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“Cambie ya el nombre de su producto”: la industria láctea y la Administración van a por las queserías veganas

Anna Escalada, cofundadora de la quesería Vegan Fromagerie

Analía Plaza

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“Estimado Sr. Labazuy. Me dirijo a usted en nombre de la Organización Interprofesional Láctea (InLac), pues hemos tenido conocimiento de que su empresa comercializa en puntos de venta en todo el territorio nacional, así como a través de su página web veganfromagerie.com, diferentes productos bajo la denominación común de 'quesos veganos de almendra', en clara contravención de la normativa aplicable (...) Teniendo en cuenta el grave perjuicio que las prácticas descritas ocasionan no solamente para los consumidores, sino también para el sector lácteo en general y el de los quesos en particular, le requerimos formalmente para que procedan con carácter inmediato a a modificar la denominación de productos, su etiquetado y la información de su web”.

Adrián Labazuy, dueño de la pequeña quesería Vegan Fromagerie, recibió la carta anterior a principios de octubre. No fue el único: a Carla Carrió, dueña de La Carleta, le llegó una similar semanas después. En ambas, la patronal InLac —que agrupa los intereses de toda la cadena de valor del sector lácteo, de ganaderos a industria — enumera varias normas (un reglamento europeo, la ley de defensa de consumidores y la ley de competencia desleal) y pide que cambien el nombre de sus productos, hasta ahora denominados 'quesos veganos', en el caso de Labazuy, y 'kesos', en el de Carrió. La patronal amenaza con tomar acciones legales y pide que “no reproduzcan su conducta” en el futuro.

La carta de InLac llegó a estos artesanos muy poco antes de que el Parlamento europeo votara a favor de la enmienda 171 al reglamento 1308/2013. Por ponernos en contexto: desde 2017 está prohibido en Europa utilizar el término 'leche' en productos que no provengan de la secreción mamaria animal; esto es, de ordeñar una vaca, una oveja o una cabra. Si no lleva leche animal, tampoco pueden usarse 'suero lácteo', 'nata', 'mantequilla', 'mazada', 'queso' o 'yogur'. Todo esto se basa en una sentencia del Tribunal de Justicia Europeo de 2017.

La única excepción en España es la 'leche de almendras', que sí puede llamarse leche. Por eso en Vegan Fromagerie llaman a su producto 'queso vegano'. Entienden que al estar fermentado en leche de almendra está permitido.

En noviembre, el Parlamento votó dos enmiendas relativas a los productos de base vegetal. La 165 pretendía prohibir las denominaciones 'filete', 'embutido', 'escalope' o 'hamburguesa' a los productos no cárnicos, pero fue rechazada. Las hamburguesas de Beyond Meat y Heura, hechas a base de proteína de guisantes y soja, pueden seguir llamándose hamburguesas. Pero la cosa se complica para los quesos veganos, fermentados habitualmente en anacardos. La enmienda 171 amplía las restricciones y prohíbe “todo uso comercial directo o indirecto de la denominación” y “toda usurpación, imitación o evocación”. Si no lleva leche, que no lo llamen queso, ni 'keso', ni no-queso, ni parecido al queso.

Los productores y asociaciones veganas destacan la ambigüedad de la redacción. “Si 'keso' les parece mal, puede llegar un punto en el que les parezca mal hasta la forma del producto”, admite Cristina Rodrigo, directora de ProVeg en España. En cualquier caso, el reglamento aún no está consolidado: tiene que pasar por los trílogos, el último paso en la legislación europea.

Aunque no esté consolidado, la industria y la Administración ya se han puesto manos a la obra para impedir que los “quesos” veganos sigan llamándose así. A las cartas de InLac se suman las inspecciones sanitarias que instan a las queserías a cambiar su etiquetado. La empresa alicantina Mommus Foods, una de las pioneras del sector, recibió la semana pasada la visita de la consejería de Sanidad de la Generalitat Valenciana.

“Nunca habían aparecido por sorpresa”, relata su fundadora, Cristina Quinto. “Vinieron con la sentencia europea de 2017 a hablarnos del etiquetado. Nos comentaron que debíamos eliminar en todas partes, tanto en etiquetas como en web, la denominación 'queso'. Incluida la marca 'Esto no es un queso'”.

