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Los viajes del Imserso se dan por perdidos este año: “Ojalá vuelvan pronto, por la economía y el bien que nos hace a los mayores”

Toñi y su marido Luis, con una camiseta del año en que se conocieron, en uno de los viajes del Imserso a los que han acudido.

Laura Olías

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A Toñi y a Luis, de 77 y 78 años, “juntos desde 1957”, este año les esperaban dos viajes en Lanzarote y Peñíscola que quedaron anulados por la pandemia. Eran sus dos destinos elegidos la pasada temporada en los viajes para jubilados del Imserso, con los que hacen varias escapadas durante el año por España. A falta todavía del anuncio oficial, todo parece indicar que el Gobierno no retomará el programa de turismo social para pensionistas en 2020. “Ojalá recuperen los viajes cuanto antes, son muy necesarios porque para nosotros, la gente mayor, es un buen ‘escape’ por así decirlo y la economía también lo necesita”, opina Toñi López Muñoz.  

En pleno auge de los rebrotes, Toñi reconoce que siempre da “un poco de miedo” el virus, pero también considera que los viajes del Imserso son un elemento más que debe incorporarse a la llamada “nueva normalidad”, en la que la población va a tener que convivir con la pandemia mediante el control y la prevención. “Tenemos 77 y 78 años, estamos en la edad de hacer estos viajes, dentro de un tiempo a lo mejor ya no los podremos hacer”, destacar. Soledad Gato Velasco, de 82 años, montañera convertida en senderista por la edad, subraya la función social y de bienestar que cumplen estos viajes para muchos mayores: “Es importante por la salud, la gente se ve obligada a moverse fuera de su entorno, de otra manera, sus cabezas tienen que estar en marcha. Salimos de la monotonía de todos los días, es muy sano mentalmente y también a nivel cultural”.

La suspensión de los viajes del Imserso el 10 de marzo fue una de las primeras medidas del Ejecutivo para evitar la expansión del coronavirus en España, junto a la prohibición de los vuelos con Italia, que en esos momentos era principal foco de la pandemia en Europa. El programa de turismo social para pensionistas beneficia sobre todo a personas de avanzada edad, población de elevado riesgo ante el virus. 

Los viajes que ya estaban en marcha se interrumpieron y los que habían sido contratados fueron anulados, en lo que ha supuesto la primera cancelación del famoso programa del Imserso en su historia desde que fue creado en 1985. Entonces, solo con 16.000 plazas, mientras que en la actualidad da cobertura a 900.000 personas. Los viajes cumplen fundamentalmente dos funciones: facilitar a las personas de avanzada edad viajar a unos precios más económicos y garantizar actividad al sector turístico en temporadas más bajas. 

“A muchas personas de poblaciones pequeñas, que no es mi caso, les abre una forma de conocer y de viajar. He coincidido con mucha gente que no había ido nunca a un aeropuerto o montado en un avión hasta que lo ha hecho con el Imserso”, destaca Soledad Gato, también fiel usuaria del programa social de viajes. “Las islas Canarias las he ido conociendo todas con el Imserso, todas. El Hierro por mi cuenta, pero me moví desde Tenerife, a donde fui con el Imserso”, explica la jubilada, que destaca la importancia del programa como una forma de “romper con la monotonía de lo cotidiano, una oportunidad de aprender y acceder a la cultura del país, de entender las cosas que ves por televisión”.

Sin retorno esperado antes de 2021 

La joya de la corona habitual de la actividad económica en verano, el turismo, se ha resentido este año por el drástico descenso de la llegada de visitantes extranjeros, sobre todo con las cuarentenas que han ido aprobando varios países de origen en las últimas semanas. Además, en el sector no se prevé que los jubilados acudan pasado septiembre a alimentar los destinos nacionales, como ocurría antes del coronavirus. Los hoteleros dan ya por hecho que este otoño no recibirán la llegada de pensionistas y piden que se amplíe este tipo de viajes subvencionados a otros perfiles de clientes para impulsar el turismo durante la temporada baja.

La Vicepresidencia de Derechos Sociales, de la que depende el Imserso, aún no se ha pronunciado oficialmente sobre cuándo se retomará el programa de turismo social para pensionistas. Pero la organización de los viajes en una situación normal requiere de meses y ya debería haberse iniciado para que las contrataciones se cerraran en septiembre y comenzaran los viajes en octubre, según el calendario habitual. Fuentes de la Vicepresidencia explican a este medio que “la última semana de agosto o la primera de septiembre” el Imserso informará sobre el retorno de los viajes, pero “todo hace indicar” que no será este 2020, dados los tiempos y el actual auge de los rebrotes. 

Begoña Núñez tiene claro que se “apuntaría ya, como loca”, si el Gobierno volviera a abrir el programa, que le ha brindado la oportunidad de viajar en varias ocasiones al año con su marido, Francisco González de Tena. “Tenemos ganas de volver a viajar, este vacío va a hacer mella, el Imserso debería ser una escuela de concordancia y socialización”, afirma el jubilado, sociólogo de profesión, que cree que “el virus ha venido para quedarse” durante varios años, por lo que considera necesario recuperar poco a poco esta actividad, con nuevas medidas de higiene y seguridad. “La pandemia ha supuesto un cambio de paradigma, es decir, hay que plantearse las cosas de manera distinta, pero los mayores seguimos queriendo conocer, la curiosidad no se apaga con la edad”, afirma Francisco González.

Sin el programa, muchos no viajarán

El Imserso supone un impulso para viajar más, para consumir más, de lo que Mª Raquel Ruiz Aguado, de 77 años, y todos los usuarios del programa de viajes consultados harían de manera individual. Si con el programa subvencionado acuden a dos o tres viajes o escapadas cada año, la mayoría reconocen que sin las “facilidades” y “comodidad” que ofrece el Imserso no se desplazarían tanto. “Al quedarme sola y jubilada, viviendo con una pensión, hubiera hecho muchísimo menos si no existiera el Imserso”, asegura. Antes de la pandemia, los hoteleros llevaban tiempo cuestionando y pidiendo la reforma del programa de viajes, porque no era rentable para las empresas por sus precios reducidos.

Mª Raquel Ruiz destaca el empuje a viajar que supone el Imserso a muchas personas más allá de la cuestión económica. “Es una delicia que te lleve un guía a los sitios porque a veces se te hace un mundo un aeropuerto, una estación. Puede que tu oído no funcione ya tan bien, tu vista tiene su aquel... Es muy agradable ir bien respaldada en los viajes, está muy bien pensado”, explica.

La pensionista advierte de que “si esto va a ser así durante unos años, como parece”, habrá personas que no quieran participar en el programa por temor al contagio, pero considera que otros muchos sí estarán interesados. “Creo que nos toca ser mucho más cuidadosos durante uno, dos o tres años, pero yo sí que voy a intentar que mi vida se normalice dentro de lo posible”, afirma Ruiz Aguado. “Después de cómo hemos estado, 30 años trabajando, el esparcirnos un poco no viene mal”, añade.

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