‘Pectus excavatum’ o pecho hundido, una deformidad congénita de la pared torácica
Uno de cada entre 300 y 400 nacidos en España tiene un problema de pectus excavatum, también conocido como pecho hundido. Se trata de una de las deformidades, aunque poco conocida, más frecuentes de la pared torácica, especialmente entre los niños. Está producida por un crecimiento anómalo de los cartílagos costales y lo que hace es modificar la posición del esternón, lo que produce una depresión —excavatum— del esternón.
En condiciones normales, el esternón, un hueso largo y plano del centro de la pared torácica, se conecta a las costillas mediante cartílagos y ayuda a proteger el corazón y los pulmones.
Pero con pectus excavatum, el esternón y la parte cartilaginosa de las costillas se curvan hacia adentro, lo que hace que el pecho parezca hundido. Hablamos de una deformación que, según el doctor Yury Anthony Bellido, especialista del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Universitario Infanta Elena, “ya está presente en los primeros años de vida, aunque se hace más evidente en la pubertad, cuando, además, puede provocar graves alteraciones de la autoestima y percepción corporal”. Si bien no se conocen completamente sus causas específicas, se cree que los factores genéticos pueden contribuir a su desarrollo.
Pectus excavatum, de síntomas leves a graves
Además de cambiar la apariencia del tórax, con una columna vertebral curvada en algunos casos, costillas ensanchadas y abdomen protuberante, que es lo que lleva muchas veces a considerarlo un problema sobre todo estético, esta malformación de la pared torácica puede manifestarse con distintos grados de afectación ya que la presencia de síntomas es variable. Algunas personas tienen una deformidad leve, prácticamente asintomática, pero con implicaciones estéticas; otras personas tienen una afectación moderada o severa, con importantes problemas físicos y psicológicos.
Esta afección, que suele empeorar con los años, hace que haya menos espacio en el tórax, lo que puede limitar la función cardíaca y pulmonar. Y es que el desplazamiento del corazón hacia la izquierda puede provocar, además de problemas psicológicos, menor capacidad pulmonar o cierto grado de escoliosis. En ocasiones, por tanto, puede aparecer dolor en el pecho o falta de aire, sobre todo al hacer ejercicio ya que la forma hundida del esternón ejerce presión sobre los pulmones —es posible que en las actividades cotidianas normales una persona con pectus excavatum no presente síntomas—.
En los casos más graves, el esternón también puede ejercer presión sobre el corazón. Cuando el corazón se desplaza hacia la izquierda, “puede presentar una disminución de la capacidad pulmonar, cierto grado de escoliosis, además de estar asociado a veces a síndromes que vinculan otras malformaciones como el síndrome de Marfan”, afirma el Doctor Ignacio Muguruza, jefe del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Universitario Infanta Elena y experto en procedimientos complejos y mínimamente invasivos.
El diagnóstico del pectus excavatum suele llegar a través de un examen físico minucioso y una radiografía de tórax, que puede ayudar a evaluar la gravedad de la deformidad e identificar si hay o no otros problemas asociados, como la escoliosis de la columna vertebral. También la resonancia magnética puede ayudar a determinar la gravedad del tórax y si se están comprimiendo los pulmones o el corazón. Estas pruebas pueden ayudar a determinar qué tipo de tratamiento es el mejor en cada caso.
Tratamiento para el pectus excavatum
Aunque el tratamiento para el pectus excavatum depende de los síntomas, muchos casos leves no requieren ningún tipo de intervención. Sin embargo, en los casos más graves sí puede ser necesaria la cirugía, que es la única alternativa para corregir esta deformidad cuando es pronunciada o los síntomas son significativos. Y los pasos hechos en este sentido han sido importantes, como lo demuestran los producidos desde el Hospital Universitario Infanta Elena, donde se ha realizado la primera intervención quirúrgica usando la actualización de un dispositivo mínimamente invasivo que aporta una alternativa eficaz y segura a la cirugía tradicional para corregir el pectus excavatum.
Según el Doctor Yury Anthony Bellido, uno de los líderes de esta intervención, además del Doctor Ignacio Muguruza, y el Doctor Daniel Cabral, cirujano del Hospital Pulido Valente (Lisboa), con la técnica aplicada, que es útil tanto para adultos como niños, es posible un abordaje menos invasivo y una recuperación más rápida para los pacientes.
Una menor agresividad quirúrgica, unida al hecho de que se elimina la necesidad de extirpar fragmentos de costillas o de cortar huesos e introducir material metálico en el interior de la caja torácica, ayuda a reducir la pérdida de sangre durante la intervención y al control del dolor postoperatorio. Por tanto, ofrece una recuperación más rápida.
El objetivo de un procedimiento quirúrgico es mejorar la función cardiorrespiratoria reposicionando el esternón en una posición más normal y hacia afuera. Esto aumenta el espacio dentro del pecho y alivia la presión sobre el corazón y los pulmones.