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Dos rifeños, despedidos en Madrid tras ir a una manifestación: “Los tentáculos de Marruecos llegan muy lejos”

Jaouad Ballahsan y Hanane Bijbij, con cartas del banco Chaabi sobre su conflicto laboral.

Laura Olías

Viernes, 2 de junio. “Como para olvidar esa fecha. Se queda grabada”, reconoce con una sonrisa amarga Hanane Bijbij, hasta hace menos de un año trabajadora de la oficina en Madrid del Banque Chaabi du Maroc. Ese día, mientras hacía el cierre de caja en la sucursal, su director le preguntó si iba a la concentración frente al Ministerio de Asuntos Exteriores español en protesta por la represión de Marruecos contra la población rifeña. Su entonces jefe, Jaouad Ballahsan, asiente a su lado al recordar el episodio. “Le pregunté si nos iba a pasar algo por ir y Jaouad me dijo '¡qué va!, no puede ser. El derecho constitucional nos ampara”, recuerda Hanane. Tras esa manifestación, no volvieron a pisar la oficina: fueron apartados de sus puestos el mismo sábado.

“¡Es que es un derecho constitucional! Nos ampara tanto la Constitución de Marruecos como la de España”, reitera Jaouad Ballahsan haciendo valer su argumento. Los dos son rifeños, de Alhucemas, y explican que aunque les interesa “lo que sucede con nuestro pueblo y nuestra gente” nunca habían participado en manifestaciones de este tipo. “Es cierto que mi marido es activista y está con ellos, pero nosotros estábamos fuera”, afirma Hanane Bijbij.

Hasta entonces. Junio lo cambió todo. “En mayo comienzan las detenciones en Marruecos. Antes había mucha represión, pero no detenciones. Esas personas en general son vecinos y gente cercana que conocemos. Sabemos cómo les detienen, las condiciones en las que están... Ya nos tocaba de cerca”, prosigue la mujer. Ante este escenario, decidieron participar en la protesta convocada frente al ministerio español, que pedía que el Gobierno se interesara por los encarcelados en el país vecino.

Hanane reconoce que, aunque preguntó por esas posibles repercusiones, nunca imaginó en un despido, ni en una represalia tan dura a nivel laboral. ¿Algo iba mal en el banco? “Todo lo contrario”, defiende la mujer. Jaouad llevaba “unos 28 años en la empresa, una vida”, destaca el hombre. En Madrid, había trabajado en la oficina del banco marroquí desde hacía nueve años, casi en su totalidad como jefe. “Era un director ejemplar en todo el territorio de España y también en Europa”, subraya su exempleada. Según los dos trabajadores, cuando desde la dirección querían que se impartiera alguna charla o formación para elevar el nivel de las sucursales como el de su oficina, llamaban a Jaouad. Banque Chaabi du Maroc es la filial europea de Group Banque Populaire du Maroc (GBP), la mayor entidad financiera de Marruecos. “Casi todo el personal del banco en España son mis alumnos. Hicieron la formación conmigo, les preparé yo… Casi todos, excepto unos 5 o 6 que son antiguos”, afirma el hombre.

Hanane Bijbij tenía menos antigüedad en la compañía, “llevaba un año y cuatro meses. En febrero de 2017 me hicieron indefinida”. La mujer se encargaba de las cuentas, explica. “Recibí felicitaciones por varios directivos, siempre obtuve el bonus trimestral de rendimiento y productividad, por llegar al 100% de los objetivos. Por eso también me pasan a indefinida. Y recibía comentarios, del director de desarrollo, porque necesitaban personal en otras ciudades y me decía ‘quieren un perfil como el tuyo'. Para mí el despido ha sido toda una sorpresa”. Este medio ha intentado sin éxito contactar vía telefónica y por correo con el banco.

“Es un despido político, es muy claro”

Esa satisfacción del banco con su rendimiento es uno de sus argumentos que llevan los dos a los tribunales, donde han recurrido sus despidos –que adelantó Infolibre–, para justificar que les echaron como represalia por haber participado en esa protesta contra las autoridades marroquíes. “Es un despido político, es muy claro, es un despido nulo. No hay que darle más vueltas”, defiende Jaouad Ballahsan. En su caso, como también era representante sindical de CCOO, primero tuvo dos meses de cese, en los que el banco le investigó por hechos “muy graves”, y después llegó el despido en agosto. El exdirector de la sucursal bancaria aún está pendiente de juicio, tras ser aplazada su primera cita en los juzgados. En el caso de Hanane, ya ha conseguido una sentencia que apunta que el despido fue improcedente, pero la jueza del juzgado número 32 de Madrid no vincula el despido con la manifestación.

