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El “efecto Mohamed Salah” o cómo la estrella del Liverpool ha contribuido a reducir la islamofobia

Mohamed Salah celebrando la victoria en la final de la Champions.

Icíar Gutiérrez

Detrás de uno de los dos goles que dio la victoria al Liverpool F. C. en la final de la Champions, estuvo él. Pero entre los triunfos que se ha anotado Mohamed Salah, una de las mayores estrellas de la liga inglesa, desde su llegada al club de fútbol figura uno más. La Universidad de Standford ha concluido en un estudio que el salto a la fama del delantero egipcio, que profesa abiertamente la religión musulmana, ha contribuido a reducir la islamofobia y los delitos de odio en el condado de Merseyside, al que pertenece Liverpool.

Los investigadores del Laboratorio de Políticas de Inmigración de la universidad estadounidense se propusieron estudiar qué efecto tuvo en los prejuicios y comportamientos islamófobos que el futbolista se uniera en 2017 al equipo inglés. Analizaron 15 millones de mensajes  de los seguidores de clubes de fútbol británicos en Twitter, hicieron encuestas a más de 8.000 aficionados del Liverpool FC y examinaron los datos de 25 departamentos de Policía sobre crímenes de odio entre 2015 y 2018.

“Los resultados sugieren que la exposición a Salah puede reducir los prejuicios al familiarizar a los aficionados con el islam”, indican los autores, Ala' Alrababa'h, William Marble, Salma Mousa y Alexandra Siegel. “Su abierta devoción a su fe ha familiarizado a los creyentes con las creencias, identidades y prácticas islámicas”, indican. Es lo que denominan el “efecto Salah”.

Según explican, varios medios de comunicación ya venían apuntando que el éxito del jugador egipcio podría estar provocando una bajada en el rechazo a quienes profesan el islam entre los aficionados del club británico, que contemplan cómo, tras anotar cada gol, se postra en el suelo en postura de oración. “Si marca otro gol, yo también seré musulmán (...) Si está sentado en una mezquita, ahí es donde quiero estar”, corearon los hinchas del Liverpool tras la victoria ante el Oporto en febrero. Algo, decían, estaba cambiando.

Bajada en los delitos de odio y los tuits islamófobos

“Salah da una imagen positiva de los musulmanes y del islam, y su llegada al Liverpool F.C. ha contribuido a elevar al club y a sus seguidores a su punto más alto en más de una década”, sostiene el estudio. “Pocos musulmanes en la vida pública británica han sido tan abiertos acerca de su identidad musulmana, y a la vez tan queridos, como Salah. Su imagen pública como una especie de héroe y la consiguiente normalización de algunas prácticas musulmanas pueden haber atenuado el interés por el hostigamiento y la violencia hacia los musulmanes de la ciudad”, agregan los investigadores.

Entre sus hallazgos, en primer lugar, los investigadores de Standford detectaron una caída del 18,9% en los delitos de odio registrados en Merseyside, en comparación con la tasa prevista –basada en las tendencias que se venían registrando– si el futbolista no hubiera firmado con el Liverpool.

“La disminución observada es mayor en el Merseyside que en todos los condados, lo que sugiere que el resultado no se debe meramente a la casualidad”, reza el informe. La bajada tampoco es atribuible, dicen los autores, a una disminución general de los delitos en la zona, ya que ningún otro tipo registró tal descenso. De hecho, otros como los relacionados con las drogas, aumentan un 19,5%. “En conjunto, las pruebas apuntan a que el aumento de la notoriedad de Salah causó una disminución en los crímenes de odio en el condado del Liverpool F.C”.

Por otro lado, también han sido menores los tuits con mensajes de rechazo a los musulmanes entre los aficionados del Liverpool. En este caso, el estudio apunta a que se redujeron a la mitad en comparación con otros clubes importantes del fútbol inglés: del 7,3% estimado si Salah no se hubiera unido al club, al 3,8% de las publicaciones en Twitter relacionadas con los musulmanes.

Al mismo tiempo, apuntan, los seguidores de otros equipos “parecen tuitear algo más con retórica antimusulmana” después de la llegada de Salah al Liverpool. En este sentido, el estudio recuerda que el futbolista egipcio se ha enfrentado a insultos racistas, al igual que varios jugadores racializados de la liga inglesa, por parte de hinchas rivales que lo han llamado “terrorista”. Para los investigadores, este hecho refuerza la hipótesis de que “el contacto negativo y con el adversario tiende a empeorar el prejuicio, mientras la experiencia positiva y la meta compartida lo alivia”.

La islamofobia ha ido en aumento en Reino Unido. En 2015 y 2017 cerca del 60% de la población respondió encuesta de YouGov que “el islam choca con los valores de la sociedad británica”. Frente a este fenómeno, el estudio concluye que “la exposición positiva a personalidades de otro grupo [Salah] puede descubrir información nueva y humanizadora sobre el grupo en general [las personas musulmanas], reduciendo actitudes y comportamientos prejuiciosos” y favoreciendo, dicen, la empatía. También, sostienen, entre un grupo “difícil” como son los aficionados con un “problema constante de hooliganismo racista”.

“Al ver partidos, entrevistas, vídeos promocionales o contenidos en las redes sociales, los aficionados están expuestos a abundante información sobre la vida de Salah dentro y fuera del campo”, indican. “Los espectadores ven cómo es una oración musulmana, quizás por primera vez, cuando anota. También se le puede ver señalando con el dedo índice al cielo mientras recita la shahada (la profesión de fe). Los aficionados pueden aprender sobre los ritmos del mes sagrado del Ramadán cuando Salah publica fotos de sí mismo rompiendo el ayuno con un título explicativo, o saber que su hija, Makka, lleva el nombre del lugar más sagrado del Islam [La meca]”, ejemplifican los expertos de Standford.

Además de declararse abiertamente musulmán y sus habilidades técnicas, otros factores que, según explican, han podido ayudar a “humanizar” a este colectivo –frente a la creencia de quienes consideran el islam una amenaza– es la personalidad “carismática” del jugador egipcio, una de las 100 personas más influyentes del mundo para la revista Time. También, su simpatía o su vida familiar. “Se le ve a menudo bromeando con sus compañeros de equipo con una sonrisa característica, entreteniendo a su pequeña hija desde el banquillo y respetando a sus oponentes casi por completo, por ejemplo, al negarse a celebrar goles contra sus clubes anteriores”, dice el estudio. 

Para Ibrahim Miguel Ángel Pérez, portavoz de la plataforma Musulmanes contra la Islamofobia en España, las conclusiones de la Universidad de Standford son reveladoras sobre lo que ocurre cuando se proyecta una imagen positiva de quienes profesan la religión islámica. “La mezcla de emociones positivas del fútbol, junto a la normalidad con la que él vive su religión, ha favorecido que se mejore la imagen del Islam, siendo Salah su mejor embajador”, opina Pérez.

“Los medios de comunicación suelen sacar noticias muy negativas y estigmatizadoras del Islam y de los musulmanes. Sin embargo, los aspectos positivos que aportan el Islam y los musulmanes quedan invisibilizados”, esgrime el activista. “La lectura que hace la sociedad al final, con tanto input negativo, que los musulmanes, cuanto menos son conflictivos. El fútbol, al ser tan potente mediáticamente puede paliar los efectos de la propaganda negativa. La conclusión: hacen falta más inputs positivos y menos negativos”, sentencia. 

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