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El Gobierno fusiona a golpe de decreto el Real y la Zarzuela pese a la oposición de los trabajadores

Protestas de los trabajadores de la Zarzuela contra su fusión con el Real/ EFE

Miguel Ángel Villena

Por real decreto, sin debate parlamentario y con la oposición de los trabajadores y de notables figuras de la música y del teatro. Así ha aprobado este viernes el Gobierno la fusión del Teatro Real y el de la Zarzuela, ambos radicados en Madrid, en un proceso que más parece una absorción del segundo por el primero.

A pesar de que Íñigo Méndez de Vigo, portavoz del Ejecutivo y ministro de Educación, Cultura y Deporte, ha remarcado que los empleados de la Zarzuela mantendrán sus derechos laborales y ha señalado que la medida pretende fomentar el llamado popularmente “género chico”, los sindicatos no se fían y argumentan que se trata de “una privatización encubierta” que amenaza también, a medio plazo, a otros organismos del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), como los teatros públicos, la Orquesta Nacional de España o las compañías de danza.

De momento los cientos de trabajadores del Inaem, tras un mes de movilizaciones en contra de la fusión en una fundación única, mantienen los paros convocados para los próximos días.

Al margen de las motivaciones laborales, la plantilla de algo más de dos centenares de empleados de la Zarzuela alerta de que la fusión en una fundación público-privada, como es el Teatro Real, provocará un aumento en el precio de las entradas para las decenas de miles de espectadores del género lírico español.

“El precio de las entradas para las zarzuelas puede hasta triplicarse a partir de ahora”, afirma una responsable de un teatro público que prefiere guardar el anonimato.

Del mismo modo, portavoces de UGT y de CCOO en el Inaem, como Javier Figueroa y Silvia Rubio, advierten de que las condiciones laborales empeorarán con un convenio que ya no estará sujeto al marco de la Administración Pública.

Beneficio para iniciativas privadas

“Por otra parte”, sostienen los representantes sindicales del Inaem, “aumenta el peligro de que externalicen a algunos colectivos artísticos como ya ocurrió con el coro del Teatro Real”.

Altos cargos del Inaem han destacado también que la fusión de los dos teatros beneficiará a iniciativas privadas como el Universal Music Festival, impulsado por Gregorio Marañón, a su vez presidente de la Fundación del Teatro Real.

El citado Marañón se ha apresurado este viernes a manifestar que “la zarzuela saldrá reforzada, los precios no se subirán y las condiciones laborales se respetarán”.

No obstante, un informe interno de la Secretaría de Estado de Cultura ya reconocía el pasado otoño que la fusión de los dos teatros líricos podría generar resistencias en la opinión pública por que se interpretara la medida como una absorción, por el temor a una pérdida de identidad de la zarzuela, por la diversidad en la política de precios o por los conflictos laborales, entre otras razones.

Estas resistencias se plasmaron el pasado mes de marzo en un manifiesto firmado por artistas como Teresa Berganza, Ana Belén, Andrés Lima, Ainhoa Arteta, Juan Echanove o Paco Mir en defensa del carácter totalmente público del teatro de la Zarzuela. Unas 12.000 firmas de espectadores han respaldado la reivindicación en las últimas semanas.

El propio director de este centro, Daniel Bianco, que seguirá por el momento al frente de la institución, publicó el pasado jueves una carta abierta en la que afirmaba que “el teatro de la Zarzuela nació y vive desde hace más de siglo y medio con esa básica razón de ser: preservar y difundir nuestro patrimonio lírico”.

Aunque el Ministerio ha asegurado que el número de espectáculos de zarzuela se mantendrá en las próximas temporadas, algunos empleados rebaten ese argumento y alegan, además, que en la actualidad en el teatro solamente pueden representarse obras españolas, una condición que desaparecerá en el futuro tras la fusión con el Real.

Otro objetivo de la fusión-absorción señalado en el citado informe interno de Cultura apela a los tres edificios con los que cuenta en la actualidad el teatro de la Zarzuela, todos ellos en el centro de Madrid, y que podrán ser utilizados en el futuro también por el Real.

“A los responsables de la Fundación del Teatro Real casi les interesan más los inmuebles, para contar con más sedes, que los trabajadores”, ha comentado Javier Figueroa, del comité de empresa del Inaem por UGT.

Inaugurado en 1856, destruido por un incendio a comienzos del siglo XX y remodelado en varias ocasiones, el teatro de la Zarzuela es monumento nacional, tiene un aforo de 1.200 localidades y en su escenario se representan asimismo espectáculos de las compañías de danza públicas, además de las zarzuelas.

“La ofensiva para privatizar los distintos organismos del Inaem no ha hecho más que empezar si no logramos frenarla”, concluyen los representantes de los trabajadores.

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