Según la sentencia del pasado enero, a la que ha tenido acceso eldiario.es, la magistrada considera que el banco no prueba la falta de rendimiento y las quejas de clientes que la empresa usó como argumentos para despedir a la trabajadora. “No se especifica absolutamente en qué haya consistido el bajo rendimiento, ni tampoco las quejas de los clientes”, sostiene la jefa. Sin embargo, no da la razón a la denunciante en cuanto a la vulneración de derechos fundamentales. “Más allá de haber quedado acreditado que la actora participó en una manifestación el 2 de junio de 2017 (...) y que se le despidió tres días después, no se ha acreditado ni existe indicio racional de que exista una relación causa efecto entre las manifestaciones que la parte actora alega que tuvieron lugar en un periódico y la decisión del banco de despedirla”, dicta la magistrada.

Estos argumentos son los que más rabia dan a Hanane. Reconoce que la sentencia, aunque a su favor, “fue un bajón muy importante” y ha hecho que confíe menos en las opciones de ganar. Para ella, que no se reconozca el motivo del despido es una derrota y no comprende los argumentos de la jueza. Las manifestaciones “en un periódico” a las que se refiere la sentencia constituyen una de las pruebas que presentan los dos trabajadores. Ese 2 de junio, cuando llegaron a las afueras del Ministerio de Exteriores español, coincidieron con “informadores de la embajada”, explica Hanane. “Son nuestros clientes, los conocemos”, explica Jaouad, en referencia a personas relacionadas con la embajada y el consulado marroquíes con cuentas en el banco.

Una de esas personas, que se acercó a ellos preguntando qué hacían allí y si acudían de parte de los activistas rifeños o con los marroquíes que habían acudido a increpar a los manifestantes, era un periodista. “Él dijo que era periodista, aunque no llevaba ninguna acreditación que lo demostrara. Nos contó que colaboraba con varios medios marroquíes”. En la madrugada de ese viernes, Jaouad y Hanane reciben un enlace del medio digital marroquí Hibapress en el que aparecen en una imagen, señalados con dos círculos alrededor de sus cabezas. “En la información nos tachan de nos tachan de traidores, dicen que somos separatistas, que somos líderes del Hirak, el movimiento, aquí en Madrid”, explica Jaouad. “Dicen incluso que ayudamos a la gente del movimiento a hacer transferencias sospechosas a Marruecos”.

El sábado, Jaouad recibe una llamada del “director adjunto en la que me dice que ya no tenemos que ir ninguno al banco”. Hanane Bijbij fue despedida el mismo domingo: “Vinieron a mi casa a las nueve y media de la noche con la carta de despido, que me negué a firmar”.

Hanane presentó el texto de este artículo, con la fotografía que los marca, así como el de otro más del mismo medio traducidos al castellano por un traductor jurado, como ha podido comprobar eldiario.es. Este medio ha encontrado el artículo sin mucho esfuerzo a través de Google. La magistrada apunta en su sentencia que los documentos aportados “no tienen firma alguna, no puede conocerse, por tanto, quién los haya podido redactar ni tampoco ha quedado probado a qué puedan pertenecer”. Hanane Bijbij no da crédito: “Que diga la jueza que no sabe a qué viene la foto y que diga que los documentos no están firmados por nadie. están firmados por un traductor jurado y compulsados, o sea…”.

“No creíamos que esto pudiera pasar en España”

Tanto ella como Jaouad temen que hay presiones para que la justicia española no reconozca un despido por razones políticas y se signifique con su vecino marroquí. “Los tentáculos de Marruecos están afectando a la justicia española. Segurísimo”, afirman ambos. El aplazamiento del juicio del exdirector apoya sus sospechas. “Fue muy raro”, dice Jaouad que explica que le tuvieron esperando toda la mañana, desde las 10 y media que tenía fijada la cita, con varias peticiones de la jueza para que pactara con el banco. “Me negué, no quería pactar, así que al final me dijeron que ya era muy tarde, que se aplazaba el jucio”.

Los dos temen que la influencia de Marruecos condicione sus casos. “Tengo esperanza de que la justicia nos dé la razón, pero tenía mucha más antes. Lo veo un poco complicado. Sabemos que los tentáculos de las autoridades marroquíes llegan muy lejos”, lamenta Hanane,que recurrió su sentencia. Ambos llaman la atención sobre que esto pueda suceder en España. “No creíamos que pudiera pasar esto aquí, en un país de libertades, tenemos un contrato español. Si hubiera sido marroquí, habría cambiado todo, habríamos tenido miedo. Pero estamos en España, en Europa. En un país democrático, un país que defiende los derechos, no pensamos que iban a llegar hasta este punto”, sostiene Jaouad.

El exdirector asegura que les ha llegado información de que hay informes sobre ellos en la embajada de Marruecos y “no podemos entrar al país. Dicen que somos separatistas”. El hombre solo se emociona ligeramente en la entrevista al explicar que esta situación ha provocado que no haya ido a visitar a su madre el pasado año, como hace cada verano. “Tengo miedo. En Marruecos no hay ni justicia ni nada, te cogen y te meten al calabozo”. Ambos esperan que triunfe la independencia judicial y que sus despidos sean declarados nulos. “Sería muy importante para todo el pueblo rifeño. Fíjate que allí hay gente en la cárcel por dar 'me gusta' a una foto”, subraya Jaouad.

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