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La polémica por los carteles de Carnaval parecidos destapa un mundo de cientos de concursos y acusaciones de uso de IA

Rubén Lucas García, habitual cartelista de festejos

Elena Cabrera

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Miguelturra (Ciudad Real) y Almansa (Albacete) están separados por algo menos de 300 kilómetros pero el año pasado se sintieron más unidos que nunca gracias al cartel de las fiestas mayores del primer pueblo y del Carnaval del segundo. Eran tan parecidos que el periódico digital local La Tinta de Almansa se aventuró a decir que por su “enorme similitud” las fiestas habían quedado “unidas”. 

En el caso de Almansa, diferentes figuras de medio cuerpo, colocadas al pie de varias arquitecturas reconocibles en el pueblo, como son el Castillo y la Iglesia de la Asunción, habían sido introducidas dentro de una gran A. Un halo blanco rodea cada elemento. En el de Miguelturra, algo parecido pero con una M. La misma mano se encuentra detrás de los dos carteles: la de Rubén Lucas García, un ilustrador cuya obra está siendo observada con lupa en las redes sociales.

No era la primera vez que Rubén Lucas García ganaba el diseño de carteles para los Carnavales de Miguelturra. Empezaba a ser un viejo conocido de este pueblo manchego porque en 2015 y 2022 también dibujó para ellos. El concejal de Festejos del pueblo quedó muy satisfecho: “Representa la esencia miguelturreña”, dijo en su presentación en Madrid. No obstante, otro periódico local, el Diario de Miguelturra, también había detectado que la esencia miguelturreña se parecía a la esencia almanseña, y por ello, se preguntaba capciosamente: “¿Carteles idénticos?”.

De profesión, concursante

La actividad de Rubén Lucas García como cartelista es frenética, a pesar de que él se ha definido a sí mismo más como un aficionado que como un profesional. El bloguero canario Mogro se dedicó a recopilar información en su blog sobre los concursos que había ganado este artista y encontró hasta 170 premios entre 2012 y 2023, por los que habría obtenido unos 115.000 euros según sus cálculos, sumando remuneraciones que podían ir entre los 300 y los 2.000 euros, unas cuentas que dan menos de 900 euros brutos al mes. Títeres, fiestas, carnavales, moros y cristianos, ferias del libro, fallas y todo tipo de fiestas populares. De Arzúa a Denia, de Majadahonda a Huesca, el cartelismo de este murciano se extiende por las vallas de los pueblos de toda España. Escribió sobre él: “De profesión: concursante de carteles de carnaval”.

Es otra vez Carnaval y han vuelto los carteles de Rubén Lucas García. En el de Irún, regresa ese estilo de rodear las figuras con un halo blanco y colocar los monumentos locales al fondo. La protagonista es una mujer de pelo cano que oculta su mirada tras una máscara con plumas coloridas, mientras maneja sonriente una máquina de coser. La misma mujer, las mismas plumas, la misma máquina de coser, aparecen también en los carteles de Pedro Muñoz en Ciudad Real, Barbadás en Ourense, Irún en Gipuzkoa y Sestao en Bizkaia. “Qué cara más dura”, escribió en un tuit el cartelista leonés César Núñez, que este año ha conseguido ganar tres concursos de cartelería carnavalesca: La Carolina (Jaén), Villafranca de los Barros y Cabeza del Buey (ambos en Badajoz).

Pero el cartel de Pedro Muñoz fue el primero de todos, explican fuentes de este Ayuntamiento. De hecho, el técnico de Cultura, nada más saberse la decisión del jurado, se aseguró rutinariamente de que no era un plagio haciendo una búsqueda inversa en Google. Los cuatro ayuntamientos, involuntariamente hermanados, aceptan la polémica con humildad y cierta incomodidad. A Xosé Carlos Valcárcel, alcalde de Barbadás, le hubiera gustado tener un cartel exclusivo pero entiende que “vivimos en un mundo global”.

