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Solo el 1% de los refugiados sirios ha sido reasentado por los países ricos

El anciano Yasín se queja del corazón. Dice que tuvo un infarto debido a la ansiedad que le provocaba tener a un hijo en el lado del régimen y a otro en la oposición. Ahora vive en Kilis, ciudad turca frontera con Siria en condiciones precarias. | Foto: Médicos Sin Fronteras

Patricia Ruiz

Helma, la hija de Suar, de ocho meses, tiene problemas de salud. “Si tuviera pasaporte, saldría inmediatamente y la llevaría al mejor hospital de Alemania, donde sé que mi hija recibiría el tratamiento adecuado. Pero soy un refugiado, sin pasaporte. Estoy atrapado y no puedo ir a ninguna parte”, dice su padre desde el campo iraquí de Domeez. Como él, casi 5 millones de sirios han huido de la guerra y se han topado con las limitaciones de los campos saturados. Otros, los que han intentado llegar a Europa, encontraron las fronteras cerradas. Hasta el momento, los países ricos han reasentado desde países como Líbano, Jordania o Turquía únicamente al 1,39% de los refugiados que el conflicto sirio ha ido dejando.

Son las cifras del último informe de Oxfam Intermon, con el que instan a los estados que participarán en la próxima conferencia sobre la crisis de los refugiados de este miércoles a que refuercen los reasentamientos y ofrezcan el apoyo que les corresponde. Desde la ONG piden que los países ricos se comprometan a reasentar al 10% de los refugiados sirios antes de que termine este año, las personas que Acnur ha considerado más vulnerables: ancianos, enfermos, niños, niñas y madres. En total, 480.000 refugiados que equivalen a menos del 1% de la población de la Unión Europea, en donde viven 500 millones de personas.

Tras el acuerdo firmado entre la Unión Europea y Turquía a mediados de este mes, todos los refugiados y migrantes que pisan Grecia desde la madrugada del domingo 20 de marzo, serán devueltos a Turquía. Por cada uno de ellos, Europa ha aceptado reasentar un sirio hasta alcanzar el tope de 72.000, una cifra que a las ONG les parece irrisoria y en la que, además, no tienen cabida otras nacionalidades.

“No tengo problema en morir aquí, de todos modos, ya estaba prácticamente muerto en Afganistan. He venido a buscar un futuro”, decía esta semana un joven afgano atrapado en Macedonia. No puede regresar a su país, pero tampoco avanzar hacia otro que le garantice una vida digna. Como él, casi 165,000 personas han llegado a Europa en lo que va de año huyendo del horror de sus países, según Acnur. Él queda fuera del compromiso de reasentamiento de la UE. Porque es afgano y no sirio, y porque aunque lo fuera, no entra dentro del perfil de personas potencialmente “vulnerables” con el que la ONU cataloga a los refugiados para considerar su reasentamiento.

Los que no se registran

Los que no se registranLas trabas siguen. Para que Europa los tenga en cuenta deben haberse registrado ante Acnur y que este organismo de Naciones Unida los considere vulnerables. Un mecanismo que no solo deja fuera a muchas personas de otras nacionalidades que necesitan ayuda urgente, sino también a los propios sirios en Líbano que no se inscribieron antes del 5 de enero de 2016 o que entraron en el país después de esa fecha, momento en el que se suspendió el proceso de registro.

La firma del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía ha desatado la polémica también por utilizar las políticas de reasentamiento como moneda de cambio para lograr otros acuerdos políticos. “El reasentamiento debería ser una fórmula para proporcionar un hogar a los refugiados más vulnerables, no un método para gestionar la migración y justificar severas políticas de asilo” ha explicado Paula San Pedro, responsable de incidencia política en acción humanitaria de Oxfam Intermón.

Desde Oxfam también denuncian que el cierre de fronteras ha aumentado la inseguridad y el riesgo entre quienes dejan todo atrás para intentar desesperadamente llegar a Europa. Cuando se cierran unas rutas, se abren otras, y el reasentamiento juega un papel clave para poner fin al drama de estas personas, defienden desde la ONG. En primer lugar, porque es una medida voluntaria por la que los países aceptan recibir en su territorio a alguien que consideran refugiado y, en segundo lugar, porque garantiza una vía de paso legal y segura, que evitaría que estas personas sigan jugándose la vida en el mar.

El informe de Oxfam concluye que un total de 20 países deberían aumentar su oferta de reasentamiento de forma equitativa en base a su riqueza, y apunta que solo tres países se han comprometido a reasentar a más personas de las que “justamente” les correspondería por su riqueza. Uno de ellos es Canadá, donde el pasado noviembre, el primer ministro Justin Trudeau se comprometió a recibir a 25.000 sirios, habiéndose analizado ya más de 60.000 candidatos y miles de solicitudes. El 60% de los que han llegado al país norteamericano ha sido reasentado con ayuda del Gobierno y el otro 40% gracias a patrocinadores privados. Entre estos últimos, entran en juego diversas organizaciones, Iglesias y particulares agrupados en iniciativas y proyectos que incentivaron la puesta en marcha de los reasentamientos.

España suspende

España suspendeCada vez son más los interrogantes sobre cómo se harán efectivas las devoluciones a Turquía y los reasentamientos desde países no comunitarios a Europa. Desde la entrada en vigor del pacto, hay quienes sufren ya las primeras consecuencias. En Grecia, todas las personas refugiadas y migrantes que llegaron después del domingo 20 de marzo y que serán devueltas a Turquía, esperan en centros de detención cerrados bajo cuestionables condiciones humanitarias.

En el caso de España, el Gobierno se comprometió en 2014 y 2015 a reasentar desde países como Turquía, Jordania o Líbano a 984 sirios, pero ninguno ha cruzado nuestras fronteras desde el 2014, según datos de Acnur. El único grupo de refugiados sirios que llegó a nuestro país en el marco de un programa internacional de reasentamiento lo hizo en diciembre de 2014. Solo llegaron 30 personas.

Ante lo irrisorio de la cifra, Oxfam pide esta vez que España contribuya con una repartición justa de los reasentamientos, para lo que consideran que debe aumentar ese dato hasta los 16.037. Es lo que nos correspondería asumir en base a nuestro PIB y apenas supone un 6% de los refugiados más necesitados.

Un suspenso en las cifras, pero también en la calidad del sistema de acogida. Un ejemplo: la mayoría de los refugiados eritreos, etíopes y sudaneses reasentados en España desde Túnez en 2012 tuvieron que abandonar nuestro país hacia otros lugares de Europa de forma irregular, cuando la Administración cesó las ayudas pasados los seis meses de su llegada. Las ONG recalcan que el compromiso de los países de la UE debe estar también en fomentar la integración y adaptación de estas personas. De lo contrario, una vez pasada la difícil barrera del reasentamiento, aún será dudoso su futuro.

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