Un rayo mata 130 cabras en Jaraíz de la Vera
Miguel Ángel Alegre, un pastor que vive en las cercanías de Jaraíz de la Vera, dice que está vivo de milagro.
El pasado lunes un rayo acabó con la vida de 130 cabras de su propiedad justo en unos minutos en los que su hijo y él se habían metido en casa para desayunar. “Si hubiéramos estado con las cabras, ahora no lo contaba”, señala Miguel Ángel.
Por su suerte tampoco estaba con las cabras su hijo, que generalmente le acompaña. Muy de mañana habían sacado el ganado a pastar por las cercanías y de golpe se les vino encima un aguacero; padre e hijo dejaron al rebaño bajo un robledal y se acercaron a su casa para tomar algo caliente. Eso les salvó la vida. “Escuchamos el rayo y muy enseguida ya se veía el humo saliendo de donde estaba las cabras; mi hijo quiso echar a correr y le sujeté, ya me temía algo malo, pero no podía esperar lo que había allí, con tanto animal reventado”.
El pastor tenía un rebaño de medio millar de cabras que ha quedado notablemente mermado tras la tormenta. Ayer, su tristeza era evidente ya que a la pérdida de una parte de su rebaño añade otros quebrantos económicos como los mil euros que ha abonado por la retirada de los cadáveres, el pago del acta a la veterinaria…
En su pueblo, en Jaraíz, se está organizando un movimiento de ayuda hacia la familia del cabrero para tratar de amortiguar el golpe económico que ha sufrido la familia.
Y el cabrero se debate entre el dolor por las pérdidas económicas y la alegría de haber escapado de peligros mayores. “Ya ves, perdiendo y dando gracias”, comenta resignado.
