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Las ayudas públicas a empresas por la crisis del coronavirus abren la brecha en la UE entre los países ricos y el sur

La canciller alemana, Angela Merkel, con una maqueta de un A380, en la sede de Lufthansa el 18 de noviembre de 2015.

Andrés Gil

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Sólo el Gobierno de Alemania ha anunciado más de medio billón de euros para la crisis del coronavirus. Lejos de los 140.000 millones que está empleando España, por ejemplo. Y en lo que representa a la ayuda pública de emergencia contra el coronavirus aprobada la Comisión Europea, el Gobierno de Merkel está siendo uno de los países que más dinero está movilizando para auxiliar a sus empresas nacionales.

En efecto, los países con más músculo económico son los que más capacidad tienen de movilizar dinero público ahora que el Ejecutivo comunitario ha relajado las reglas del mercado único y de competencia, abriendo la puerta a la desigualdad de trato entre Estados y empresas y a interferir en las reglas de la competencia –eso que llaman en Bruselas level playing field y que se ha convertido en eje central de la negociación con Reino Unido para el Brexit–, poner en riesgo el mercado interior de la UE y, de paso, alumbrar una Europa más desigual tras la crisis del coronavirus si no se activa un verdadero plan de recuperación como reclama el sur con la oposición del norte.

Hasta el momento, Bruselas ha aprobado 1,9 billones de euros de planes de ayudas públicas de los 27.

Alemania, que supone aproximadamente un 25% del producto interior bruto (PIB) de la UE, representa alrededor del 52% del valor total de la ayuda estatal de emergencia para el coronavirus aprobada hasta ahora, según muestran los datos de la Comisión Europea recogidos por Reuters. La agencia británica también constata que Francia e Italia comparten el segundo lugar, cada uno con el 17%.

Alemania, por ejemplo, concedió un préstamo avalado por el Gobierno de 3.000 millones a Adidas; un compromiso de préstamo de 1.800 millones al operador turístico TUI, y está en conversaciones con Lufthansa para un rescate de 10.000 millones, entre otros.

En una entrevista con Financial Times, la vicepresidenta de Asunos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, avisó de la necesidad de garantizar la protección del funcionamiento del mercado interno y alertó de que “no puede ser que algunos países puedan apoyar sus economías de una manera más generosa que otros”.

España, en su propuesta de fondo europeo presentada en la cumbre de líderes del pasado 23 de abril, afirmaba: “Si bien es necesaria y bienvenida una mayor flexibilidad para las respuestas nacionales, es clave evitar que esto conduzca a una UE más desigual y un debilitamiento del mercado interior. Todas las normas y la financiación del Marco Financiero Plurianual [MFF, presupuesto de la UE 2021-2027] deben garantizar que se refuercen los objetivos de cohesión y convergencia, así como la igualdad de condiciones para las empresas y los Estados dentro del mercado único”.

Mientras eso se negocia, la Comisión Europea ha dado el visto bueno este lunes a una ayuda francesa de 7.000 millones de euros para Air France, para proporcionar liquidez urgente a la aerolínea. Y la semana pasada aprobó que el Estado francés proporcione una garantía de préstamo de 5.000 millones a Renault.

“Esta garantía crediticia francesa de 5.000 millones de euros ayudará a Renault a obtener la liquidez que necesita urgentemente debido al brote de coronavirus. Renault es un importante fabricante de coches europeo que da empleo directo a más de 73.000 trabajadores en Europa”, dijo en un comunicado la vicepresidenta de la Comisión a cargo de Competencia, Margrethe Vestager.

Por su parte, el Gobierno holandés, firme oponente a España en el fondo de recuperación tras la crisis sanitaria, apoyará a la aerolínea nacional KLM con un paquete de ayudas de entre 2.000 y 4.000 millones de euros, aunque con condiciones asociadas, como la no distribución de bonus y dividendos, un mayor esfuerzo hacia la sostenibilidad y una “moderación” del sueldo del personal En una rueda de prensa en La Haya, el ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, explicó que la ayuda sería en concepto de garantías y préstamos.

Pero no es la única aerolínea de un país del norte, reivindicado como frugal y ordoliberal, que recibirá ayudas de Estado: la aerolínea Austrian Airlines (AUA), parte del grupo Lufthansa, reclama 767 millones de euros en forma de préstamos garantizados y subvenciones.

El problema con la matriz a AUA, Lufthansa, es que el Gobierno alemán, por insistencia del SPD, exige una contrapartida a la ayuda: quiere entrar en el accionariado con el 25,1%, una minoría de bloqueo, según ha publicado Der Spiegel.

Mientras tanto, en Suiza, el gobierno garantizará 1.200 millones a las filiales de Lufthansa Swiss y Edelweiss. En Bélgica, la cosa aún está parada con Brussels Airlines, también filial de Lufthansa.

El consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary, aerolínea de bajo coste que arrastra problemas laborales por dónde da de alta a sus trabajadores, ha protestado por las ayudas a sus competidores: “Han recibido 30.000 millones en ayuda estatal”. O'Leary ha pedido ayuda a las autoridades de la competencia de la Unión Europea (UE) y ha advertido de que llevará ante los tribunales comunitarios a los países que decidan rescatar a las antiguas aerolíneas públicas.

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