Valcárcel, al teléfono con elDiario.es, pone como ejemplo a Murillo y sus múltiples cuadros de vírgenes ciertamente similares: acaso un artista no explota una misma idea con el objetivo de despachar múltiples encargos, en el siglo XVII y en el XXI. “No me gusta que se repita pero me parece un cartel bonito que representa el sentido del carnaval. Para años sucesivos podemos enfatizar sobre la originalidad en las bases pero ¿cómo podemos los concellos saber si una obra es original y no es una copia o un remake? Imposible”, dice resignado el alcalde, consciente de que su Ayuntamiento no es el Museo del Prado, pero al menos tiene un buen cartel para animar las fiestas a los barbadeses.

Una escena de cartelistas de festejos

Los concursos de carteles conforman un circuito estable con el que ganar dinero, aunque requieren mucho trabajo de aplicación y documentación. Para César Núñez, Lucas es “un pedazo de artista de sobra demostrado durante años”, explica a las preguntas de este periódico y considera que es uno de entre la docena aproximada de cartelistas que han “aguantado el ritmo” de presentarse a concursos de manera constante en los últimos años. Según la web Deconcursos ―que informa, bajo suscripción, de todo tipo de certámenes a nivel nacional y cuyo responsable no ha querido contestar a las preguntas de este medio― hay unos 600 concursos anuales de carteles en España. Una escena, podría llamarse así, a la que Núñez incorpora otros nombres como Juan Diego Ingelmo, Sergio Iborra, Iñaki Fernández Iturmendi, Ángel Ligero, Jaume Gubianas Escudé, Alfredo León o Alfonso Giménez Ventura. Iborra señaló en una entrevista en el Diario de Teruel que ganaba el 15% de los concursos a los que se presentaba. “Todos intentamos ganar” pero “al final siempre ganan los mismos”, indica César Núñez.

Tomando solo la información de noticias aparecidas en prensa en 2024, Ingelmo ha ganado siete concursos; Iborra, tres; Gubianas, cuatro; Ligero, por su parte, se vio envuelto también en una polémica reciente al admitir el uso de la Inteligencia Artificial (IA) para su cartel del Carnaval de Badajoz. La paciencia de César Núñez ha llegado a su límite por la llegada de “la puñetera IA” a su oficio. Por eso estalló en redes. 

Lo que digan las bases

La irrupción de la IA está sacudiendo el mundo, entre muchos otros, de la ilustración. La tensión es tal, que muchos usuarios de redes sociales están realizando un trabajo de 'caza IA', señalando manos de seis dedos, ojos sin pupilas y bocas sin dientes o trazos que no llevan a ningún sitio; fallos habituales de las obras generadas por estos programas, a día de hoy. Dentro de tres meses, es probable que Dall-e o Midjourney hayan aprendido de sus errores.

Las cuatro variantes de Rubén Lucas García han sido objeto de esas acusaciones. Pero cuando el Ayuntamiento de Pedro Muñoz llamó al autor y le preguntó si había usado IA, este dijo que no. En cualquier caso, no habría incumplido las normas del concurso y en el consistorio no lo ven con malos ojos, pues entienden que puede ser una herramienta de apoyo.

La radio local de Pedro Muñoz entrevistó a Rubén Lucas García hace pocos días. Cuando la locutora le pregunta por la técnica utilizada, él contesta: “Es una ilustración normal y corriente”. Pero hay quien no está convencido de que sea tan normal y tan corriente. MiguelXMIG recortó una parte del cartel de Irún en el que se ve la fachada del Ayuntamiento que parece que se cae a pedazos. “Son inconsistencias propias de las imágenes generadas mediante IA”, indica la ilustradora Beatriz Albir a elDiario.es, quien tiene la “seguridad absoluta” de que se ha utilizado este software para la realización del cartel irunés. Esos detalles reveladores suelen ser “manos deformes, mechones de pelo y prendas de ropa que se funden con la piel”, así como que no se “delimiten los contornos de cada cosa” y “la falta de composición” que provoca que los elementos estén “flotantes, sin ningún orden. No hay un suelo, una perspectiva o una línea de horizonte”. Hay usuarios, como Alba o Almassora, que incluso han creado sus propias variantes construyendo una instrucción (prompt) en programas de IA que daría como resultado algo semejante y este periódico también lo ha intentado, pero nunca devuelve una variación de estilo tan semejante a los del autor.

