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El Observatorio Global de I+D en salud comienza a tomar forma

Irene Bernal / Pablo Trillo

Salud por Derecho —

Son muchos los años que activistas, investigadores, médicos y otros profesionales del sector, llevamos reclamando a la OMS que tome cartas en este asunto e impulse una iniciativa global que coordine la investigación y el desarrollo (I+D) de fármacos. Una iniciativa con financiación propia que impulse una agenda de I+D basada en las necesidades de la población y no en los intereses privados. Durante muchos años se habló de un Tratado Internacional: fuimos, quizás, tan ambiciosos como ingenuos. Sin embargo, durante la Asamblea Mundial del año 2013 se aprobó el Observatorio Global de Investigación en Salud y Desarrollo, un comienzo más realista pero que, hasta la fecha, ha tenido escasos avances.

Tres años después, la 69 asamblea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), celebrada a finales de mayo en Ginebra, ha concluido arrojando una pequeña esperanza para los que abogamos por un cambio en el modelo de investigación y desarrollo de fármacos: la financiación del Observatorio Global y su puesta en marcha definitiva.

El Observatorio (que tenía vocación de ser un mecanismo de coordinación) ha quedado como una estructura para garantizar el seguimiento y análisis de la información relevante sobre la I+D en salud. Su objetivo es recopilar información y ser una fuente centralizada y completa de datos sobre qué I+D se lleva a cabo, dónde se realiza, por quién y cómo. Así, identificando las deficiencias y las oportunidades, el Observatorio pretende apoyar el establecimiento de prioridades para las nuevas inversiones en I+D basadas en las necesidades de salud pública, aunar esfuerzos a nivel global a través de una información, que ayudará, además, a la vigilancia del modelo de investigación y desarrollo de fármacos.

El borrador final de la resolución de la OMS en la última Asamblea da pasos importantes en tanto que insta, entre otras cosas, a desarrollar una institución en todas sus capacidades, cosa que no ha ocurrido hasta ahora debido a la falta de voluntad política y de financiación. La resolución demanda también una financiación sostenible para la I+D biomédica, algo clave para comenzar a crear un modelo en el que la salud pública se anteponga a los intereses comerciales y privados, en el que se investiguen enfermedades 'poco rentables' para la industria farmacéutica y en el que los medicamentos sean accesibles para toda la población. Todo ello realizado a través de un comité de expertos que establezcan las prioridades de investigación y que promuevan la coherencia de políticas en I+D.

2017 será fundamental. Hay que esperar el resultado del informe que presentará el Panel de Ato nivel de Acceso a Medicamentos en septiembre y a los resultados de las elecciones en EE.UU, un actor clave en este cambio tan necesario. El debate, entonces, girará en torno a las contribuciones de los diferentes Estados para la financiación del Observatorio. Entre ellos debería estar España, comprometiéndose con el cambio en el modelo de innovación biomédica, como pide la campaña No es Sano y un gran número de organizaciones de la sociedad civil.

Terminó la 69 Asamblea Mundial de la Salud dejando un sabor agridulce. Suele ocurrir en estos espacios: se ponen tantas esperanzas que luego los avances resultan tibios. Otras veces, simplemente, las propuestas realizadas terminan siendo otras cosas, como ocurrió con esa intención de Tratado Internacional que derivó en un Observatorio. Pero son avances, y con esos ojos optimistas tratamos de mirar lo que ha ocurrido en Ginebra estos días.

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