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Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.

'Fuga en Dannemora', realismo y espectáculo para renovar el drama carcelario contemporáneo

Póster de 'Fuga en Dannemora' de Ben Stiller

Belén Gómez

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Las fugas de prisión siempre han sido más atractivas que la vida en las mismas. Así nos lo enseñaron en el cine La Evasión, Fuga de Alcatraz o Cadena perpetua, y en la televisión Prison Break. Sin embargo, a veces la realidad supera la ficción.

La madrugada del seis de junio de 2015, un guardia de seguridad de Clinton Correctional Facility de Nueva York, ubicado en la localidad de Dannemora, se quedó estupefacto al descubrir vacías las celdas de Richard Matt y David Sweat. El primero había sido condenado a 25 años de cárcel por matar y descuartizar a su jefe y el segundo cumplía cadena perpetua por haber asesinado a un policía. Juntos escaparon de la prisión y estuvieron desaparecidos casi un mes, poniendo patas arriba al Estado de Nueva York durante semanas, y creando un maremágnum mediático hilarante.

Ahora Ben Stiller, que además de actor también es un director con oficio como bien demostró en Bocados de realidad o La vida secreta de Walter Mitty, adapta esta historia en una intensa miniserie de siete capítulos protagonizada por Benicio del Toro, Paul Dano y Patricia Arquette. El primer episodio ya está disponible bajo demanda en Movistar, y cada lunes llegará una nueva entrega de una historia fascinante en todos los sentidos.

Mucho más que una simple fuga

Richard Matt –a quien da vida un siempre imponente Benicio del Toro–, planea escaparse de la prisión que lo retiene en Dannemora. Tiene experiencia de sobra: a los 13 años había escapado de un hogar social, en 1986 había saltado la verja del peor correccional de Erie en Pensilvania y en el 91 timó a un prisionero para que pagase su fianza en México. Pero esta vez no lo puede hacer solo.

Necesitará recurrir a David Sweat –interpretado por un expeditivo Paul Dano–, para que le ayude en un plan que parece tan arriesgado como plausible si las cosas se hacen bien. Pronto entrará en la ecuación Tilly Mitchell –fantástica y absolutamente mimetizada Patricia Arquette–, empleada en la prisión como supervisora de la sastrería del centro, que terminará involucrándose en una relación con ambos y ayudándoles a escapar.

Con Fuga en Dannemora, Ben Stiller encabeza una de las obras más arriesgadas de su carrera. Ejerce como showrunner, productor y director de todos los episodios. Detrás del guion, un nominado al Oscar, Michael Tolkin, que se encargó de la adaptación de El juego de Hollywood de Robert Altman, y uno de los guionistas de Mad Men, Bret Johnson.

Estos últimos imaginaron la historia detrás de los dos asesinos cuando aún estaban en busca y captura. Fue la misma semana que Donald Trump anunció su candidatura a la presidencia de Estados Unidos, y los medios de comunicación no tardaron en ofrecer una cobertura mediática absolutamente desproporcionada. Se calcula que la caza de los convictos costó a las arcas del consistorio neoyorquino la friolera de 23 millones de dólares. La historia de Fuga en Dannemora debía estar a la altura de la realidad.

Ante la cercanía y la relevancia del guion, Ben Stiller impregna de realismo la narración de una aventura que crece en intensidad y dramatismo sin cesar. Tampoco sin dejar jamás de resultar tan creíble como elegante en su retrato de una sociedad enganchada al espectáculo y el amarillismo, pero también deprimida por la falta de oportunidades de una zona del condado de Clinton en la que la mayoría de habitantes, de clase obrera, tiene relación con alguno de los cuatro centros penitenciarios de la región.

De ahí que contar con personajes reales –como agentes de policía locales– y rodar en localizaciones reales próximas de donde tuvieron lugar los hechos consiga reflejar una autenticidad sin fisuras.

Contribuyen al conjunto, sobra decir, un reparto pletórico. Benicio del Toro, ganador de un Oscar, un Globo de Oro y un BAFTA a mejor actor de reparto por su papel en Traffic, ofrece una interpretación entre la sofisticación y la brutalidad cuyo equilibrio domina a la perfección. Patricia Arquette, ganadora de un Oscar, un Globo de Oro y un BAFTA a mejor actriz de reparto por su papel en Boyhood, se confunde excepcionalmente con el personaje real. Y Paul Dano, que desde que debutó en Pequeña Miss Sunshine no ha cesado en ofrecer distintas facetas interpretativas en películas como Pozos de ambición, 12 años de esclavitud o Prisioneros se deja llevar en un registro en el que no le habíamos visto nunca. 

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