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Berlín prepara un referéndum sobre la expropiación de viviendas a grandes propietarios

Pancartas de protesta para la remunicipalización de edificios en la Karl Marx Allee, gran avenida que se extiende en Berlín.

Aldo Mas

Cuando empezó la campaña que lidera el activista berlinés Rouzbeh Taheri a favor de expropiar a los grandes especuladores de viviendas en la capital alemana, pocos le tomaban en serio. El movimiento que lidera Taheri quiere expropiar a las empresas que poseen más de 3.000 viviendas en Berlín. Nueve meses después de presentar la medida, que podría hacerse realidad a través de un referéndum ciudadano, Taheri ya ha sido portada en el Tagesspiegel, el diario generalista líder en la capital alemana. Su campaña ha estado o sigue en boca de cualquier interesado en la evolución del mercado inmobiliario alemán.

Empresas del sector como las alemanas Deutsche Wohnen o Vonovia, la sueca Arkelius o la luxemburguesa ADO Properties tienen por qué darse por aludidas ante las intenciones de Taheri. Este hombre de 45 años, empresario del comercio electrónico y activista que milita desde hace algo más de un lustro en favor de los inquilinos considera que esas grandes firmas son las principales responsables de los precios al alza que presenta el mercado del alquiler en Berlín. Todas esas empresas tienen más de 3.000 viviendas. De Deutsche Wohnen se dice que posee más de 110.000 en suelo berlinés.

Deutsche Wohnen, Vonovia y compañía, según dice Taheri a eldiario.es, son “los que llevan los precios del alquiler hacia arriba”. Cuando él escucha el argumento de que “expropiar” ahuyentará a los inversores, Taheri no se echa atrás. “Hay dos tipos de inversores, los que construyen edificios, que no se ven afectados por nuestra medida, y los que especulan y hacen subir los precios del alquiler. Deutsche Wohnen no construye casas. Nosotros no queremos estos inversores. Si los ahuyentamos, es ésa precisamente nuestro objetivo”, explica el promotor de la campaña de los inquilinos, que lleva por nombre “Expropiar a Deutsche Wohnen & Compañía”.

“Somos un movimiento social”, sostiene Taheri. Él y el resto de militantes de Expropiar a Deutsche Wohnen & Compañía llevan semanas plantando cara en el debate público alemán a grandes actores de la economía teutona e internacional. La presidenta de la Cámara de Comercio e Industria (IHK, por sus siglas alemanas) de Berlín, Beatrice Kramm, ha calificado de “impropio” el debate sobre la expropiación. Maren Kern, presidenta de la Asociación de Consorcios Inmobiliarios de Berlín-Brandenburgo, que agrupa empresas del sector en la capital y en el Land que envuelve a Berlín, consideraba “inadmisible” la posibilidad de que haya una expropiación.

Sin embargo, que los berlineses terminen votando en un referéndum sobre qué hacer con las grandes empresas del sector inmobiliario dedicadas al negocio del alquiler es algo que parece estar más cerca cada día que pasa. Al menos así lo ve Taheri. “El primer paso es recoger firmas. Si logramos 20.000 entre abril y octubre de este año, habremos superado la primera etapa. Esto es algo que es fácil que consigamos”, explica el activista a este periódico. Tras ese primer paso hay un segundo, que consiste en conseguir 180.000 firmas, o sea, el apoyo de aproximadamente un 7% del electorado berlinés. “Si tenemos éxito en esa segunda etapa, habrá referéndum”, apunta Taheri.

Que personalidades como Kramm o Kern se hayan manifestado en contra de su idea de expropiar a grandes empresas no impresiona al líder de Expropiar a Deutsche Wohnen & Compañía. “Desde hace años la gente en Berlín está preocupada por el tema de los alquileres. Aquí tenemos una red muy amplia, que ha recogido mucha experiencias durante años”, manifiesta Taheri. “No sé si tendremos éxito. En una campaña nunca se sabe”, abunda.

