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Así es la empresa asturiana acusada de pagar sobornos al Gobierno de Hugo Chávez

Trabajadores de Duro Felguera se Manifiestan por la situación de la empresa. Foto: Pablo Lorenzana

Maica Méndez

Oviedo —

La primera gran siderúrgica española, Duro Felguera atraviesa por uno de sus peores momentos. La Fiscalía Anticorrupción ha denunciado al grupo por sobornos y el juez Ismael Moreno, de la Audiencia Nacional, ha admitido ya a trámite la demanda al ver indicios de delitos. Los indicios apuntan a que la empresa asturiana habría pagado al que fue viceministro de Energía en el Gobierno de Hugo Chávez, Nervis Villalobos, 105 millones de dólares, a cambio de mediar en la adjudicación de una central termoeléctrica de ciclo combinado, y también por indicios de blanqueo de capitales.

La Audiencia ha imputado al presidente de Duro Felguera, Ángel del Valle, y su antecesor, Juan Carlos Torres Inclán, responsables en la época que se consiguieron los contratos. Torres Inclán dimitió en junio de 2011. Los años que se consiguieron los contratos, entre 2008 y 2011, fueron una época de esplendor, según mencionan algunos extrabajadores, en la que Duro pasó de ser una empresa del hierro a consolidarse en la fabricación de bienes de equipo y proyectos “llave en mano”.

El juez ha imputado también por corrupción internacional al exviceministro de Energía venezolano, Nervis Villalobos y a su esposa, Milagros Coromoto Torres, como beneficiarios, así como al expresidente de Electricidad de Caracas, Javier Alvarado, y a una asesora del ministerio de Energía. La propia empresa está imputada así como Técnicas Reunidas e Ingeniería de Gestión de Proyectos de Energía.

Duro Felguera fue una de las primeras empresas españolas en cotizar en bolsa, allá por el año 1905. En 2014 llegó a superar los 1.000 millones de ingresos y tenía proyectos en 24 países. A partir de ese momento empezó su declive. “Hasta ese momento la empresa vivía todavía de los réditos de Juan Carlos –su anterior presidente–. Se acabó la carga de trabajo, las operaciones nuevas fueron desastrosas y el castillo de naipes se empezó a desmoronar”, comentan algunos exempleados con muchos años de dedicación a la empresa.

Tras la noticia, la empresa culminó su debacle en los mercados que la ha dejado en un tercio de su valor en lo que va de año y con una capitalización de apenas 83 millones de euros en bolsa.

La banca da un respiro

La dependencia de la empresa ahora mismo de las líneas de emergencia de la banca es total. Por el momento, los bancos le han dado un respiro (o 'standstill') de cuatro meses para tratar de reconducir su deuda, que asciende a 344 millones de euros y evitar ir a concurso de acreedores.

El balón de oxígeno llega en un momento clave, ya que la falta de liquidez ponía en riesgo el pago de la nómina de noviembre, según declaraciones de su actual presidente, Ángel del Valle. Los bancos le han concedido nuevamente avales para que la compañía pueda volver a contratar carga de trabajo.

A cambio, la empresa se ha comprometido a reactivar su actividad y cumplir la totalidad del plan de acción, incluida la marcha del presidente y máximo representante del primer grupo accionarial.

Además de la familia Álvarez Arrojo, principal propietario con el 24,4% del accionariado y a la que pertenece el actual presidente, en el consejo de dirección también se encuentra la familia Arias con el 10,02% y el siguiente grupo es la familia Ybarra Careaga, con el 5,05%.

Son muchos los que creen que la “mala gestión” de su actual dirigente es el principal motivo del endeudamiento de la compañía. De esta forma, la banca quiere dejar en manos de Miguel Zorita, asesor del órgano ejecutivo de la sociedad, desde hace cuatro meses, el proceso de reestructuración y viabilidad de la compañía. Una personalidad que tampoco es del agrado de todos.

Zorita se incorporó a la constructora San José para ocupar el puesto de consejero delegado hasta 2012 y realizar un trabajo similar al que tendrá que desempeñar ahora en Duro Felguera. Esta constructora gallega negoció en 2014 in extremis evitar entrar en concurso de acreedores. Finalmente recondujo su situación, un año después, cediendo su inmobiliaria a cambio de eliminar deuda.

La compañía asturiana necesita más que nunca la búsqueda de nuevos accionistas, un socio inversor que le saque del pozo en el que está metido. Son muchos los nombres que están saliendo estos días. En un primer momento se habló de la constructora Acciona y de su interés en entrar en el accionariado para reconducir la situación de la empresa. Por el momento no hay nada concreto. También se especula con otras interesadas como Elecnor o distintos fondos de inversión.

Otras ingenierías, como la asturiana TSK también figuran en las quinielas para hacerse con Duro Felguera, además del gigante chino de la construcción China State Construction Engineering (CSCEC) o el fondo de inversión británico Bybrook. Los Roig –el dueño de Mercadona y sus hermanos– y la familia Riberas, propietarios del grupo Gestamp, fabricantes de componentes de automóvil, también suenan en las quinielas. Asimismo, la multinacional francesa Alstom, dedicada a la fabricación de trenes de alta velocidad, ha mostrado interés por la compra de Felguera Raíl, una filial del grupo que opera desde el concejo asturiano de Mieres y que emplea a 100 personas.

