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La verdadera historia de Costa de Madrid, el monte protegido en el que magnates británicos quieren construir 650 viviendas y un hotel

Los hermanos Reubens, multimillonarios británicos, quieren urbanizar un monte en el Pantano de San Juan

Analía Plaza

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Los vecinos de San Martín de Valdeiglesias, un pequeño municipio al oeste de Madrid, llevan dos semanas de enredo. Un buen día despertaron y su pueblo era noticia en los periódicos porque en plena pandemia dos multimillonarios británicos preparaban “un boom inmobiliario” de 650 viviendas y un hotel. Al día siguiente, su Ayuntamiento publicó una nota diciendo que ni del 'boom' ni de sus promotores sabía nada. Al siguiente, los periódicos dijeron que la Comunidad de Madrid tumbaba el proyecto. Al siguiente, que seguía en pie pero había alguna cuestión que subsanar.

“Ni se ha rechazado ni hay un enfrentamiento. Solo nos sorprende que la noticia salte así, sin que se sepa nada”, explican fuentes de la corporación municipal, dirigida por Mercedes Zarzalejo (PP). “Sin un plan parcial donde la Comunidad te diga 'usted puede construir aquí un hotel' o no, no sabes qué puedes hacer. Es curioso que den esa información. Es arriesgado”.

La pareja de ricos que se ha fijado en un trocito muy concreto de San Martín de Valdeiglesias —un monte que linda con el embalse de San Juan, que permite el baño y actividades acuáticas— no es cualquier pareja. Se trata de los hermanos David y Simon Reuben, conocidos en España por haber comprado la Ciudad Financiera del Santander en 2019. El propietario estaba en liquidación y la oferta de los Reuben fue superior a la del propio banco, aunque más tarde se lo vendieron por una cantidad desconocida.

David y Simon tienen 75 y 78 años. Nacieron en Bombay y se 'hicieron a sí mismos' en la industria del aluminio soviética. Son, según The Sunday Times, la segunda fortuna de Reino Unido, solo por detrás del magnate de las aspiradoras Sir James Dyson. Los Reuben poseen un imperio inmobiliario repartido entre Londres, Nueva York, Mónaco e Israel y no es la primera vez que compran suelo en España: tienen varios terrenos en Baleares, incluida una franja litoral de 1,5 kilómetros en Mallorca.

El terreno que han comprado los Reuben en Madrid se llama Canto Redondo, pertenece a un antiguo plan más grande llamado Costa de Madrid, tiene 250 hectáreas y una larga historia de recalificación, constructoras quebradas y guerra jurídica y política detrás. Por resumir: es suelo en un enclave protegido que fue declarado urbanizable durante el franquismo y cuya clasificación llega hasta hoy. Según las fuentes consultadas, es muy probable que el proyecto salga adelante, aunque quizá sufra alguna modificación y tardemos años en verlo.

De Sarasola padre a los Reuben

En 1955 se creó el embalse de San Juan. Una década después, se aprobó la creación del Centro de Interés Turístico Nacional (CITN) a su alrededor. Los CITN fueron una figura impulsada por Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo durante la dictadura, para desarrollar el turismo en España, tanto en la costa como en el interior.

En San Martín de Valdeiglesias fue el propio ayuntamiento el que solicitó la declaración de CITN para urbanizar parte del monte junto al embalse. Recibió el nombre de Costa de Madrid. Como explica este trabajo de la Universidad Autónoma, “la actuación de Costa Madrid es un buen ejemplo del habitual recurso a montes para el desarrollo de esta figura de ordenación”. Todo se hizo basándose en el “interés general” superior del plan de promoción turística.