La particularidad de Mommus Foods es que tiene registrada como marca 'Esto no es un queso'. Todos sus productos se llaman así. “Me parece bien quitar la palabra 'queso' en otros sitios, pero no la marca. Entendemos que es descriptiva y es una negación. Ni siquiera en el etiquetado está como una triquiñuela, no pone 'esto no es' en pequeñito y 'un queso' en grande”, continúa Quinto. “Es como Beyond Meat, que en español significa 'más allá de la carne'. O La Lechera, que vende una leche vegetal condensada. No la llama así, pero su marca remite a la leche. Y no es leche”.

La fundadora de Mommus Foods manifestó en la inspección sanitaria, revisada por este periódico, que pretende conservar su marca. “Me imagino que el siguiente paso será que nos insten de nuevo al cambio o una sanción. En la etiqueta ponemos 'fermentado de anacardos', ni siquiera 'alternativa vegetal al queso'. Podríamos cambiar el nombre comercial, pero nos parece mal renunciar a eso”, sostiene. “De hecho, 'Esto no es un queso' siempre les ha parecido original. Intentaremos aguantar, porque nos parece que se viola el derecho del hablante. Nuestro consumidor está involucrado con la causa. Es como si cambiaran el nombre del Cola-Cao. Generaría un sentimiento, la gente sentiría que están prohibiéndole algo”.

¿Quesano? ¿Ques' eso?

Cristal Gascueña y Martín del Dedo son los fundadores de Vegasauria, una pequeña quesería vegana situada en Leganés, en Madrid. También recibieron la inspección sanitaria la semana pasada. Las inspecciones y el control de la legislación corresponden a las comunidades autónomas, aunque el etiquetado de los productos lo regule Consumo a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. En su caso, la visita fue del departamento de Salud Pública de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.

¿Vamos a tener que avisar al consumidor de que no se beba la llamada 'leche corporal'?

“Fue una visita rutinaria y salió el tema. Nos preguntó por el etiquetado y nos dijo que nuestra denominación comercial puede resultar confusa. Se llevaron una etiqueta de cada producto y dijeron que tendríamos que trabajar en ello”, explican. En Vegasauria llaman a sus productos 'quesanos' y a su tarta 'cheesefake', denominaciones que no gustaron a la inspectora. “Pero ella tampoco sabía cómo podríamos llamarlo. Fue muy amable y comprensiva. El problema está en esta nueva legislación”, consideran. “Hay un agravio comparativo. Las empresas de carne vegetal mantienen sus nombres porque hay grandes compañías internacionales defendiéndolo. Pero en España y Europa los queseros veganos somos artesanos”.

Para microempresas como Vegasauria, cambiar toda la paquetería del producto supone un coste añadido, aunque la administración permite que termines con el que ya tienes. Lo que duele es el orgullo. “Nos sorprenden estas normativas tan desmesuradas. Todo el mundo sabe lo que es un queso vegano”, continúan. “¿Crema curada de anacardos no confunde? ¿Y leche corporal? ¿Vamos a tener que avisar al consumidor de que no se beba la crema de cuerpo?”

De momento, la industria puede anotarse el tanto. En La Carleta, incluso antes de recibir la carta de InLac, cambiaron sus 'kesos' por 'ques' esos'. “Hablé con mi socio y buscamos otro nombre. He tenido suerte de haber reaccionado rápido y de tener los nuevos empaquetados antes del burofax”, dice Carrión. En Vegan Fromagerie (el francés de 'quesería vegana') ya se preparan para cambiarlo todo: producto, web y nombre comercial. Sus 'quesos veganos de almendras' pasarán a denominarse con nombres propios (Rústico, Original, Ahumando...). Y la marca será Veggut, como la sociedad.

Labazuy no oculta su enfado. “La industria láctea domina toda la política agroalimentaria. Que hagan esto ahora es una cuestión de estrategia. Han visto que las hamburguesas y las leches se les han ido de las manos, porque marcas cada vez más potentes les quitan mercado. No quieren que pase lo mismo con los quesos”, sentencia. “Buscan poner todas las barreras posibles para que no nos posicionemos. Así ganan tiempo para sacar sus propios productos. El consumo de alimentación crece un 2%, el de productos eco un 10% y el de productos veganos un 20%. Tiene un gran potencial. Con esto se curan en salud. Acepto hamburguesas vegetales, pero no esto, porque son pequeños y aún me puedo meter con ellos”.

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