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Operar un aneurisma cerebral por la muñeca

Una mujer con fuerte dolor de cabeza.

Mercè Palau

Cuando la pared de una arteria se debilita debido a una degeneración anormal de la misma, la sangre que circula a través de esta genera una presión pulsátil, haciendo que esta parte de la pared se hinche y se convierta en un aneurisma cerebral, un problema que afecta en torno al 3% de la población.

Un aneurisma puede crecer con el tiempo, causando en algunos casos presión sobre el tejido. En muchos casos puede ocurrir que la persona no llegue a saber que tiene uno, a menos que se detecte por casualidad con una exploración por otro problema médico.

Pero en ocasiones, cuando la tensión arterial aumenta o por una razón diferente la pared del vaso sanguíneo debilitada puede ceder y provocar un derrame, conocido como hemorragia subaracnoidea, un tipo de ictus que representa el 5% de todos los casos. 

En este caso —de importante gravedad, ya que, cuando un aneurisma se rompe, hasta un 5% de los afectados fallece antes de llegar al hospital, siendo la mortalidad global de alrededor del 25-30% y limitándose al 60% el porcentaje de pacientes que siguen siendo independientes tras una hemorragia de este tipo—, alguno de los principales síntomas que suelen aparecer son dolor de cabeza de gran intensidad, que a menudo se confunde con una migraña, así como rigidez en la zona cervical del cuello.

La hemorragia subaracnoidea es una de las enfermedades neurológicas mas temidas por su elevada mortalidad y generación de dependencia; de hecho, tiene una prevalencia de un 3%, aunque se rompen solo unos pocos, causando la temida hemorragia. 

Hasta hace unos años, la única manera de tratarlo era practicar una cirugía directa sobre el aneurisma para colocar una especie de pinza que evitase que se volviese a romper. 

Pero la investigación en este campo ha avanzado mucho y ahora es posible acceder a estos aneurismas de forma mucho menos agresiva en la gran mayoría de los casos. 

Aneurisma cerebral, de un abordaje tradicional a uno pionero 

Los avances científicos quedan muy bien ejemplificados en el caso de Dayana, que hace dos años tuvo que ser intervenida de un aneurisma cerebral, localizado en el lado izquierdo del cerebro. Entonces, la operación consistió en un abordaje femoral, es decir, a través de la ingle, anestesia general y entre 48 horas y cuatro días de ingreso. Una intervención que, desde el punto de vista médico, fue todo un éxito, pero por la que la paciente lo pasó muy mal desde el punto de vista psicológico.

Ahora, Dayana ha tenido que volver a someterse a otra intervención para tratar un segundo aneurisma, esta vez localizado en el lado contralateral del cerebro. Pero la experiencia ha sido totalmente distinta esta vez para ella. 

A diferencia de la primera intervención, Dayana ha podido beneficiarse de un nuevo protocolo de alta resolución que realiza la Unidad de Neurorradiología Intervencionista del Hospital Fundación Jiménez Díaz: una operación a través de la muñeca, con anestesia local (que facilita la comunicación y colaboración con la paciente) y el alta el mismo día, tan solo seis horas después de la intervención

En los últimos años se han realizado múltiples estudios que comparan la técnica femoral con la radial, y en los que los expertos explican por qué la intervención por la muñeca se ha convertido en los últimos años en uno de los abordajes más factibles; en su caso, desde el 2018 casi el 100% de los cateterismos diagnósticos y parte de procedimientos terapéuticos. Se debe en gran parte a lo que esta técnica aporta en cuanto a una disminución de las complicaciones, una reducción de la estancia hospitalaria y una mejor satisfacción del paciente. La percepción del procedimiento por parte del paciente es completamente diferente: este puede levantarse, andar por la habitación, ir al baño, etc, aportando una independencia de gran valor.

Una técnica rápida y poco invasiva que requiere especialización

El resultado de esta novedosa técnica, pionera en España y Europa, es igual de efectivo, pero con demostrados beneficios sobre otras, como hemos visto: una menor invasividad, mayor confort para el paciente y una recuperación mucho más rápida. Para Dayana la diferencia entre la primera intervención y esta última es clara. La misma noche de la intervención “estuve usando el móvil con la mano por cuya muñeca me habían operado para hablar desde mi casa con mis médicos y familiares”, afirma Dayana.

El doctor Claudio Rodríguez Fernández, jefe de la Unidad de Neurorradiología Intervencionista del hospital madrileño asegura que “a la hora de diseñar y prescribir el abordaje y técnica más adecuados no solo hay que tener en cuenta el aspecto médico”. También es importante, para personalizarlo, adaptarlo “a las condiciones y circunstancias de cada caso, siempre que sea posible”. 

Son varias las investigaciones, como la publicada en Surgical Neurology International, que demuestran que el abordaje por la muñeca para el tratamiento de un aneurisma cerebral tiene resultados satisfactorios sin que se observen lesiones arteriales ni limitaciones técnicas.

Según este estudio, las ventajas del acceso transradial con respecto al abordaje transfemoral son claras: la arteria radial es más superficial que la femoral y su ubicación tiene un mínimo riesgo de lesión; además, la arteria radial se comprime fácilmente, lo que disminuye el riesgo de sangrado tras el procedimiento, lo que se relaciona con menos complicaciones.

Se dispone de evidencia científica desde hace muchos años que soporta el tratamiento endovascular de aneurismas cerebrales con una mínima sedación, obteniendo resultados clínicos similares a los derivados de una anestesia general y evitando los riesgos derivados de esta. 

Asimismo, múltiples estudios han demostrado que las complicaciones derivadas de este tipo de tratamiento se presentan en la mayoría de las veces en las primeras 4 a 6 horas tras la intervención, avalando la posibilidad de un alta precoz. “El hecho de realizar el procedimiento con el paciente despierto nos permite identificar cualquier incidencia, y la posibilidad de realizar una resonancia intraoperatoria nos permite detectar cualquier complicación en el momento sin salir del quirófano”, añade el Dr. Rodríguez. 

Y el caso de Dayana permitía una intervención de este calibre, es decir, que en una sola operación hayan podido coincidir las tres condiciones: vía radial, la paciente consciente y el alta el mismo día, algo pionero que la Fundación Jiménez Díaz lleva más de un año implementando.

Esta mejora de los resultados y del pronóstico de los pacientes debe gran parte del éxito al desarrollo de la bioingeniería, de nuevos materiales, así como de un equipo de alta especialización y experiencia del equipo del hospital madrileño. Gracias a todo ello, es posible individualizar el tratamiento casi a medida de cada paciente.

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