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El Banco de España señala la situación catalana y la fragmentación política como frenos a la inversión empresarial

Joaquim Torra, president de la Generalitat, y Roger Torrent, presidente del Parlament.

Economía

El Banco de España destaca en su informe anual de 2017 que la inversión empresarial, exceptuando la construcción, ha mostrado un “dinamismo significativo” en los últimos años, creciendo entre 2013 y 2017 un 27%, muy por encima de la evolución del PIB, llegando a recuperar los niveles previos de la crisis.

Esta evolución es positiva en las distintas actividades y se está notando tanto en bienes de equipo como en intangibles. El Banco de España considera que esta evolución se está viendo impulsada por factores como la mejora del consumo, las perspectivas favorables y la eliminación de los desequilibrios que había en los años previos.

Sin embargo, el organismo advierte que existen ciertos riesgos que pueden provocar un aumento de la incertidumbre tanto a nivel interno como también externo. En lo que se refiere a España, el Banco de España considera que la situación en Cataluña puede provocar a la confianza de los actores económicos y a la inversión empresarial. A ello se suma la persistencia de la fragmentación política y parlamentaria que se vive desde el año 2016, lo que provoca una “elevada incertidumbre política”.

Pero el supervisor financiero va un paso más allá en su informe y considera que “los bajos niveles de inversión pública” tienen un efecto negativo sobre la evolución de la inversión privada. El Banco de España señala que la inversión pública ha llegado a mínimos en su búsqueda de reducción del déficit, pero que existen evidencias en la relación entre el “gasto público productivo” sobre la productividad de la economía. En concreto, el informe subraya la necesidad de una mejora de los fondos para infraestructuras y áreas como el I+D. Critica en este último punto, la menor inversión española, tanto pública como privada, en innovación de la que tienen otros países del entorno.

El informe critica además el efecto que tiene la regulación como lastre para el impulso definitivo de la inversión empresarial. “Existen deficiencias en el marco institucional”, apunta el escrito del Banco de España. Para el organismo, España sigue teniendo “limitaciones” en el plano regulatorio, siendo más restrictivo que otros países del entorno.

La crítica del Banco de España llegan también al sistema fiscal, al entender que España cuenta con un sistema tributario que grava los rendimientos de inversión empresarial por encima de otros países del entorno. A ello se suman, según una encuesta del Banco Europeo de Inversiones, que las empresas critican los costes energéticos, la regulación laboral, la falta de mano de obra cualificada o las infraestructuras de transporte.

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