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Un blog de Juventud Sin Futuro pensado por y para los jóvenes que viven entre paro, exilio y precariedad. Si quieres mandarnos tu testimonio, escríbenos a nonosvamosnosechan@gmail.com.

Juventud migrante: en busca de un futuro digno

Los migrantes representados en este artículo, en un montaje de Marian P. León.

Juventud Sin Futuro

Hoy, 18 de diciembre, se celebra el Día Internacional del Migrante. Una fecha para recordar a quienes se han tenido que marchar de sus países por falta de expectativas laborales o vitales. Gente que ha hecho las maletas, dejando atrás todo lo conocido, para buscarse un futuro digno lejos de sus raíces.

En 'Desde todas partes' hemos recopilado diez casos de migrantes, tanto de personas españolas que se han marchado a otros lugares como de migrantes de otras nacionalidades que han aterrizado en nuestro país. La diferencia entre estos perfiles radica en el lugar de nacimiento, las experiencias vitales y la situación que se encuentran en su lugar de destino, pero en mayor o menor medida todos y todas han tenido que enfrentarse a las causas y consecuencias del exilio.

Son jóvenes, migrantes y con muchas ganas de luchar por un futuro digno. Estas son sus historias, sus aspiraciones y sus reivindicaciones.

 

Elena Carmen May

“Mi nombre es Elena Carmen May y soy rumana. Tengo 37 años. Estudié peluquería en Rumanía y un curso de enfermería en EEUU. Estuve en España durante el año 2011 y ahora volví en julio. Me vine por amor, porque mi novio es rumano y lleva aquí 11 años. Me gusta comunicar, trabajar, ayudar y aprender, pero no hay trabajo aquí”.

Teo Villamarín Olmo

“Soy Teo y llevo fuera de mi país, España, desde el año 2010. Estudié un FP de grado medio en carpintería y al acabar no encontraba nada de trabajo. Me marché en enero del 2010 para Inglaterra; quería cambiar de aires, aprender inglés y trabajar en algo. Estuve allí tres años, y viendo que la cosa en España seguía igual de mal decidí moverme para Australia. Me vine a Sydney, donde llevo casi dos años. Estoy bastante contento, ahora mismo trabajo en Zara y en una tienda haciendo cafés, aunque todavía no he conseguido la visa. Echo de menos España y quiero volver algún día, pero viendo cómo están las cosas creo que me queda una temporada más por estas tierras”. 

Claudio Aprea Fernández

“Mi nombre es Claudio J. Aprea Fernández, tengo 30 años y vivo en España desde 2009. Debido a mi salario precario y al aumento de las tasas universitarias, no pude finalizar mis estudios en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, que había comenzado en mi país de nacimiento, Argentina, antes de migrar a España en busca de mejores condiciones personales. En el Día del Migrante me gustaría recordar a todas esas mujeres y hombres que, a diferencia de mí, no tienen la suerte de contar con la nacionalidad española, o con una tarjeta de residencia, y que por no tener papeles se encuentran encerrados ilegalmente en los CIEs de todo el estado, lugares donde se cometen todo tipo de violaciones de derechos, malos tratos, abusos sexuales y torturas”.

Silvia Pérez

“Con un máster en medio ambiente y cinco idiomas me fui desde La Rioja a Francia. Una beca de prácticas, 9 meses de voluntariado y tras medio año sobreviviendo trabajando en turismo sostenible y 3 miniminijobs más, estoy en el paro esperando a ver dónde puedo y me dejan trabajar”.

Nizar El Ougbani Kadmuussi

“Tengo 24 años y llevo 23 en España. Nací en Marruecos, pero me vine en 1991 con mis padres por un visado de turistas que nos concedieron. En mi caso, la integración ha sido como la de otro niño español, ya que he estado aquí desde que empecé la guardería. Después estudié graduado escolar en el IES Cañada Real de Madrid. Lo único que me falta a día de hoy es lo que a todos ahora mismo: un empleo”.

Elena Pons

“Soy Elena Pons, soy española y acabo de llegar a Berlín. Estoy preparándome para entrar al mercado laboral alemán, aprendiendo mi cuarta lengua extranjera. Estudié Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos y un máster en la Universidad de Incheon (Francia). Me marché de España porque mis posibilidades en el mercado laboral desaparecieron el día que me gradué. Como estudiante podía hacer prácticas, pero como recién graduada ya no les interesaba: era demasiado cara. En Alemania, mis derechos como ciudadana europea se ven cada vez más amenazados por el desmantelamiento de las estructuras sociales en toda Europa”.

Elizabeth Vega

“Cuando migré eran tiempos de crisis económica en Perú. Mi padre tenía una pyme que tuvo que cerrar. La decisión fue pura estrategia de supervivencia económica de cara al futuro. Cuando tenía 10 años, mi madre, mi hermana y yo llegamos a España mediante una reagrupación familiar. Mi padre había emigrado cuatro años antes. Ahora tengo 28 años. Hace ocho que encadeno trabajos precarios como auxiliar administrativo. Desde junio, soy también graduada en Trabajo Social, mi verdadera vocación. Día a día me esfuerzo por hacerme un hueco y espero encontrarlo aquí, en España, porque emigrar es una dura experiencia que ya conozco: es una ruptura, una pérdida, un duelo. Basta ya de discursos políticos que alimenten el rechazo a la inmigración. Inmigrantes y nacionales vivimos la precariedad laboral y una creciente desigualdad económica. Culpar a la inmigración de lo que realmente es consecuencia de decisiones políticas y del poder empresarial es inaceptable”.

María Molina y Fernando Jiménez

“Somos María Molina y Fernando Jiménez, una pareja de españoles viviendo en Suiza. Tras unos dos años en la Suiza germánica, y sin apenas hablar el idioma local, ya casi nos hemos hecho a la vida centroeuropea. Tenemos un grupo de amigos internacionales y estamos a gusto. La verdad es que por ahora, volverse no es una opción. Los dos tenemos estudios superiores pero estamos en situaciones diferentes: mientras que Fernando trabaja de lo suyo, María ha venido siguiéndole a él y sigue buscando un trabajo en condiciones”.

Ernesto Caballero Garrido

“Tras un año de exilio en New Mexico, veo que en mi país se sigue sin construir una I+D+i digna que pueda volver a llevarnos a muchos investigadores a España, mientras que el presidente nos insulta diciendo que la ciencia española es puntera y asfixiándola al mismo tiempo. Muchos españoles no sentimos que tengamos un país al que volver. Los científicos que hemos salido tras la agonía del paro, vemos que no se desarrolla una política que cambie el modelo productivo”.

AGRADECIMIENTOS: este artículo ha sido posible gracias a la colaboración de la asociación sin ánimo de lucro Candelita, la Marea Granate y Omnia Nur. CandelitaMarea Granate

 

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