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Malta abrirá sus puertos al Lifeline tras seis días en el mar y retendrá el barco para iniciar una investigación

Una foto distribuida por la ONG alemana Mission Lifeline muestra a los migrantes rescatados en aguas internacionales del Mediterráneo a bordo del buque de bandera holandesa LIFELINE, 21 de junio de 2018.

Desalambre

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Las 234 personas a bordo del Lifeline podrán pisar tierra firme en Malta después de seis largos días en el mismo mar en el que se jugaron la vida, pero la batalla contra las ONG de rescate continúa. El primer ministro maltés, Joseph Muscat, ha afirmado este miércoles que permitirá al barco de la ONG alemana Lifeline acceder a sus puertos después de haber alcanzado un acuerdo para repartir entre países de la Unión Europea (UE) a las personas a bordo que cumplan los requisitos para solicitar asilo.

Sin embargo, Muscat también ha anunciado que una vez que atraquen en puerto, lla tripulación será identificada, la nave quedará incautada en la isla y las autoridades “investigarán sus actividades”, según ha informado la cadena de televisión italiana Rai.

“El Lifeline será detenido para iniciar la investigación necesaria. El capitán del barco ha ignorado las leyes internacionales y las directrices italianas”, ha dicho Muscat, en referencia a los argumentos que Roma lleva días dando, en los que acusa a la ONG de “desoír” a su Guardia Costera italiana cuando les explicó que las patrulleras libias se iban a encargar del rescate.

El dirigente también ha calificado la acogida del barco holandés como un “caso muy especial” y ha evitado compararlo con la situación vivida por el buque Aquarius hace más de una semana, según ha dicho en una rueda de prensa en La Valeta, en declaraciones recogidas por la Rai.

Muscat, quien ha evitado dar más detalles sobre la cifra de personas que acogerán otros países, ha mencionado que los estados que se han sumado a la iniciativa son Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, Holanda, Francia, Malta y Bélgica. Después de la asistencia sanitaria, los migrantes que “cumplan los requisitos para solicitar asilo” se distribuirán entre los países europeos que han dado su consentimiento. Los que no, según ha precisado en una nota de prensa, serán “inmediatamente devueltos”, sin precisar si a Libia o a sus países de origen.

El primer ministro ha confiado en que el barco pueda acceder a un puerto maltés en las próximas horas, lo que pondrá fin así a la situación de espera que ha vivido, ya que ha permanecido seis días en el Mediterráneo con unos 230 migrantes a bordo tras el rechazo inicial de las autoridades maltesas y también italianas. La situación a bordo comenzaba a ser muy preocupante debido al mal tiempo y a que el buque supera su capacidad máxima.

Malta solo ha permitido este miércoles entrar al barco en aguas territoriales para resguardarse del temporal, pero aún no se les había dejado atracar. La ONG había pedido permiso para al menos acercase a las costas de la isla para protegerse de las altas olas y fuertes vientos ya que muchas de las personas a bordo están gravemente mareadas y se esperan que el tiempo empeore. Tres de los migrantes han tenido que ser trasladados a la clínica del barco por sus malas condiciones de salud, añaden.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ya había anunciado este martes que Malta abriría una investigación y que había dado su autorización para que el barco atracase en sus puertos, pero las autoridades maltesas aún no habían dado permiso, ya que esperaban que los países europeos se hagan cargo de los migrantes a bordo. El Lifeline aún no había recibido una notificación oficial ni el Gobierno de Malta se había pronunciado hasta este miércoles.

La ONG se defiende de las acusaciones

La organización humanitaria se ha defendido en una nota de lo que considera “falsas acusaciones” de haber ignorado las órdenes del Centro de Coordinación de Rescate de Roma, por lo que Malta ha anunciado que abrirá una investigación. “Es importante subrayar que la única orden que el barco denegó fue la de entregar las personas al llamado Servicio de Guardacostas de Libia, ya que esto no respeta la Convención de Ginebra sobre los Refugiados y, por lo tanto, es ilegal”, agregan.

Explican que el pasado 21 de junio “después de solicitar a las autoridades libias a qué puerto de seguridad podían dirigirse, el barco recibió la respuesta de desembarcar en Trípoli, lo que habría sido una violación del principio de no devolución”. “Por lo tanto, es importante declarar que Lifeline obedeció todas las instrucciones de las diferentes autoridades marítimas siempre que estas cumplieran con el derecho internacional”, prosiguen. Las ONG y la ONU han denunciado en reiteradas ocasiones los abusos a los que son sometidos los migrantes en el país vecino.

Por otro lado, el Gobierno italiano llevaba días amenazando con requisar el barco a la organización humanitaria, a la que acusa de “tener una bandera falsa”, la holandesa. Lo mismo ha dicho Muscat, quien ha asegurado que se iniciará “una investigación sobre Lifeline y sobre su registro irregular dado que el Gobierno holandés ha rechazado” que esta ONG tenga permiso para llevar la bandera de este país.

La organización ha negado categóricamente en los últimos días estas afirmaciones y ha publicado en Twitter los documentos que prueban que la embarcación está efectivamente registrada en Holanda con fecha 19 de septiembre de 2017 y con validez hasta 2019.

El ministro del Interior de Italia, el ultraderechista Matteo Salvini, ha celebrado lo que considera que es una nueva victoria para su Gobierno, después de que haya prohibido la entrada en sus puertos a ONG con rescatados a bordo. Esta medida restrictiva obligó hace una semana al barco Aquarius a desembarcar en España con 630 migrantes, y ha provocado que la nave de Lifeline permanezca en el mar después de seis días.

De forma paralela a la larga espera del Lifeline, La Valeta rechazó este martes la entrada en sus aguas del barco Aquarius, de SOS Mediterranée y Médicos sin Fronteras, sin dar “ninguna explicación”. Tras esta decisión, el Aquarius se ha visto forzado a poner rumbo a Marsella para poder reabastecerse y cambiar de tripulación.

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