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11.286 personas han muerto intentando migrar a España en los últimos cinco años, según Caminando Fronteras

Imagen de archivo de una patera en la costa canaria

Gabriela Sánchez

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En los últimos cinco años, 11.286 personas han perdido la vida en su intento de migrar a España, según los últimos datos de la organización Caminando Fronteras, que cuenta con un sistema telefónico de alertas al que acuden migrantes en riesgo o sus familiares. De ellas, 1.272 fueron mujeres y 377 menores. El colectivo denuncia que las políticas migratorias aplicadas desde 2018 ha empujado a los migrantes a “elegir rutas mucho más peligrosas y arriesgadas”.

El informe 'Víctimas de la Necrofrontera 2018-2022' repasa las muertes y desapariciones provocadas en las fronteras terrestres y marítimas de España durante los últimos cinco años y, a través del contacto directo de la organización con los allegados de las víctimas y su sistema de alertas, se adentra en analizar las causas de los naufragios. Su estudio aborda la franja situada entre el Estado español y el área costera comprendida entre el sur de Senegal hasta Argelia.

Su recuento apunta que 241 embarcaciones han desaparecido completamente en su intento de alcanzar las costas españolas. Este tipo de naufragio, que no llega a dejar rastro supone “una mayor vulnerabilidad para las víctimas y familiares, ya que ni siquiera existe la oportunidad de hacer un relato que explique qué sucedió”. El duelo se complica, al no contar con apenas información sobre lo sucedido y mantener cierta esperanza de que un hijo, una madre o un hermano desaparecido aparezca en algún momento.

Ruta canaria, más mortífera

La ruta canaria ha sido la más mortífera, con un total de 7.692 víctimas. Le sigue la ruta argelina, con 1.526 personas, la ruta de Alborán con 1.493 y la ruta del Estrecho, con 528, siempre según los datos de Caminando Fronteras. Las personas que perdieron la vida en estos cinco años provenían “de 31 países”.

“Estas cifras demuestran el impacto negativo de las decisiones políticas a la hora de proteger el derecho a la vida en las fronteras y abre un debate sobre cuál debería ser el camino a seguir para revertir estos datos de muerte y desaparición. Tenemos claro que ese camino debe ser el de los derechos humanos y poniendo a las personas en el centro de toda la toma de decisiones”, ha afirmado Helena Maleno, coordinadora de la investigación. 

El informe destaca que, en su mayoría, los cuerpos de las víctimas no llegan a aparecer nunca. “En su mayoría están desaparecidas, puesto que los trayectos marítimos favorecen la ausencia de cadáveres. Lo que permite que este sistema de muerte implemente una negación deliberada de la existencia de las víctimas”, alerta el colectivo.

Algunas de las causas detectadas por la organización tienen que ver con las políticas de control migratorio, sostiene el informe. Entre ellas, la organización menciona la falta de activación de medios de búsqueda y rescate, “a pesar de tener posiciones exactas del lugar donde está sucediendo la tragedia”, así como los retrasos en la movilización de recursos de salvamento o el despliegue de medios de rastreo “insuficientes”.

En ocasiones, la tardanza en enviar equipos para salvar vidas se debe a las “negociaciones entre los países con un enfoque migratorio y no de defensa del derecho a la vida”, así como a los fallos de “coordinación” entre los Estados implicados.

Caminando Fronteras también muestra su preocupación ante prácticas abusivas por parte de las autoridades, a las que la organización considera “responsables de las tragedias”. Por ejemplo, el informe ha documentado abordajes de embarcaciones realizados de “manera errónea” que provocan el “vuelco de la patera” sin desplegar posteriormente recursos de rescate. La ONG denuncia el uso de fuego real por parte de las autoridades marroquíes, en concreto el 12 de septiembre de 2022, cuando “una mujer murió de un disparo en el pecho cuando intentaba subir a una embarcación neumática” entre Akhfennir y Tarfaya, según el informe.

“El testimonio de las personas allí presentes explicó cómo las fuerzas policiales marroquíes comenzaron a disparar intentando evitar que la barca entrase en el agua. La joven formaba parte de un grupo de 35 personas donde también resultaron heridos tres hombres más, que fueron trasladados al hospital en estado grave. Otros fueron atropellados por uno de los coches de las fuerzas de seguridad cuando intentaban huir del lugar del ataque”, relata el documento, que también menciona la falta de asistencia médica o el uso de material antidisturbios, abusos documentados durante la tragedia de Melilla el pasado 24 de junio.

Otra de los motivos que están detrás de las muertes en nuestras fronteras apuntan a las “condiciones de vulnerabilidad” que las personas migrantes se ven empujadas a asumir “en los contextos sociales de discriminación por los que transitan”. Entre ellas, la organización destaca el uso de rutas con mayores dificultades por las condiciones geográficas, las malas condiciones de los materiales de algunas de las pateras, salidas de lugares con una orografía complicada o barcas que no cuentan con personas con experiencia en navegación.

La investigación hace hincapié en las violencias específicas sufridas por las mujeres migrantes. Las más mencionada por ellas ha sido la sexual, utilizada “de forma sistemática por fuerzas de seguridad” en controles fronterizos.

“Llegamos juntas a Marruecos las tres, vivíamos en la misma habitación y al final eso te convierte en hermanas. Sarahenfermó el primer año, tenía que tomar la medicación, pero en cada redada la perdía y había que volver a casa para ir al hospital. ¿De qué nos sirve tanta sensibilización del SIDA si nos violan todo el tiempo, si nos deportan y no podemos tomar la medicación? Creíamos que cruzaríamos a Europa y así ella estaría tranquila y se curaría, pero el cuerpo no le aguantó y murió en el hospital en Marruecos”, contó M.C, una lideresa comunitaria entrevistada por la organización.

“Después salimos al mar, inmenso, me moría de miedo, pero lo que había dejado atrás me daba más terror. La zodiac no aguantaba, pasamos horas esperando un rescate y Khady se fue al fondo. Quedo solo yo, en mitad de la noche me despierto con pesadillas, sueño que estoy corriendo por las redadas”.

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