Congestión nasal: cuáles son las causas y cómo aliviarla
Lidiar con una nariz taponada puede ser algo muy molesto, sobre todo si los síntomas persisten durante varios días. Y, aunque la congestión nasal es mucho más común durante los meses de invierno por la mayor incidencia de infecciones virales, se trata de un problema que puede aparecer durante todo el año.
Qué es la congestión nasal
La congestión nasal puede describirse como una sensación incómoda de tener la nariz taponada. Ocurre, entre otras causas, cuando la mucosa nasal se inflama. Por lo general, una nariz taponada de forma aguda suele ser inofensiva y desaparece en unos días, aunque es una fuente de irritación e incomodad tanto para niños como para adultos.
Cuando nuestra nariz está congestionada es posible que tengamos dificultad para respirar porque la inflamación de las fosas nasales restringe el flujo de aire. Además, también hace que sea más difícil eliminar la mucosidad sobrante de la nariz, por lo que también puede producirse una acumulación de mucosidad.
La sensación de congestión también puede ir acompañada de otros síntomas como goteo constante de secreciones, dolor o sensibilidad en los senos paranasales y dolor de cabeza. En ocasiones, estos síntomas pueden dificultar la realización de tareas rutinarias y, en general, hacen que nos sintamos más cansados.
Congestión nasal, ¿alergia o resfriado?
Aunque existe la creencia de que la congestión nasal se debe al exceso de mucosidad espesa en las fosas nasales, en realidad su origen responde a varios factores.
Sea cual sea la temporada, virus y alérgenos pueden inflamar las mucosas nasales y dilatar los vasos sanguíneos de la nariz, dejando las fosas nasales mas estrechas y obstruidas. Como admite el doctor José Miguel Villacampa, jefe asociado del Servicio de Otorrinolaringología de la Fundación Jiménez Díaz, podemos hablar de dos de los tipos más frecuentes e importantes de congestión nasal.
La alergia es una de las principales causas de la congestión nasal. Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), las enfermedades alérgicas por pólenes afectan a más de ocho millones de personas en España. Y los síntomas más comunes suelen ser estornudos, ojos llorosos y picor nasal, siendo la congestión nasal el clásico y más común.
Este tipo de congestión nasal suele ser estacional y aparece sobre todo durante la primavera, que es cuando acostumbra a aparecer una mucosidad más bien líquida, la que hace que nuestra nariz sufra un goteo constante de líquido. Una nariz tapada con mocos claros y estornudos a menudo también causa picor en la nariz y ojos llorosos o hinchados.
La congestión nasal por infección viral del resfriado común o la gripe, en cambio, suele ir acompañada de una congestión con mocos más espesos, dolores de cabeza y articulares. Si la congestión nasal se debe a un resfriado es probable que dure tanto como el resfriado en sí, (entre cinco y diez días), o incluso más. Si, en cambio, la congestión nasal es el resultado de una alergia, casi con toda seguridad durará más, en función de la exposición al alérgeno en particular.
Cómo se trata la congestión nasal
Descubrir la causa de la congestión nasal es el primer paso para aliviarla. Si se asocia con una alergia, lo más importante es realizar “lavados nasales con agua de mar hipertónica, que seca mucho la nariz”, admite el doctor Villacampa. En algunas situaciones puede ser necesario tomar un antihistamínico, que puede ayudar a secar el exceso de mucosidad, o un corticoide nasal si el médico lo prescribe, en forma de pulverización nasal. En este último caso, es importante tener en cuenta que contienen esteroides por lo que debe tomarse bajo prescripción médica, aunque la seguridad de estos fármacos está bastante comprobada.
El experto Villacampa advierte del riesgo de usar anticatarrales con vasoconstrictores para tratar la congestión nasal. Bien en forma de pastillas o de sprays, se trata de una opción peligrosa porque puede tener efectos adversos en personas con hipertensión, problemas de próstata o de glaucoma. El problema es que, si se usan más de siete días, “los sprays enganchan y pueden dañar de manera importante la nariz”, reconoce Villacampa. De hecho, en ocasiones, se consigue justo lo contrario, lo que se conoce como congestión de rebote (nariz permanentemente tapada) porque las mucosas que recubren la nariz se van inflamando cada vez más cada vez que se usa el medicamento.
En el caso de que la congestión nasal la provoque una infección vírica, la mucosidad suele ser un poco más espesa, lo que obliga a adoptar medidas que permitan despejar los conductos nasales obstruidos. Aunque no existe una cura definitiva en estos casos y no hay mucho que podamos hacer para acelerar el proceso de curación, sí se pueden tratar los síntomas para sentirnos mejor mientras el cuerpo se deshace del virus. Es aconsejable usar lavados nasales con agua de mar isotónica, así como puede ayudar realizar unos vahos con eucalipto.
Los lavados con agua salada correctamente preparada alivian la congestión al humedecer y limpiar las fosas nasales. El aire seco, en cambio, puede aumentar la producción de mucosidad y espesarla, haciendo que esta se acumule en los senos paranasales.