Costa de Madrid se dividió en cinco fases. Para la urbanización de las tres primeras se creó una sociedad mixta, al 50% entre el Ayuntamiento e inversores privados. Se da la casualidad de que el socio principal era Enrique Sarasola Lerchundi, padre Kike Sarasola, propietario de la cadena hotelera Room Mate y casero de Isabel Díaz Ayuso durante la pandemia. La andadura terminó en los tribunales tras detectarse irregularidades por parte de Sarasola padre, quien cambió los estatutos sin conocimiento de la parte municipal e hizo recaer la exclusiva de las obras y venta en dos empresas suyas.

Esa urbanización de las fases 1, 2 y 3, que se ha quedado con el nombre de Costa de Madrid, es hoy un barrio anárquico, dejado y desconectado de San Martín. “Tendría que haber sido una zona cuidada, pero Costa de Madrid lleva años muy abandonado”, explica Gerardo del Val, que fue concejal de Izquierda Unida en Madrid y conoce bien la historia. “En San Ramón, la continuación siguiendo el pantano, sí que hay viviendas de lujo. Vive Zinedine Zidane. Costa de Madrid está bastante deteriorada”.

El desencuentro entre los inversores privados y el Ayuntamiento llevó a la descalificación de la cuarta fase y venta de la quinta a la empresa Lagos Urbanizados S.A, según explica una fuente conocedora del proceso que prefiere mantener el anonimato. “La empresa impulsó el ámbito urbanístico, obtuvo aprobación definitiva y licencia para urbanizar en 1979”, continúa. Fue entonces cuando se ejecutaron las únicas infraestructuras que aún siguen: varios kilómetros de calles, aprovechamiento de aguas del río Alberche... Pero Lagos Urbanizados quebró en los 80 y el banco que había financiado las obras, Bankunion, también. Los terrenos terminaron en manos del Fondo de Garantía de Depósitos Bancarios, indica esta fuente.

De ahí pasaron a Cardimex, la última sociedad que los ha tenido antes de vendérselos a los magnates británicos.

Un plan en el último minuto

Cardimex compró los terrenos en 1998 y no ha podido hacer nada con ellos hasta hoy. “La Ley del Suelo determinaba que se trataba de suelo urbano al estar ejecutadas las infraestructuras. Se inició una guerra jurídica para demostrar que las calles existían, lo cual roza lo esperpéntico, hasta que finalmente la Comunidad reconoció que eran legales. El dilema era suprimir la totalidad del ámbito urbanístico y pagar indemnización o evitarla. Optaron por algo intermedio: no pagar indemnización y descalificar parte del ámbito, dejando solo 89 hectáreas de urbano, para satisfacer a Medio Ambiente y los ecologistas”, continúa esta fuente.

La crisis económica de 2008, las obras de una nueva potabilizadora de agua y la consideración del área como Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA, posterior a la compra y primera clasificación de los terrenos como urbanos) hicieron el resto. Tras casi veinte años de desencuentros, Cardimex encargó un plan parcial con la intención de vender su terreno listo para edificar. Se da la circunstancia de que la empresa estaba en situación concursal desde 2011, pero presentó el plan junto a otra sociedad (Groupious S.A).

“[Cardimex] Siempre nos dijo que había una feria internacional de inversores y que quería llevar el terreno con la aprobación inicial hecha”, recuerda Luis Haro, concejal del PSOE, que gobernaba con mayoría absoluta hasta las pasadas elecciones. “Desconocíamos si lo querían vender. Hicieron su plan y lo presentaron en el Ayuntamiento”. Según varias fuentes, el terreno también salió entonces a la venta en Idealista por 10,4 millones de euros, aunque se desconoce la cifra que han pagado los hermanos por él.

Los nuevos problemas llegaron en el último pleno de la anterior legislatura, cuando el PSOE llevó el plan parcial de Cardimex a votación. Saltaron entonces las alarmas del PP y de Izquierda Unida, en la oposición. ¿Por qué una empresa que llevaba años sin actividad, que además se encontraba en disolución, tenía ahora interés en aprobar un plan? ¿Por qué justo en el último pleno? ¿Por qué el PSOE no había informado al resto de partidos de ese plan que tenían que votar? El tamaño del proyecto era suficiente para que se debatiera un poco más.

