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El Gobierno 'vende' el ahorro de una nueva factura de la luz inaplicable para la mayoría

Una subestación eléctrica. / Efe

Andrés Gil

Ya hay nueva factura de la luz. Bueno, una vez que pase el proyecto del Gobierno por la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) y el Consejo de Ministros apruebe el Real Decreto. Llega después de fulminar el sistema anterior de subasta trimestral después de que la del 19 de diciembre pasado fijaba una subida del 10,5%. El Gobierno aprobó una subida del 2,3% provisional para el primer trimestre de 2014. A partir del 1 de abril habrá otro mecanismo.

¿Cómo será? Lo fijarán los mismos actores que antes. Es decir, el pool, mercado mayorista dominado por las principales eléctricas –son tanto productores como comercializadores– y que, según el propio Gobierno, está pendiente de ser reformado antes del verano. Pero, a partir de ahora, en lugar de fijarse en una subasta trimestral sobre el mercado de futuros –el precio se fijaba para tres meses por medio de una subasta en función del precio futuro en esos tres meses de facturación–, la llamada subasta CESUR, se hará con el precio de la luz en los mercados durante el periodo de consumo y facturación del usuario.

Es decir, que si a un usuario se le factura del 5 de abril al 5 de junio, pagará lo que haya costado la luz en los mercados cada uno de esos días. La gran mayoría, en torno al 90% de los 16 millones de usuarios sujetos al sistema de facturación común para las familias y pymes, pagará la media diaria de la cotización de la luz en los mercados y no se beneficiará de la principal ventaja del nuevo sistema porque no dispone de contadores horarios: elegir cuándo encender los electrodomésticos.

Como el 90% no tiene contadores horarios, de nada le servirá visitar la página web del operador del mercado OMIE y ver cómo está el precio a cada hora para ayudarle a acomodar su consumo con criterios económicos. Su contador no discriminará por horas y la eléctrica le facturará la media del día.

La minoría, el 10% que tiene instalados los contadores horarios, digitales, sí pagará el precio que fije el mercado en cada hora, lo cuál le puede permitir escoger en qué momento encender sus electrodomésticos para aprovechar la cotización valle de la luz. Este cálculo del 10% de nuevos contadores nuevos instalados lo facilitan fuentes del sector; pues el Ministerio de Industria y Energía no ha dado ninguna cifra al respecto.

Ahora bien, como esos contadores digitales horarios, si se cumplen los plazos, no estarán instalados en el 100% de los hogares hasta el 31 de diciembre de 2018 –el plan establece que se llegue al 30% a finales de 2015–, y como no permiten al usuario saber qué precio tiene la luz en cada momento porque sus posibilidades están limitadas y desaprovechadas, lo que deberá hacer cada usuario es visitar la página web del operador del mercado OMIE y ver cómo está el precio. Y, a partir de ahí, decidir si enciende el horno o lo deja apagado.

En general, el Gobierno calcula que su reforma supondrá que el recibo de la luz caerá un 3%, lo que viene a suponer 3 euros al bimestre en la factura media, de unos 100 euros. En su conjunto, calcula unos 200 millones de euros que, hasta el momento, según el Ejecutivo, se iban de margen en la subasta trimestral a modo de “seguro” por tener un precio fijo, no sujeto al vaivén de los mercados. Pero, las cifras facilitadas por el Ejecutivo no terminan de cuadrar: si el ahorro medio es de 3 euros en 16 millones de facturas, estaríamos hablando de unos 28,8 millones de ahorro, no de 200.

Precio fijo

El que quiera seguir teniendo un precio fijo, podrá tenerlo, asegura el Gobierno. Será por un plazo de 12 meses y, probablemente, a un precio más caro que el que se acoja a la facturación ligada a la cotización diaria de la luz en los mercados. ¿Por qué? Porque se supone que las compañías penalizarán la seguridad de saber qué se va a pagar en cada recibo con un sobrecoste. Al fin y al cabo, el resto de consumidores sólo sabrán lo que van a pagar si visitan cada día la página web de OMIE.

En todo caso, esta parte del recibo de la luz, variable, sujeta al consumo, es mínima dentro de lo que paga cada usuario: el 41,2% del recibo corresponde a peajes (gasto de transporte, distribución, incentivos a renovables, gastos extrapeninsulares, pago de déficit tarifario) y el 21,4%, a impuestos (el 21% de IVA más el impuesto al consumo eléctrico). Del 37,2% restante, el 60% son los gastos fijos (precio de la potencia contratada, marcado por el Gobierno) y el 40% es el consumo, en el que interviene el precio de la luz (marcado por los mercados).

En total, el gasto energético, lo que está en manos del consumidor, influye en el 14,88% de la factura.

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