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La volatilidad de las previsiones del Gobierno: difuminan ahora el impacto de 5.000 millones de la crisis catalana

El ministro de Economía, Román Escolano (i), el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo (c) y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro (d)

Marina Estévez Torreblanca

El Gobierno ha aprobado un proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2018 del que ha dado algunos detalles, como una subida de las pensiones mínimas de hasta el 3% y una rebaja de impuestos supuestamente compatible con la consecución de los objetivos de déficit público. Los detalles del texto se conocerán el día 3 de abril, por ejemplo si las partidas sociales suben o bajan, aunque el borrador que envió el Gobierno a Bruselas hace unos meses indica lo segundo.

Sí se ha desvelado el escenario macroeconómico en el que basan estos Presupuestos, y que parte del reconocimiento de una gran volatilidad en sus propias previsiones.

En octubre pasado recortaron tres décimas la previsión de crecimiento previsto del PIB, del 2,6% al 2,3%, por el impacto de la crisis catalana, en medio de terribles amenazas sobre el desastre que se cernía sobre la economía. Pero solo seis meses más tarde elevan la subida esperada de PIB al 2,7%. Con este gesto, además, logran cuadrar un presupuesto que pretende cumplir el objetivo de déficit bajando impuestos y con mayor gasto.

Este martes, el nuevo ministro de Economía, Román Escolano, afirmaba que la “recuperación y normalización” de la actividad económica en Catalunya (que achacó a la intervención de la autonomía vía el artículo 155 de la Constitución), junto a factores como el aumento de la inversión empresarial, permitía elevar de un modo tan acusado la previsión de crecimiento. Su antecesor en el cargo, Luis de Guindos, hablaba en noviembre de un impacto del procés de 5.000 millones que este mes de enero rebajó a 1.000.

También el Banco de España recientemente elevó tres décimas, hasta el 2,7% del PIB, su previsión de crecimiento para España por el mismo motivo. Añadían: “aunque se ha percibido recientemente un cierto descenso de la incertidumbre, no se puede descartar un rebrote de las tensiones, que impactaría negativamente sobre la confianza y la actividad”, sobre todo en esta comunidad autónoma. El organismo llegó a prever un eventual impacto de la crisis catalana de 30.000 millones entre 2018 y 2019 en el peor de los escenarios.

Lo cierto es que a pesar de todas las previsiones catastrofistas, el PIB catalán creció en 2017 un 3,3%, dos décimas por encima de la media española (3,1%). En ambos casos se crece dos décimas menos que en 2016. Y ello a pesar de mensajes como el de la ministra Empleo, Fátima Báñez, alertando de los riesgos de “recesión” en la comunidad autónoma.

Otro indicador relevante de la marcha de la economía es el empleo. Según la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL), elaborada por el INE, en el cuarto trimestre de 2017 el número de vacantes en España se situaba en 74.737, el 90,3% en el sector Servicios. Catalunya encabeza el ránking (18.892), seguida de Comunidad de Madrid (18.000) y Comunidad Valenciana (7.586).

Además, el pasado febrero, Catalunya lideraba las altas en la Seguridad Social (24.263, seguida de Madrid, 14.481, y Baleares, 14.034).

Otra de las grandes imágenes de la crisis catalana, la del traslado de sede social de las empresas (llegaron a ser unas 3.000) de momento se ha quedado en un gesto más simbólico que con impacto económico, al menos mientras las sedes físicas se mantengan en aquella comunidad autónoma, como ocurre en la mayoría de los casos.

No obstante, algunos expertos alertan de que los efectos de la crisis política podrían notarse más adelante, y mostrar sus peores efectos en el primer semestre de 2018. Por ejemplo, BBVA Research habla de un crecimiento para el primer trimestre en Cataluña del 0,7%, una tasa menor que el 0,8% del conjunto de España.

De hecho, esta semana el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado que Catalunya registra la mayor caída de las ventas del comercio minorista en febrero respecto al mismo mes del año anterior, con una reducción del 0,8%. Junto a Castilla y León, con el 0,1%, es la única comunidad en tasas negativas. El conjunto de España registra un crecimiento del 2,2%.

Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó el pasado enero una décima la subida esperada de PIB (hasta el 2,4%), de nuevo por la “incertidumbre” de la situación catalana. Habrá que esperar algunos meses aún para que se calcule el verdadero impacto económico de esta crisis política, aunque por el momento la tendencia parece ser minimizarlo después de haberlo exagerado.

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