mojada todo el rato lo que era una incomodidad”, aclara. Por otro lado, la actriz también agregó que la historia sería muy diferente sin la presencia de un bebé en medio del mar. “Poner al bebé te hace sacar fuerzas de donde sea, tirar para adelante como sea”, dice, agregando que no rodó mucho con él, que estuvo cuatro días “tan solo” y lo demás fueron muñecos animatrónicos. “Me hubiera gustado rodar más con él, me daba alegría”, confiesa entre risas. Castillo, que reconoce que cuando leyó el guion –“salvando las distancias”- le recordó a una mezcla entre “Náufrago” (2000), “Enterrado” (2010) y “La vida de Pi” (2012), declara que la mejor parte del rodaje fueron las dos semanas que estuvieron en mar abierto. “En plató estaba acompañada por los ténicos de arte, de luces, sonido… Pero cuando llegamos al mar, era una lucha entre el contenedor y yo, estaba completamente sola, y esa sensación de estar así en medio del mar en la que poder sacar todo fue muy guay”, recuerda.