Dentro del plan de acción para reconducir su deuda entra la venta de activos de la empresa, aunque parece ser que muchos están como avales y poco queda libre para vender. Además de DF Raíl, otra de las joyas del grupo, ahora en venta es la sede de Madrid, un edificio que se adquirió en 2015 por 20 millones de euros.

Precisamente, la compra de este inmueble figura como una de las decisiones erróneas que se han tomado en los últimos años para llevar la empresa al desastre unida a los peligros de impago de algunos de los países en los que ganó contratos. Duro reclama el cobro de 508 millones en Argentina, Venezuela, India y Australia, operaciones sujetas a negociación y arbitraje.

Para tratar de reconducir el contrato en este último país “se está pagando 20 millones de dólares a un bufete de abogados de Australia”, aseguran fuentes cercanas a la empresa. La obra contratada en Australia, en el complejo minero de Roy Hill ascendía a 130 millones. La operación se canceló a la semana y media de la firma del contrato. En Argentina, la inflación galopante del país ha disparado los sobrecostes del proyecto que ahora están en disputa. Y en Venezuela, el impago depende de la liquidez del actual Gobierno de Nicolás Maduro.

Mientras tanto, los representes sindicales de plantilla CCOO y UGT han expresado su malestar y preocupación por la situación que atraviesa la empresa y su “absoluta incertidumbre” por la “falta de información”, relativa a los acuerdos para la renegociación de su deuda o para dar entrada a un nuevo socio de referencia.

A este respecto, Fernando Aller, portavoz del comité de empresa reclamó al consejo, acreedores y demás agentes implicados que antepongan como “prioridad absoluta” la “viabilidad de la compañía, vinculada de forma irrenunciable al mantenimiento de la totalidad del empleo” y de la presencia de Duro en Asturias. Y exigieron un “plan industrial serio y riguroso”.

Trabajadores, delegados y comités llevan todo el verano con movilizaciones, con concentraciones semanales en la sede central de Duro en Gijón, a raíz del expediente de regulación de empleo que ahora han prolongado a Oviedo. Duro Felguera cuenta en la actualidad con 2.000 empleados. Llegó a dar trabajo a 25.000 personas.

Del éxito al fracaso

La actividad empresarial de Duro Felguera (DF) tiene sus orígenes en el año 1857 cuando el riojano Pedro Duro Benito, que buscaba emplazamientos para instalar una empresa siderúrgica, promueve junto a otros personajes relevantes de la época, la creación de la Sociedad Metalúrgica de Langreo, aprovechando las óptimas condiciones que ofrecía la cuenca del Nalón gracias a la existencia de minas de carbón y de conexiones por carretera y ferrocarril entre Langreo y el puerto de Gijón.

En 1875 Duro produce un tercio del hierro del país. Poco tiempo después, la compañía compra minas y talleres metálicos e invierte en nuevas instalaciones. En 1920 es ya la mayor empresa carbonera del país. Al mismo tiempo, la empresa realiza una relevante labor social y cultural, estableciendo escuelas y contribuyendo decisivamente a la desaparición del analfabetismo en la cuenca del Nalón, con la construcción de los colegios La Salle en Langreo.

Hacia 1917 crea la Escuela de Artes y Oficios, ocupada no sólo de la formación de los trabajadores de la empresa, sino también de la capacitación de aprendices para otros oficios. Fundó también hospitalillos y sanatorios que alcanzaron gran prestigio en la atención a heridos y accidentados. En el plano industrial, durante la primera mitad del siglo XX la empresa sigue creciendo.

En 1940 adquiere el dique de Gijón y lo utiliza para la reparación y construcción de buques. En la década de los 60, emplea a unos 25.000 trabajadores. En esta época se integra y crea una planta siderúrgica integral en el valle de Veriña, en Gijón, y acaba uniéndose a Ensidesa. Es en estos años también transfiere su patrimonio del carbón a la empresa pública Hulleras del Norte, S. A. (Hunosa).

En este momento reconduce su actividad hacia la construcción y montaje de bienes de equipo para la industria. Se impulsa la fabricación de nuevos productos, entre ellos los relacionados con la industria petroquímica, fabricando y montando un gran número de tanques de almacenamiento para todas las refinerías que se estaban instalando en el país, y produciendo, entre otros, equipos a presión, naves industriales, puentes metálicos, grúas para puertos y el sector siderúrgico e instalaciones completas para el manejo de minerales.

Se instalan los talleres de Felguera Construcciones Mecánicas, en Barros, ya desaparecido, y de Felguera Calderería Pesada, en Gijón. Duro busca la diversificación de negocios y la ampliación de su presencia en los mercados exteriores. La Audiencia Nacional dirimirá ahora si el coste de acceder a esos mercados estaba dentro de lo legal.

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