Hubo un lamentable asesinato en León, en el que la víctima era una conocida política del Partido Popular. Y hay unas elecciones, europeas, tras dos años de profunda crisis y fuertes ajustes económicos. Es la receta ideal para una tormenta perfecta en las redes sociales, y las expectativas no se vieron defraudadas: miles de comentarios ligando el asesinato con la política, aunque por lo que se sabe el asunto parezca mucho más un tema personal que relacionado con el arte del gobierno. Por un lado destacados columnistas y fans del PP achacaron el triste suceso a la crispación creada contra los políticos por los escraches y las acciones contra los desahucios. Por el otro comentarios que explicaban, si no justificaban, el asesinato por el perfil de la víctima, conocida por su carácter brusco, su férreo control del partido y el gobierno locales y su acumulación de cargos (y sueldos). Estos últimos (que no los primeros) fueron recibidos con indignación y escándalo por el partido en el gobierno, que anunció reformas legislativas, y por las fuerzas de seguridad, que detuvieron a varios responsables de comentarios muy inflamados. Hasta aquí, los hechos.
La polémica, por supuesto, llegó a los foros de comentarios de las noticias de eldiario.es sobre el incidente. Empezaron a llover los comentarios, y en determinado momento la dirección del medio decidió cerrar el sistema. Además algunos de los comentaristas recibieron mensajes de alerta al entrar en eldiario.es utilizando el mecanismo de seguridad https, lo que provocó mayor desconcierto todavía y numerosas quejas expresadas en los comentarios de estas y otras noticias. Un ejemplo:
# jmaguilar1962 | 14/05/2014 - 10:22h
# Ignacio, la celeridad que habéis mostrado en resolver este asunto técnico, ¿por qué no se repite para explicar a los/as lectores/as los motivos para no permitir comentarios en las primeras noticias que sacasteis sobre el crimen de León?
El director respondió directamente en los foros:
# iescolar | 14/05/2014 - 10:47h
# Lo expliqué aquí (comentario 113). Copio y pego aquí
La decisión de cerrar a comentarios en la noticia del asesinato de la presidenta de la Diputación de León la tomé yo personalmente. Lo hice por la misma razón que con la muerte de David Taguas: porque en ese momento estaban entrando muchísimos insultos y no podíamos dedicar nuestros recursos en la redacción –no somos tantos– a filtrar los comentarios uno por uno. Personalmente, no creo que morir te haga mejor persona, ni tampoco que el asesinato de Isabel Carrasco la convierta ahora en una política ejemplar. Pero también defiendo que no hay justificación para ningún asesinato, y que nadie se merece insultos cuando la acaban de tirotear.
Tal vez mi decisión fue errónea. Entiendo que hay argumentos para hacer lo contrario y yo también tengo mis dudas al respecto, pero mi responsabilidad como director de eldiario.es me obliga a decidir, aunque ninguna de las dos opciones me convenza mucho. Pero os aseguro que fue una decisión autónoma: no recibimos presión alguna de nadie para hacerlo así.
Y no sólo eso, sino que el director le dedicó todo un artículo a la polémica: Asesinato en Campaña.
Por otra parte algunos de los comentarios se referían directamente a la ofensiva lanzada desde instancias cercanas al gobierno sobre la creación de leyes específicas para reprimir o controlar las redes sociales, como éste:
# lazaromail | 14/05/2014 - 11:15h
Ignacio, hace unos días escribía al Defensor de la Comunidad para que se preocupara del tema de la persecución policial en los foros que parece ser que el PP está alentando. Hace dos semanas fueron hechos relacionados en el entorno de ETA, acciones coordinadas que podrían representar presuntos delitos de difamación o enaltecimiento del terrorismo, pero hoy - como yo ya me imaginaba - pasamos a simples comentarios individuales como bien dices de bocazas o gente poco sensible o simplemente de gente libre q quiere expresar una opinión q aunque no sea “políticamente correcta” no es constitutiva de delito. La línea cruzada ayer es muy importante. La siguiente es perseguir la disidencia política... La organización de manifestaciones o de escraches o lo que sea.. Y honestamente creo que los medios digitales podéis ayudar, con disclaimers y llegado el caso ubicando servidores en estados libres!!
Los temas son importantes y por eso generan intensas pasiones: censura, respeto por los muertos, uso político de actos violentos, anonimato, legislación oportunista, educación y buen gusto en la conversación social, distracción durante la campaña para unas elecciones, uso selectivo (y por tanto torticero) de la ley, legítima tensión electoral. De hecho estas polémicas no son exclusivamente nacionales, sino que se han extendido a otros países, siempre con la sospecha de la asociación con posturas represivas y protototalitarias.
La realidad es que este tipo de enfrentamientos se basa en varios equívocos fundamentales, que a veces son sinceros y otras se utilizan de modo interesado para confundir y agitar las aguas. Políticos, legisladores, fuerzas de seguridad, jueces y periodistas cometen algunos de ellos; los internautas otros diferentes. Pero todos ellos son errores de concepto que confunden categorías obsolescentes.
Algunos ejemplos: Publicar en los comentarios de un medio o en una red social no es lo mismo que hacerlo en un medio de comunicación de masas. Pero publicar en una red social tampoco es equivalente a escribir en la puerta de un retrete. Tener la capacidad de bloquear o borrar comentarios de un foro no es lo mismo que controlar lo que en él se dice; es absurdo que se haga responsable al propietario de un foro de los comentarios que se publiquen allí. Cerrar momentáneamente una plataforma de comentarios o incluso bloquear a una persona concreta no es censura, sino control de la casa propia; al fin y al cabo el propietario de la plataforma es quien lo ejerce. El anonimato del nick no es tal, y la distancia física en la Red no es excusa para la falta de educación o de respeto. Pero la identificación obligatoria es un significativo factor de autocensura que jamás toleraríamos en otros foros públicos.
El problema es que las categorías de Internet no encajan bien en los pulcros cajoncitos en los que clasificábamos los comportamientos en la era anterior a la red. Las categorías anteriores tenían décadas, si no siglos, de evolución y encaje en la vida social, legal e intelectual; las nuevas categorías apenas se están asentando y necesitarán tiempo, esfuerzo y comprensión por parte de todos los implicados. Que somos, al fin y al cabo, todos nosotros.
Los cambios sociales no se producen de un día para otro. Y lo único que puede complicarlos de veras es la tentación de hacer leyes en caliente para resolver problemas antes de que la sociedad haya decidido hasta qué punto lo son o merecen castigo. Sobre todo cuando la idea de legislar se agita como herramienta de despiste electoral. Quienes defienden ahora la necesidad de nuevas leyes y la mano dura con quienes exhiben su mal gusto y falta de tacto en las redes sociales harían bien en recordar que las leyes, una vez establecidas, se aplican a todo el mundo: también a los más cercanos a sus ideas que acosaron, por ejemplo, a Pilar Manjón. Antes de llenar las cárceles de gente por su falta de educación y buen gusto mejor intentemos resolver los problemas de otra manera que no destruya vidas innecesariamente.
Porque legislar tiene consecuencias, sobre las personas y sobre sus actos. Una mala ley puede dañar de modo irreparable derechos fundamentales, como la libertad de expresión, y la vida de mucha gente. Las leyes tienen costes, y las malas leyes pueden salir muy caras. Sobre todo si se basan en equívocos y en cuestiones que la sociedad aún no ha tenido tiempo de digerir. Criminalizar el mal gusto y la falta de respeto es una pésima idea cuando todavía no están claros los límites de lo tolerable en la Red.