Barcelona y Madrid se quedan a la cola de las ciudades europeas que todavía no han recuperado el PIB previo a la pandemia
Barcelona y Madrid se quedan entre las cinco grandes ciudades europeas que no recuperarán el PIB (Productor interior bruto) previo al shock de la COVID en 2022. Las dos urbes españolas, junto a Hamburgo, Lille y Roma, son las que más retraso arrastran en la reconstrucción económica tras la pandemia, aunque resistirán mejor el golpe de la inflación y de la guerra por su menor industrialización, según un análisis de Oxford Economics.
La capital madrileña y la catalana tendrán que esperar a la última parte de 2023 o incluso hasta 2024 para completar la recuperación de la actividad desde la histórica crisis de 2020, después de las rebajas de las expectativas por la invasión rusa de Ucrania. Precisamente, el mayor peso del sector servicios en estas ciudades hizo que la contracción fuera más profunda en la pandemia y también que el despegue haya sido mucho más tardío y lento.
Sobre todo, por la importancia de la hostelería y de los viajes de congresos en Madrid. Y, en el caso de Barcelona, particularmente del turismo de ocio. Es exactamente el mismo escenario al que se enfrenta el conjunto del país. Tanto el Banco de España como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras instituciones estiman que el PIB no volverá a números de 2019 hasta principios de 2024. Aún está a alrededor de dos puntos porcentuales.
Y las mismas previsiones sitúan a España y a Madrid liderando el crecimiento económico en 2023 en Europa. Primero, por la menor dependencia energética de Rusia. Y, segundo, porque sus principales sectores demandan menos electricidad, gas o carburantes. Más debilidad esperan en Oxford Economics para Barcelona “por los problemas que afronta su industria”.
El último índice adelantado PMI sobre la industria de España lanzó recientemente un aviso que solo fue peor en los meses del gran confinamiento, entre marzo y mayo de 2020. La actividad de las fabricas en nuestro país sumó en septiembre tres meses de contracción por primera vez desde el gran shock de la COVID en España, según este indicador que calcula S&P Global con encuestas realizadas a 400 empresas manufactureras entre el día 12 y el 23 del pasado mes.
Más allá de Madrid y de la capital de Catalunya, “los focos de turismo en las Islas Canarias y Baleares verán el crecimiento más rápido del PIB, a medida que se recupere y crezca el número de visitantes”, apuntan. Para estas regiones lanzan una proyección por encima de la media nacional de aquí a 2026, lo que implica un crecimiento cercano al 2% en 2023, si se parte de la previsión del Gobierno para el conjunto del país (2,1%) o de la más pesimista del Banco de España (1,4%).
De hecho, Lawrence Harper, analista del centro de análisis con sede en Londres, advierte de que espera “recesiones técnicas [dos trimestres consecutivos de contracción del PIB] en la mayoría de las principales ciudades europeas en el segundo semestre de 2022 y en el primer trimestre de 2023”, pero incide en que el invierno será mucho más duro para las capitales más enfocadas en los sectores manufactureros y concretamente en la industria química, la más intensiva en energía.
En este grupo aparecen regiones como la alemana Rheinhessen-Pfalz, en la que este segmento de actividad pesa casi un 10%, la holandesa Zeeland, cerca de un 7%, o la también alemana Braunschweig, un 6%, “y como ejemplo de gran urbe Fráncfort”. También augura unos próximos trimestres muy complicados en capitales industriales como Múnich. O en grandes nodos logísticos como son Hamburgo, Amberes y Róterdam.
“En algunos países, la contracción será más prolongada, ya que estimamos que la disminución del PIB en el tercer trimestre de 2022 continuará en el cuarto trimestre y luego en el primer trimestre de 2023. La duración y profundidad de esas recesiones dependerán de numerosos factores, pero pronosticamos que Alemania y Austria estará entre las naciones más afectadas, mientras que esperamos descensos mucho más superficiales en Francia, España y Portugal”, explica Lawrence Harper.
“La desaceleración de la actividad industrial también tendrá repercusiones en el sector del transporte en las principales ciudades de distribución de Europa. La reducción de la producción manufacturera y una demanda global más débil significarán que el flujo de bienes dentro y fuera de los grandes aeropuertos y puertos marítimos se verá interrumpido”, recalca el experto de Oxford Economics.
Daño al consumo
“Los ingresos reales se han visto afectados en 2022 [por la inflación], lo que significa que el poder adquisitivo de los hogares se ha visto dañado, al igual que la confianza del consumidor. Esto es particularmente importante para las ciudades, ya que tienden a tener sectores de hostelería y comercio minorista más grandes que sus promedios nacionales. Estos sectores orientados al consumidor también dependen de los viajeros y turistas, que aprovechan las mayores instalaciones comerciales y culturales que ofrecen las principales capitales”, reflexiona Lawrence Harper.
Un ejemplo de esto es Viena, “que combina sectores de consumo relativamente grandes, ingresos reales en declive y un sector industrial en apuros”, avisa el economista. Por lo tanto, se espera que la capital austriaca experimente una de las recesiones más profundas de Europa durante el invierno.
El otro grupo importante de ciudades cuyas expectativas son muy negativas son las de Europa central y oriental, como Varsovia, Praga y Budapest. Las razones pasan porque tienen una mayor dependencia del gas ruso, una inflación más alta y fuertes vínculos en la cadena de suministro con los sectores industriales alemanes.
“Las ciudades globales de Europa (Londres y París) deberían resistir mejor que la mayoría durante el invierno debido en parte a sus estructuras económicas más favorables”, añaden en Oxford Economics. Ambas ciudades tienen grandes sectores comerciales y tecnológicos que, “si bien no son inmunes a los desafíos actuales, están más aislados que otros sectores y, por lo tanto, el PIB general se verá menos golpeado”, inciden.
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