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¿Sabes lo que se esconde tras la ropa que llevas a diario?

Oxfam Intermón lanzó en 2012 Veraluna Ethical Fashion, una marca textil de Comercio Justo hecha en India.

Juanjo Martínez - Responsable de Tiendas Ciudadanas de Comercio Justo de Oxfam Intermón

Cuando se derrumbó el edificio de Rana Plaza en Bangladés, costándole la vida a más de un millar de personas, se generó un gran movimiento global de preocupación sobre cómo se estaba produciendo la ropa que vestimos a diario. Y esa preocupación generó muchos debates. De hecho, sacó a la palestra un aspecto oscuro del proceso de globalización: cómo se producen en los países en desarrollo los bienes que consumimos en los desarrollados.

En medio de aquel debate, me llamó mucho la atención descubrir que algunas marcas de ropa que lucen tan espléndidas en revistas y escaparates confesaban no saber quién está en su cadena de aprovisionamiento. ¿Cómo podía ser? En Oxfam Intermón llevamos muchos años desarrollando una colección de textil de Comercio Justo hecha en India y que compite en el mercado bajo la marca Veraluna Ethical Fashion. Y les aseguro que para producir una colección es inconcebible no estar encima de los pedidos, de los plazos, de los controles de calidad… En fin, que sabemos de lo que hablamos en referencia a la producción textil.

Parece ser que la fórmula para poder producir una colección sin tener que estar tan encima, tan presentes, tan conscientes de cómo se está produciendo, tiene que ver con los contratos y sus infinitas cláusulas según las cuales los fabricantes saben lo que les ocurrirá si no consiguen producir en las condiciones de calidad, tiempo y costes acordados. Parece que para tener una colección de moda en los países desarrollados haya que tener más abogados que diseñadores. Pero lo paradójico es que, habiendo tantos entendidos en derechos y obligaciones, sean precisamente los derechos más elementales los que no se incluyen en ninguna cláusula.

Los consumidores y consumidoras también tenemos contratos y acuerdos con quienes nos venden buena parte de los productos textiles. Y por escrito. Son tickets y etiquetas. Los tickets hablan del precio, la fecha, los impuestos (los de aquí, claro) y los derechos que tenemos. Las etiquetas hablan de la calidad de la prenda y de las recomendaciones sobre su lavado. También suelen poner en pequeño “made in Bangladesh”. Y ya está. Nada dicen de quién está detrás de su producción. De si se han respetado las normas laborales y medioambientales correspondientes. De si hay gente jugándose la vida por respetar nuestros contratos.

Para las fábricas de los países del Sur y el Este de Asia la demanda lo es todo. También para sus gobiernos que tratan de atraer y retener inversiones. Y para las marcas que tratan de satisfacerla a toda costa. Y finalmente, para los consumidores y consumidoras que también saciamos, al menos repentinamente, nuestra demanda. Por tanto, es desde la demanda donde están los principales y más poderosos resortes para conseguir cambiar las cosas, para conseguir que la demanda se adapte a los derechos, no al revés

En Comercio Justo hace muchos años que identificamos la demanda como una oportunidad para el desarrollo. Pero esa oportunidad se concreta cuando los contratos contemplan los derechos de todas las personas, las que consumimos y también las que producen. Nuestra propuesta Veraluna es una respuesta a esta inquietud. La campaña internacional de Fashion Revolution lleva varios años proponiendo a la ciudadanía que se pregunte quién hace su ropa, Who made my clothes? Desde el Comercio Justo de Oxfam Intermón tenemos una respuesta: la hacen mujeres y hombres de Rajlakshmi en Calcuta, de Creative Hadicrafts en Mumbai, de BaSE en Khulna o de Aranya en Dakka. Desde ahí nos responden: yo hago tu ropa.

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