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Aída Quinatoa: la estafa hipotecaria prendió la mecha

Aída Quinatoa.

Sofía Pérez Mendoza

Aída María Quinatoa (Ecuador, 1964) ha migrado tres veces. La primera, a los trece, la sacó de los brazos de su comunidad indígena; la segunda, en la veintena, fue por trabajo; la tercera, cerca de los cuarenta, expulsada por la crisis ecuatoriana que le dejó sin nada. Planeó junto a su marido un paso fugaz por Madrid. Apenas un par de años para reunir algo de dinero y volver a su Ecuador natal. Pero la losa de una hipoteca cambió a la fuerza su proyecto vital. De venir con las manos vacías pasó a ser propietaria de dos pisos en el Banco de España. “Yo solo había firmado una hipoteca pero era avalista de otra persona a la que no había visto nunca”, recuerda.

Fue víctima de los avales cruzados sin saberlo. Y sin imaginarlo también se convirtió en la mecha que prendió el polvorín de la protesta contra la “estafa hipotecaria”. Era el año 2008 y España aún no sabía lo que se le venía encima. Entonces, Quinatoa reunió a sus compatriotas ecuatorianos en torno a la asociación CONADEE, y se puso a mirar la letra pequeña de las hipotecas.

Muchos, se dio cuenta después, habían caído en la trampa de una inmobiliaria que negociaba con cajas españolas créditos de alto riesgo que colocaba a migrantes con bajos ingresos. El titular de la Central Hipotecaria del Inmigrante fue detenido en 2011 y el caso aún colea en los tribunales. Por eso el desahucio de Aida continúa en suspenso cuatro años después de que dejara de pagar la hipoteca.

Sus valores de solidaridad y cuidado mutuo, aprehendidos desde la cuna en su comunidad, nunca entendieron de capitalismo salvaje. Todavía se reprocha cómo pudo creer que el aval solo sería por dos años, que pagaría cada vez menos, que podría ahorrar dinero, que en unos años volvería a su hogar con dinero en el bolsillo. “La inmobiliaria nos decía que teníamos que ayudarnos entre nosotros, entre inmigrantes”. Muchos de sus compatriotas canalizaron la conmoción de verse con mensualidades impagables por la vía de la movilización. Un diciembre de 2008 marcharon desde la embajada de Ecuador en Madrid al Banco de España con un mensaje entre las manos: “Fuera banqueros”. En 2011 nació la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Aída estuvo allí. Siete años después asegura que vive con la maleta hecha, por si algún día la echan de casa. Quiere volver a Ecuador aunque ya no sabe si es de “aquí, de allá, o de ningún sitio”.

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