Tratatamiento eficiente de las basuras
Las ciudades y sus ciudadanos son (o somos) auténticas fábricas de basura. Cada día, cada noche, miles de kilos de residuos salen de las casas hacia cubos, contenedores, bolsas... Una producción ingente y continuada de desechos. Una vez cerrada la tapa del cubo en la calle... problema olvidado para los generadores. Pero la materia ni se crea ni se destruye. La basura sigue ahí.
España crea al año más de 24.000 toneladas de basura. En 2000 la cifra estaba en unas 19.000 toneladas de residuos urbanos. Según las cifras de Eurostat, el país de la Unión Europea que produce más residuos es Alemania pero si en 2000 estaba en las 50.000 toneladas, una década después había descendido a menos de 47.000. Los desechos del día a día no se detienen nunca. Y los sistemas para recogerla, tratarla, almacenarla son un quebradero de cabeza municipal muchas veces ineficiente y caro.
En ese contexto, los vertederos son un campo abonado para la innovación, nueva tecnología e inventiva. En 2003, un estadounidense llamado Jim Poss entendió que la recolección de basura “era un despercidio en sí misma”. Calculó que cada camión de la basura en EE UU “gastaba 150 dólares por cada hora de trabajo”. Y abundó: “5.000 millones de dólares en todo el país”. Así que, relata en su biografía profesional, se decidió “a hacer algo más ecológico y provechoso” con el tratamiento de basuras. De esta manera nació Big Belly Solar.
Esta empresa, radicada en Massachusetts, se dedica a desarrollar plantas de compactación de basuras alimentadas con energía solar. Aseguran que sus contenedores “multiplican por cinco la capacidad de almacenaje”. El sistema abunda en la dinámica de acercar los servicios a la fuente de problema, antes de que se haga gigantesco al modular su tamaño de manera que se pueda instalar en plena calle. “Es una solución en cada esquina”, explican. Un emprendimiento social ya que reduce el flujo de basura, reduce su tamaño y ahorra emisiones de gases de combustión. Un emprendimiento con pensamiento local “se adapta al tamaño y el flujo de residuos de cada comunidad”, pero que tiene fuerza para expandirse globalmente ya que el tratamiento de desechos es un problema tanto en una megalópolis como Nueva York o Chicago pero también en una localidad de 6.000 habitantes de Castilla-La Mancha.
En un momento de escasos recursos, “optimizarlos es crucial”.
El sistema de Big Belly, explican, “permite dirigir el esfuerzo hacia otras áreas y aparcar los vehículos que consumen gasolina más a menudo”. Estas prácticas han convencido “a más de treinta ciudades de todo el mundo”. En Barcelona colocaron, a modo de experiencia piloto hace un año, tres de estos contenedores compactadores alimentados por paneles solares. De igual manera, Big Belly fue galardonada en 2012 con uno de los premios Smartcity 2012. También ha sido destacada por el C40 Cities Climate Leadership Group.