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La actividad en la industria suma tres meses de contracción por primera vez desde el gran confinamiento de 2020

Imagen de la fabrica de Arcelormittal en Gijón. EFE/ Alberto Morante

Daniel Yebra

3 de octubre de 2022 12:44 h

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Como ocurre en el cielo antes de una tormenta, el panorama económico de la eurozona se va cerrando, oscureciéndose poco a poco. Advertencia a advertencia, como si cada dato fuera un rayo, y el siguiente un trueno. El último, el índice adelantado PMI sobre la industria lanza un aviso que solo fue peor en los meses del gran confinamiento por la pandemia, entre marzo y mayo de 2020.

La actividad de las fabricas en España sumó en septiembre tres meses de contracción por primera vez desde el gran shock de la COVID en España, según este indicador que calcula S&P Global en base a encuestas realizadas a 400 empresas manufactureras entre el día 12 y el 23 del pasado mes (ver gráfico).



Este índice PMI muestra que los nuevos pedidos a la industria de nuestro país cayó en septiembre a niveles de mayo de 2020 por el golpe de la inflación, un panorama de recesión que se extiende a toda Europa. Incluso, las fábricas de Alemania, Francia o la eurozona en conjunto estarían sufriendo un daño mayor.

“Los datos de septiembre destacaron de nuevo semanas difíciles para los fabricantes españoles, ya que las empresas experimentaron caídas simultáneas tanto de la producción como de los nuevos pedidos”, lamenta Paul Smith, director económico de S&P Global Market Intelligence.

“El declive de los nuevos pedidos recibidos fue especialmente llamativo, y dado que las empresas también experimentaron un aumento simultáneo de los stocks de productos terminados, las perspectivas de producción a corto plazo son claramente moderadas”, continúa este experto (ver gráfico).



De hecho, las empresas en promedio prevén una caída de la producción a lo largo de los próximos doce meses, y la preocupación sobre la alta inflación y la reducción del consumo ocupa el primer lugar en sus perspectivas, según el detalle de la última del índice PMI.

“Estas inquietudes se vieron respaldadas por un resurgimiento de la inflación de los costes, que alcanzó su máxima de tres meses. Debido a que este aumento de los precios pagados su sumó a la fuerte caída de las ventas, las empresas se mostraron reacias a contratar personal”, concluye Paul Smith.

Respecto al conjunto de la eurozona, su colega Chris Williamson, economista jefe de S&P Global, obserba que, “excluyendo los confinamientos iniciales por la pandemia, los fabricantes de la zona euro no han experimentado un colapso de la demanda y la producción a esta escala desde el punto álgido de la crisis financiera mundial a principios de 2009”.

Los ERTE (Expeditente de regulación temportal de empleo) aplicados por ArcelorMittal en las plantas de Lesaka, Legasa y Berrioplano son una materialización de la contracción que muestra el índice PMI de la industria. Y también la caída del consumo de carburantes y gas, que ha reducido su precio en las últimas semanas.

También han recurrido recientemente al ERTE ante el asfixiante incremento de los costes la maderera Finsa, la soriana Norma Doors, o empresas del azulejo como Grespania, Azuliber... y hasta Seat, en su caso por la escasez de semiconductores.

“Asistimos a un aumento en la tasa de inflación inasumible para los estándares europeos y que está obligando a un giro brusco en la política monetaria”, explica el economista Santiago Lago, en un análisis realizado para Funcas en referencia a la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de subir los tipos de interés de referencia y luchar así contra la inflación, pese al riesgo de profundizar todavía más en el riesgo de recesión.

“La subida en los tipos de interés, junto a la dificultad de alcanzar un pacto de rentas amplio y el efecto negativo de la incertidumbre sobre las decisiones de consumo e inversión, van a frenar el crecimiento del PIB y la vuelta a sus niveles pre pandemia”, concluye Santiago Lago.

España creció más en el segundo trimestre

En España, la situación es más favorable para el sector servicios, sobre todo por el peso del turismo en el primer verano sin restricciones desde 2019. Hace solo unos días, el INE confirmó que nuestro país quintuplicó el crecimiento económico del conjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el segundo trimestre. El 1,5% entre abril y junio en nuestro país destaca frente a la media del 0,3% de los 38 estados que la conforman, siempre frente al trimestre anterior.

Además, la OCDE señaló en agosto que Alemania recuperó a cierre de este segundo trimestre el nivel de actividad previa a la pandemia, la última economía de las siete más grandes (el G-7) que faltaba por conseguirlo. España todavía no lo ha logrado, se queda a cerca de 2 puntos, y las expectativas apuntan a que no lo hará hasta finales de 2023 o principios de 2024, tras el frenazo de la recuperación por la crisis de inflación y la incertidumbre que supone la invasión rusa de Ucrania.

Este retraso de España en la reconstrucción después del histórico shock de la COVID se explica precisam,ente por el mayor peso del sector servicios en el PIB, y concretamente del turismo.

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