La actual alcaldesa, entonces en la oposición, acusó al PSOE de llevar “cuarenta años” eludiendo el problema y afirmó que la intención del propietario era especular.

“Yo me tuve que estudiar el plan deprisa y corriendo. Son 650 páginas”, recuerda Del Val, que ayudó a la concejala de su partido con el tema. “Es un estudio descriptivo hecho a la carta: esta es la legislación y así se puede urbanizar. Justo al final de la legislatura nos encontramos con este proyecto, que en extensión es la mitad del casco urbano de San Martín”. Tanto el PP como IU votaron que no, pero con la mayoría absoluta del PSOE salió adelante. El plan se envió a la Comunidad para su estudio y aprobación.

Cardimex, por otro lado, llevaba años sin pagar los impuestos municipales. En las elecciones de mayo de 2019 el color del Ayuntamiento cambió y el PP se hizo con la alcaldía. Una vez dentro del Ayuntamiento, intuyeron que el terreno se había vendido cuando Cardimex ingresó, de repente, los 206.000 euros que debía de IBI. En enero, poco antes del coronavirus, la Comunidad de Madrid devolvió el plan al Ayuntamiento.

“Ese plan parcial se presentó deprisa y corriendo”, reconocen desde la actual corporación. “Lo que hizo este Gobierno cuando entró fue enviarlo. La Comunidad lo devolvió pidiendo todo lo que faltaba (entre otras cosas, la evaluación ambiental). No es que lo hayan rechazado, es una resolución”.

El PSOE critica que el PP lo tachara de “especulación”

La Comunidad de Madrid no ha tumbado el “boom inmobiliario”. Solo ha pedido más documentación. Las probabilidades de que algo salga adelante son muchas, aunque sea una Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA), gracias a aquella declaración de Centro de Interés Turístico Nacional del 67 que consideró el terreno urbanizable.

“Estamos hablando de la época predemocrática. Toda la planificación se hizo entonces, cuando se colonizó la orilla madrileña del pantano de San Juan. En aquella época se hicieron muchas barbaridades urbanísticas, aquí y en la costa mediterránea, y es una clasificación que desgraciadamente no ha cambiado”, considera Del Val. “La lógica sería que se salvaguardara y se le diera mayor protección al estar dentro de la zona ZEPA”.

Nines Nieto, coordinadora de Ecologistas en Acción de Madrid, cree que podría prosperar con cambios. “El planeamiento urbanístico de la Comunidad de Madrid es muy obsoleto”, señala. “Y no tiene sentido que haya un área de conservación prioritaria, lo más protegido, pegando a un área general. Aun siendo zona ZEPA es posible que pueda urbanizarse, pero no las 650 viviendas y el hotel. Siendo un área de alto valor no parece compatible con un proyecto tan ambicioso”.

Haro, el concejal del PSOE que llevó el plan al pleno, recuerda que aunque la norma provenga del año 67, en 1999 se revisó el plan y siguió considerándose urbanizable. “Nuestra postura es que se haga un desarrollo sostenible. Al ser zona protegida, estamos limitados. Pero si se cumple la normativa y se hacen las cosas bien, puede ser interesante”.

El PSOE no tardó en colgarse la medalla de que el megaproyecto de inversión era gracias a ellos y no al PP cuando salió la noticia. “Todos recordamos el pleno en el que el PP catalogó aquel plan parcial de 'especulación' y no dio su voto a favor”, dijeron en Facebook.

Desde Reuben Brothers señalan que ya trabajan con el gobierno regional para ver qué otros requisitos hacen falta. Y el Ayuntamiento del PP, pese a que entonces votó no, dice estar dispuesto a seguir adelante siempre que se tenga en cuenta que es un área delicada.

“Lo más importante es el medioambiente”, concluyen.

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