Iberdrola invertirá 58.000 millones hasta 2028 y se volcará en redes en Estados Unidos y Reino Unido
Iberdrola ha anunciado este miércoles que invertirá 58.000 millones de euros, un 30% más, hasta 2028, en el marco de la actualización de su Plan Estratégico hasta 2028, con el 65% de la inversión centrada en Reino Unido, principal destino (20.000 millones, 35% del total), y Estados Unidos (16.000 millones: el 30%) y el negocio regulado de las redes eléctricas como prioridad. El programa prevé “15.000 nuevas incorporaciones” a la plantilla de la multinacional.
Iberdrola prevé destinar el 65% de esta inversión a redes eléctricas reguladas, con rentabilidades garantizadas por las distintas administraciones. El 85% del total irá “a países con rating A con marcos regulatorios estables, predecibles y atractivos”. El objetivo es que el 75% del beneficio bruto operativo (Ebitda) sea “independiente” de los precios de la energía, a la baja por el boom de las renovables.
El presidente ejecutivo de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ha justificado esta apuesta por las redes en que “nadie duda de que las renovables ofrecen una solución energética”, pero son una fuente distribuida, y hay que “trasladar” esa energía a los centros de consumo cuando muchas redes “se diseñaron hace cien años” y requieren de ingentes inversiones para digitalizarlas.
El grupo con sede en Bilbao mantiene su apuesta por Estados Unidos, aunque deja de ser su primer destino inversor, tras sus avisos sobre la incertidumbre regulatoria que supone el regreso de Donald Trump, que está intentando bloquear los megaproyectos eólicos de Iberdrola en la costa de Massachusetts. De los 16.000 milllones de inversión previstos para este país hasta 2028, 12.000 millones irán a redes y 4.000 millones, al área de generación y clientes.
El programa contempla 9.000 millones de inversión en la Península Ibérica (15% del total), 7.000 millones en Brasil (12%) y 5.000 millones para otros países de la UE y Australia. Más del 70% de la inversión se destinará al crecimiento.
El plan que presenta este miércoles en Londres la segunda utility de Europa por capitalización bursátil “transforma el perfil de Iberdrola hacia una empresa más regulada y más centrada en el Reino Unido y los Estados Unidos”, indica el grupo en una nota. “El objetivo es impulsar el crecimiento con más estabilidad, predictibilidad, rentabilidad y seguridad”.
La inversión en redes va a crecer un 50% respecto a los últimos cuatro años, hasta 37.000 millones. La actividad de Distribución va a recibir 25.000 millones “para alcanzar una base de activos de 50.000 millones en 2028”, el doble que en 2020. Otros 12.000 millones irán para el Transporte (el 95% en Reino Unido y Estados Unidos), para alcanzar una base de activos de 20.000 millones al final del plan, frente a los 6.000 millones de 2020.
De esos 37.000 millones en redes, el 70% irá a parar a Reino Unido (38% del total) y Estados Unidos (32%), un 18% irá a Brasil y el 12%, a España. En distribución, un “pequeño” porcentaje, 4.000 millones, será para España, ha indicado a los analistas el nuevo consejero delegado de Iberdrola, Pedro Azagra, que no obstante ha advertido de que esta inversión “podría variar más o menos en 1.000 millones en función de las condiciones finales aprobadas” por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para esta actividad.
“Si las condiciones no son buenas, nos iríamos a otros países”, ha dicho luego Galán, que ha confiado en que el regulador “tome nota” de cuál es la política de redes que está “intentado crear” el Gobierno español. A finales del año pasado el Ministerio para la Transición Ecológica dio unas inusuales directrices a Competencia sobre cuál debe ser la tasa de retribución financiera de las distribuidoras. La CNMC ha propuesto elevarla este verano al 6,46%, cifra que el sector considera insuficiente.
Muy “conservador”, en palabras de Azagra, va a ser el perfil de Iberdrola en generación para los próximos años. El grupo prevé destinar 21.000 millones al área de Renovables y Clientes, “el 75% en proyectos ya en construcción”. Un 38% se dedicará a eólica marina (donde tiene en la actualidad cinco proyectos en marcha), un 24% a eólica terrestre, un 10% a solar fotovoltaica y el 10% a almacenamiento.
En España, el área de generación de clientes recibirá 5.000 millones, de los que el 60% irá a generación renovable, de forma que la capacidad instalada al final del periodo en nuestro país será de 32.300 megavatios (MW), un aumento de 500 MW respecto a 2024.
El plan no contempla cambios en el calendario de cierre de la central nuclear pactado en 2019, que contempla la clausura de los reactores de la central de Almaraz en 2027 y 2028, “según el protocolo firmado” con el Gobierno, que en los últimos meses el sector ha pedido revisar.
Preguntado por los analistas, Galán ha descartado embarcarse en la construcción de nuevas centrales nucleares pero ha insistido en que “lo realista” es alargar la vida de los reactores, como están haciendo “muchos países”, con “un coste adicional pequeño”, para “producir energía de manera segura y competitiva”.
7.600 millones de beneficio
La mayor eléctrica española prevé un crecimiento de la demanda eléctrica en España del 2,1% en el periodo 2024-2028, el mismo que en Reino Unido y por debajo de los de EEUU (2,4%) y Brasil (3,4%). Galán ha dicho a los analistas que “en la mayoría de los países” la demanda latente por la electrificación y nuevos usos como los centros de datos es “enorme”. Ha puesto el ejemplo de España, donde hay una demanda “latente” de 60.000 megavatios (MW) que quieren conectarse a la red. Aunque, ha admitido, la mitad tiene un componente “especulativo”, hay unos 30.000 MW sobre los que el ejecutivo se ha dicho “optimista” de que puedan tener acceso en el enorme atasco de peticiones a la red.
La multinacional espera alcanzar un beneficio neto ajustado de 7.600 millones en 2028, con un incremento de 2.000 millones respecto a 2024, y repartir “cerca de 20.000 millones en dividendos entre 2025 y 2028”. La remuneración al accionista “seguirá creciendo en línea con los resultados” y “se destinará a dividendos entre el 65% y el 75% del beneficio por acción, con un mínimo de 0,64 euros por acción”. Objetivos que Galán ha confiado en poder “superar”.
La multinacional quiere mantener una “sólida posición financiera” alineada con un rating “BBB+” y prevé una generación de 52.000 millones de euros de flujo de caja en el período, impulsada por las nuevas inversiones, con una deuda neta que pasaría de los 52.000 millones de 2024 a 64.000 millones en 2028 y una ratio de apalancamiento que se situaría en el 47% en 2028, frente al 45,4% de 2024. También contempla 13.000 millones en ingresos por rotación de activos y alianzas, de los que ha completado el 75%.
De cara a 2028, y desde el punto de vista de las perspectivas macroeconómicas, Iberdrola considera que “la incertidumbre comercial persiste a pesar de los acuerdos recientes” y advierte de que “el aumento de los déficits fiscales podría provocar una inflación persistente, menor crecimiento y tipos de interés más altos”. El escenario que anticipa es el de tipos de interés en aumento para los próximos años, que en Europa se explicaría por la incertidumbre sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas y el mayor gasto en defensa.
A más largo plazo, desde 2029 hasta 2031, el grupo anticipa unas inversiones de más de 45.000 millones, lo que elevaría la inversión hasta ese año a unos 103.000 millones, con el objetivo de seguir incrementando los resultados en al menos un dígito medio/alto y seguir elevando los beneficios sin perder la solidez financiera.
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