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Alemania también se desinfla a principios de 2021

La canciller alemana, Angela Merkel.

Aldo Mas

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El año pasado hubo una fuerte contracción económica para el país de la canciller Angela Merkel y 2021 no ha empezado bien. El pandémico 2020 acabó con una caída del PIB alemán del 4,8%, un registro que no llega a las dimensiones de la recesión de tiempos de 2008 pero que tampoco está muy lejos del derrumbe del 5,7% en 2009 por la crisis de las subprime.

Los últimos datos presentados esta semana por la Oficina Federal de Estadística (Destatis) daban cuenta de una caída del PIB de un 1,8% durante el primer trimestre de 2021. Para tener un baremo comparativo, la economía española cayó un 0,5% en el primer trimestre de este año. La contracción de la economía alemana supone un frenazo ya que había terminado 2020 creciendo en los últimos dos trimestres de ese ejercicio. Lo hizo un 8,7% en el tercer trimestre y un 0,5% en el cuarto, algo insuficiente para contrarrestar la caída del 12,3% sufrida en la primera mitad del año pasado.

Con todo, la economía alemana se ha caracterizado por su capacidad de aguante ante el coronavirus. Al menos de momento, los políticos alemanes, especialmente los conservadores, parecen haber perdido el miedo a las deudas y, haciendo de tripas corazón con un socialdemócrata como Olaf Scholz como ministro de Hacienda, han lanzado multimillonarios planes para amortiguar los efectos del coronavirus.

El problema es que estas medidas tampoco lo pueden todo. Según han explicado en Destatis, “después de haberse recuperado algo la economía en la segunda mitad del año, la crisis del coronavirus llevó a un nuevo retroceso el rendimiento de la economía”.

A investigadores como Hubertus Bardt, responsable del Instituto para la Economía de Alemania (IW), un think tank con sede en Colonia, los malos datos de principios de año no le han sorprendido. “Contábamos con una situación económica que no es realmente dinámica, aunque sorprende en la situación que haya dificultades en sectores como el de la electrónica o en la producción automóvil”, dice Bardt a elDiario.es.

Algunas medidas alemanas anticrisis son de limitado alcance y eso se nota. Así, de la caída del 1,8% del PIB alemán en el primer trimestre de este año se responsabiliza, entre otras cosas, a que el IVA haya vuelto a subir al 19% después de haber estado por decisión política temporalmente al 16% la segunda mitad de 2020. Los analistas apuntan a ese aumento del IVA como un factor para entender la reducción registrada en el consumo, menor en un 5,4% respecto al último trimestre de 2020.

Más peso aún ha tenido para explicar el mal pie con el que ha comenzado economía alemana este años que, desde noviembre hasta hace apenas unos días, la industria del ocio haya estado cerrada. Los cierres del sector hostelero, el de la gastronomía, el de los espectáculos y buena parte del comercio considerado no esencial han terminado lastrando el crecimiento.

Esos cierres, aunque no tengan que ver con las más duras restricciones anti-coronavirus vividas en países como Francia, Italia o España, también han repercutido en la actividad general de las empresas. Las compañías alemanas son menos tendentes a las inversiones cuando hay cierres de grandes partes de la economía.

Tras el “caos”, más vacunas y crecimiento

En las páginas económicas de los principales medios del país se apunta que ha sido la “tercera ola de contagios del coronavirus” la que ha “encogido” la economía, según los términos, por ejemplo, del semanario económico Manager Magazin.

Tras lo que ha sido a todas luces una deficitaria gestión de la pandemia en los primeros meses del año –hasta en la prensa conservadora se habló de “caos”–, la canciller Angela Merkel ha impuesto a los líderes regionales modificaciones legislativas para endurecer las medidas anti–COVID–19. Posterior a esto es que los nuevos contagios hayan caído ostensiblemente en todo el país. Además, a partir de estas fechas, la llegada de la primavera y el buen tiempo anima a evitar los espacios cerrados, donde se producen más contagios.

Según datos del Instituto Robert Koch (RKI), la agencia federal de prevención y control de enfermedades, la incidencia media del país volvía a estar a principios de esta semana por debajo de los 50 nuevos casos por 100.000 habitantes en los últimos siete días. La incidencia media no se encontraba en valores así desde mediado el pasado mes de octubre. Sólo cinco de los 16 Länder teutones estaban este miércoles por encima de ese valor 50.

Esto significa que muchas de las restricciones que han estado en vigor desde el pasado otoño han sido progresivamente levantadas en los últimos días. Además, la vacunación se ha convertido de un tiempo a esta parte en un proceso masivo de inmunización. A principios de esta semana ya había en Alemania algo más de 33 millones de personas que habían recibido al menos una inyección de las vacunas aprobadas contra la COVID–19. Algo más de 11 millones ya contaba con la pauta completa.

De cara a la recuperación económica, “la vacunación es extremadamente importante, porque hay sectores que van a poder abrir e iniciar su actividad con una incidencia baja y la vacunación es calve en esto”, apunta desde Colonia Bardt, el responsable del IW. “La vacunación también es importante de cara al próximo otoño, para evitar que los sectores que ahora puedan abrir vayan de nuevo a tener que cerrar. La vacunación es central para la estabilización de la economía”, añade.

Previsión de un crecimiento del 3,5%

En el Gobierno de Merkel se agarran a la evolución de la lucha contra la COVID-19 para pronosticar que en este 2021 la economía alemana, pese a la caída del primer trimestre, terminará creciendo hasta un 3,5%. “No sólo detendremos la caída económica, sino que la invertiremos. Volveremos a nuestro crecimiento de antes en 2022 como muy tarde”, ha dicho el ministro de Economía, el conservador Peter Altmaier.

En el Bundesbank, el banco central alemán, comparten esta visión e incluso han explicado que durante los próximos meses del verano el PIB puede “crecer fuertemente” de manera que la economía “superará el nivel anterior a la crisis en otoño”.

Indicadores como el que elabora el prestigioso Instituto IFO para la investigación económica de Múnich apuntan en esa dirección. Su indicador sobre el clima para los negocios en el país alcanzaba este mes de mayo 99,2 puntos. Es el mejor valor de ese indicador, elaborado a partir de encuestas en empresas alemanas con preguntas centradas en su situación económica, desde el registrado en mayo de 2019.

Como amenaza a la alentadora coyuntura que presentan autoridades y expertos está el escenario del aquí descrito como una “larga fase de stop and go”, algo así como “parada y aceleración”. Eso mismo es lo que ha vivido la economía alemana en 2020 y lo que va de 2021. Pero, a partir de ahora, Merkel y compañía esperan que los actores económicos del país, con una exitosa política anti-COVID-19, pisen únicamente el acelerador del crecimiento.

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