De lo que no cabe duda es que la campaña por la votación a favor o en contra de la votación parece ya haber comenzado.

Apoyo de la población en las encuestas

Los representantes del sector económico ya han mostrado su aversión a la idea de los activistas. Hay sondeos, sin embargo, que animan a los militantes de Expropiar a Deutsche Wohnen & Compañía. Una reciente encuesta publicada en el diario Berliner Zeitung, realizada por el instituto Forsa, daba cuenta de que había un 44% de los berlineses a favor de la expropiación. Un 39% estaba en contra, mientras que las abstenciones rondaban el 17%. Esos números son “previsiones favorables” para Taheri y compañía, según los términos del líder de la campaña anti-especuladores.

La política de la ciudad-estado que es Berlín también anda preocupada por el pulso que mantienen Taheri y compañía. El único partido que, de momento, se ha situado del lado de Taheri es la formación izquierdista Die Linke. “El gran problema social que tenemos en grandes ciudades, como Berlín, es que la gente no tiene dinero para pagar el alquiler. Los precios de los alquileres están subiendo mucho más rápido que los sueldos”, dice a eldiario.es Gaby Gottwald, diputada de Die Linke en el parlamento regional berlinés.

“A las grande empresas del sector les da igual si la gente tiene dinero para pagarse donde vivir, pero la vivienda es un derecho básico”, abunda Gottwald. En Die Linke hablan de “socializar” el espacio para la vivienda.

Berlín está gobernada por una coalición de izquierdas compuesta por Die Linke, Los Verdes y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Del SPD es precisamente el alcalde de la ciudad, Michael Müller. Éste, sin embargo, se ha mostrado en contra de la expropiación. “Yo veo esa iniciativa de manera crítica (...) No es mi modo de hacer las cosas ni mi política”, decía hace unos días Müller en declaraciones al diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung.

Adquirir una reserva de vivienda pública para siempre

Su modo de hacer política no impide, sin embargo, que entre 2015 y 2019 la ciudad se haya gastado 213,6 millones de euros en la adquisición de 1.174 apartamentos. Esos números son muy modestos respecto a lo que implicaría la expropiación de Taheri. En Expropiar a Deutsche Wohnen & Compañía se habla de la adquisición de 200.000 viviendas, una operación valorada entre 8.000 y 14.000 millones de euros. Ese dinero, que surge de un cálculo todavía no oficial, Taheri no lo ve como un gasto, sino como “una inversión”.

“En el pasado, la ciudad vendió su parque de vivienda, y fue un gran error. Vender sólo se puede vender una vez, generando un problema estructural. Pero ahora atravesamos una fase en la que el estado tiene recursos, por eso hay que comprar vivienda y tener así para siempre una reserva de viviendas”, señala Gottwald.

La determinación con la que se expresa Gottwald contrasta con la todavía indeterminada posición que mantienen Los Verdes al respecto. Incluso en el SPD, pese a las palabras de Müller, todavía hay disparidad de opiniones.

“Hay gente del SPD que nos ha dicho que la idea está bien, pero la presión del sector de la economía ha dado miedo a Müller”, cuenta Taheri. Él está convencido de que, al final, el SPD se acabará sumando a su iniciativa. “El SPD ya perdió la votación por la que el aeropuerto de Tempelhof se ha mantenido como parque público [en un referéndum de origen ciudadano organizado en 2014], y también perdió la votación sobre la remunicipalización de la gestión del agua en Berlín. Es un problema muy del SPD en Berlín: siempre se mueve muy tarde respecto a lo que quieren sus votantes”, según Taheri.

Está previsto que el SPD berlinés celebre en marzo un congreso en el que el partido termine adoptando una posición oficial sobre la expropiación. Los Verdes están en una situación idéntica a la de los socialdemócratas. Taheri no está preocupado por la falta de determinación de estas fuerzas del centro-izquierda.

“Nuestro movimiento es un movimiento de base, los partidos pueden participar, pero tampoco tienen por qué hacerlo”, concluye.

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