No obstante, la posibilidad de ganar concursos utilizando IA enfurece a algunos ilustradores que compiten por los mismos en condiciones menos ventajosas. “Está bien que cada uno tenga su estilo pero pedirle a la IA una tejedora con antifaz y con plumas de colores, y las ocho versiones que te ofrece utilizarlas para distintos sitios con el monumento correspondiente detrás, no es ético, no es justo”, se queja César Núñez.

Existen ya aplicaciones que, mediante ingeniería inversa, analizan si una imagen ha sido generada por un humano o por una IA. Sus creadores advierten que no son cien por cien fiables y aconsejan pedir una segunda opinión a un experto. En una prueba realizada por este diario, según Illuminarty, la probabilidad de que se haya usado IA en el cartel del Carnaval de Irún es menor del 4%. En cambio, Huggingface valora que, con un 94% de probabilidades, ha sido obra de una máquina. César Núñez señala que estas herramientas aún no están lo suficientemente desarrolladas para confiar en ellas.

El escrutinio en redes al trabajo de Rubén Lucas viene de atrás. A Cristina le llamaron la atención en 2020 al menos 10 carteles parecidos, premiados entre 2019 y 2020, en los que se utiliza el mismo concepto: extremidades vestidas con una tela estampada o bien figuras que en su interior se colorean con la misma paleta. Las fuentes que conocen esta manera de trabajar del ilustrador, se extrañan de que sea ahora cuando llama la atención.

Rubén Lucas ha declinado contestar las preguntas de este periódico, preocupado por lo que considera “bulos” y un ataque a su reputación en los medios de comunicación, y ha indicado que son asuntos que ha dejado en manos legales.

Definir lo original

Puño, un reconocido profesor e ilustrador madrileño, se estudió las bases del concurso de Irún e interpretó que la obra elegida estaba incumpliendo uno de los requisitos: ser un “original del autor”. En el Ayuntamiento no lo ven así. Puño explica a este diario que considera “imposible” que el uso de la IA pueda encajar en el concepto de “originalidad”. “Si encargas el dibujo a otra persona, no es tuyo original. ¿Si se lo encargas a un software sí lo es?”, se pregunta.

El dibujante de cómics David Rubín, que ha sido jurado en premios a carteles, reclama que se incorpore a las bases de este tipo de concursos la exclusión explícita del uso de IA, pero también señala que “el golpeteo constante” de carteles de baja calidad “que inundan gran parte de las calles de pueblos y ciudades anunciando festejos” no es un problema que se iniciara con la explosión de la IA sino una consecuencia de la “escasez de interés y conocimiento” de los jurados e instituciones.

Abordar el impacto de la IA es complejo, hay una parte que tiene que ver con “el progreso”, dice el dibujante Kike Infame, de la Federación de Asociaciones de Ilustradores Profesionales (FADIP): “Y los ilustradores no estamos en contra del progreso, estamos en contra de que el progreso se sustente sobre el derecho de los ilustradores”, explica a este periódico. A esta entidad le parece “esperanzador” que la sociedad se sensibilice por los problemas de su profesión, como se ha visto estos días en redes, y espera que eso desemboque en que las instituciones se pongan en contacto con ellos antes de redactar las normas de los concursos, para asegurar tanto “la calidad” como “la ética” de los ganadores. Por otro lado, Infame observa con preocupación que haya instituciones que “les de igual el producto con tal de conseguir un precio”: “Hay gente que considera que la IA es un atajo para evitar los intermediarios, que en este caso son los profesionales del medio, por lo que piensan más en tiempos y en plazos que en el ecosistema”.

Más allá de esta intriga alentada por la colectividad de las redes, este caso hace aflorar la tensión actual que se vive en el mundo de la creación artística debido a la penetración incontrolable de las herramientas de Inteligencia Artificial y la necesidad de una regulación, como piden las asociaciones profesionales.

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